Isla del Coral, en Riviera Nayarit, es (casi) solo para ti

En Nayarit hay una isla donde puedes huir del mundo por un ratito. El estrés no te hallará aquí: casi no hay servicios, ni gente. Cuando la visitas por la mañana, su playa color turquesa es solo para ti.

Y si te sumerges unos metros entre las olas, descubres un frágil mundo submarino de colores. Se trata de la Isla del Coral, que en realidad es mucho menos remota de lo que suena. Se localiza a una hora en bote desde Rincón de Guayabitos, perteneciente a Riviera Nayarit.

Es una reserva está certificada como playa limpia, y a corto plazo podría convertirse en área natural protegida. Cuando esto suceda, probablemente se restrinjan sus visitas turísticas, como sucedió en el Parque Nacional Islas Marietas.

Paseos a la medida La empresa Xplore México es uno de los touroperadores que organiza excursiones a la Isla del Coral. Sus itinerarios parten desde el pueblo Lo de Marcos, entre San Pancho y Rincón de Guayabitos (a 15 minutos de este último).

 La travesía se hace a bordo de una panga. Inicia con una pequeña sesión de pesca con carnada artificial, donde se captura lo que los guías prepararán a la hora de la comida. Poco antes de llegar, comienza un espectáculo de aves: hay pelícanos, pájaro bobo de patas azules y bobo café.

Habitan la Isla del Coral y su vecina, Isla Cangrejo (la cual no puede ser visitada). En temporada invernal, con un poco de suerte se puede ver ballenas jorobadas saltando en esa misma zona.

Una de las partes más satisfactorias del recorrido es encontrar la playa completamente desierta. Tienes un par de horas para disfrutarla a tus anchas. Eso sí, al adentrarte debes tener cuidado con las rocas. Hay un par de condiciones que le dan un aspecto muy especial.

En primer lugar, está el tono azul turquesa de sus olas, que se produce gracias a la presencia del coral; aunque está en el Pacífico, luce como una típica costa del Caribe. Por otro lado, a unos pasos de la arena hay una gran pared de roca, que forma parte de una especie de “domo” que cubre todo el territorio de la isla, de donde sobresale vegetación frondosa.

De hecho es la única playa en la reserva. Si lo tuyo no es tirarte a descansar en la arena, recurre a la actividad estrella: el esnórquel.

Encuentras anémona rosada y pequeños corales abanico con tonalidades amarillas, rojas y naranjas. En tu camino se atraviesan peces loro, mantarrayas, langostas y hasta una que otra tortuga. Existen colonias de coral negro (especie en peligro), pero se ubica a mayor profundidad. Si cuentas con certificación, puedes bucear en busca de mayor diversidad de especies.

Hay otras actividades para elegir, como el paddleboarding. Incluso hay quienes utilizan las tablas para hacer su sesión de yoga en la playa.

El único servicio en la isla es un pequeño restaurante, que ofrece platillos como camarones a la diabla o empanizados; si se convierte en área protegida, el negocio tendría que detener sus operaciones también.

En total, pasas aproximadamente dos horas en Isla del Coral. La aventura termina justo antes de que empiecen los recorridos que hacen los lancheros de Rincón de Guayabitos, por los cuales se incrementa la actividad en la costa.  Para preservar el sitio, la recomendación es utilizar bloqueador biodegradable. Aunque en algún momento tengas acceso cercano al coral, queda absolutamente prohibido tocarlo, alterarlo o dañarlo.