Patinador termina molesto en Juegos Olímpicos

Algún día, Pedro Causil hará probablemente una retrospectiva y valorará la experiencia olímpica que él mismo hizo posible al cambiar las ruedas por el hielo. Tal vez opte incluso por volver a unos juegos invernales.

Pero ahora no está para nada de eso. La alta exigencia que tiene sobre sí mismo se lo impide.

El colombiano finalizó en el puesto 34 entre 37 participantes en la prueba de 1000 metros del patinaje de velocidad en Pyeongchang. Y eso lo dejó profundamente descontento.

No me siento bien… No tengo ninguna excusa ni nivel físico, ni nivel de preparación, ni dolencia, sólo fue una carrera que fue muy mal, la verdad fue muy mal y eso me deja de pronto un poquito más enojado, porque cuando no encuentras las razones, es más que complicado”, lamentó el patinador de Cartagena, quien con los patines de ruedas había ganado una veintena de títulos en competiciones mundiales y regionales, así como el oro en los Juegos Panamericanos.

Fue precisamente después de aquel triunfo en las justas continentales de 2015 en Toronto cuando Causil emprendió un proyecto que parecía descabellado: Dejar de ser un astro en un deporte que no forma parte del programa de los Juegos Olímpicos de Verano para buscar la oportunidad de asistir a los de Invierno, patinando en hielo.

Hoy reconoce que el proceso fue difícil.

“Demasiado, la técnica cambia mucho… y quitarle a tu cuerpo una costumbre que llevas 15 o 17 años en ruedas… Pero como dije anteriormente, no son excusas, sólo es una transición y hoy fue una carrera muy mala”, comentó.

Causil había advertido que, incluso con las ruedas, se consideraba más un velocista. El lunes, en la prueba de los 500 metros, tuvo una participación más destacada, con un vigésimo puesto e incluso una ubicación fugaz en el segundo sitio de la competición.

El viernes no hubo posibilidad siquiera de soñar con un podio. Causil participó en la sexta de 18 carreras, ante el japonés Daichi Yamanaka y se ubicó en el décimo puesto, con un tiempo de un minuto, 10,71 segundos.

Era claro que se iba a derrumbar más en la tabla y que los 1000 metros no representaban su mejor prueba.

“Tampoco pensé que iba a ser tan mala, la verdad”, sentenció. “No sé en este momento ni qué pensar. Siempre fue una prueba que me costó mucho, pero hoy sí fue algo más de lo normal. Ahora sólo descansar y mirar qué se puede mejorar”.

¿Y a seguir con los patines de hielo?

Depende de muchas cosas, la verdad puede que sea factible, puede que no, la verdad en este momento no tengo ni idea de qué pueda pasar, pero como lo dije, si voy a volver es para estar peleando una medalla, no para participar, porque para participar ya me quedo con esto… Si vuelvo es para pelear medalla”, señaló.

La presea de oro fue para el holandés Nuis Kjeld, con un registro de 1:07,95. El noruego Havard Lorentzen obtuvo la plata y el local Tae-Yuh Kin se quedó con el bronce.

El abanderado de Colombia en la inauguración de Pyeongchang está acostumbrado a pelear por lo que quiere. Llegó a tomar lecciones de patinaje sobre ruedas en el estacionamiento del aeropuerto de la isla caribeña de San Andrés, donde no había infraestructura adecuada. Debió volver luego a Cartagena, para recibir una preparación más especializada.

Y cuando había triunfado, tuvo que reinventarse en busca de los Juegos Olímpicos. A medida que avanzó la conversación con la prensa en el Óvalo de Gangneung, el joven de 26 años empezó a mostrarse menos disgustado consigo mismo y con la aventura que emprendió.

“No está mal para empezar, y tampoco puedo ser tan desagradecido con la vida y con el deporte, me dio muchas cosas buenas. Ahora sólo me queda descansar un poco, primero ver si voy a regresar al hielo y si vuelvo, a tratar de corregir esos errores para… estar peleando medallas”, expresó. “Sí se puede, con un proceso largo, con tiempo. Tampoco podemos esperar que en dos años salga un campeón olímpico, pues tendría que ser algo muy fuera de lo normal. Pero sí se puede hacer, claro. Si yo lo pude hacer lo pueden hacer varios”.