Han vivido violencia obstétrica 34 de cada 100 mujeres

Como parte de su colaboración en el ciclo de conferencias organizado por la Facultad de Psicología- UASLP, Yesica Rangel Flores profesora investigadora de tiempo completo de la Facultad de Enfermería y coordinadora de la Maestría en Salud Pública (MSP), presentó la charla “Violencia obstétrica” a una nutrida asistencia que se dio cita en el Auditorio Leopoldo Cordero Corona.

Cabe destacar que la ponente realiza su investigación en las líneas de Salud reproductiva y sexual, y violencia contra las mujeres.En entrevista, platicó que recibió la invitación para dar a conocer el tema de violencia obstétrica, termino reciente, la cual es un tipo de violencia invisible, relacionada con la falta de respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y que actualmente está empezándose a reconocer, “de hecho en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de Relaciones en los Hogares (Endireh 2016) documentó este tipo de violencia obteniéndose hallazgos relevantes”.

Y citó que 34 de cada 100 mujeres refieren haber vivido en su último parto actos de violencia, que reconocen como agresivos, atentando a sus derechos humanos, “el hecho que las violenten al momento del trabajo de parto puede ocasionar estrés postraumático, mermando la calidad de vida y vínculo con sus hijos”.Explicó que es un tipo de violencia que ocurre a nivel nacional, tanto en los estados pobres como los más avanzados, “en San Luis Potosí ocupamos el lugar número 15 a nivel país, está documentado que en regiones de la Huasteca y Altiplano es donde tiene más incidencia este tipo de violencia.

El problema en estos lugares es el desconocimiento de las mujeres a sus derechos sexuales y reproductivos, por tanto, son las que menos denuncian”.Sin embargo, en estudios de acercamiento al fenómeno estas mujeres narran haber vivido este tipo de violencia, pero no las identifican así, “piensan es normal que el personal de salud las trate de esa manera”.

La violencia obstétrica está relacionada con la edad y la etnia, siendo más vulnerables las mujeres indígenas, analfabetas y adolescentes, “las mujeres adolescentes viven una doble discriminación, una violencia obstétrica que es común y el estigma al embarazo a temprana edad”.

Rangel Flores dio a conocer que hace año y medio realizó un estudio-diagnostico en la región Huasteca- centro financiado por la Unión Europea, a través del Laboratorio de Cohesión Social, “a partir de los hallazgos que identificamos propusimos incorporar cambios en la currícula de la Facultad de Medicina y Enfermería, con la Facultad de Medicina aun no recibimos una respuesta, pero en el caso de la Facultad de Enfermería llevamos proyectos de sensibilización, logrando una importante labor de visibilizar”.

Finalmente, puntualizó como necesario que las instituciones trabajen en conjunto para dejar de normalizar esta situación, garantizando el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, “instituciones como universidades, hospitales, servicios de salud debemos hablar de la violencia para dejar de normalizarlas y emprender medidas que nos lleven a una mejor atención”.