En México 40% de la leche que se consume no está pasteurizada: Especialista

En México, aproximadamente 40 por ciento de la leche y sus derivados que se consumen no están pasteurizados, los cuales pueden albergar microrganismos peligrosos causantes de enfermedades como brucelosis o tuberculosis.

El académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Monroy refirió que hay muchos mitos en torno a la leche y surge la duda si es conveniente tomarla.

Refirió que su consumo es seguro y recomendable, siempre y cuando esté pasteurizada y se opte por la presentación que más convenga a cada persona.

El especialista en inocuidad de los alimentos refirió que se cree que tiene toxinas y sustancias que dañan al intestino u ocasionan padecimientos como colitis.

Sin embargo, en los sitios de producción, regulados por las autoridades sanitarias, se exigen prácticas como la reducción del uso de antibióticos u otras sustancias en los animales, y cuando se llegan a utilizar, separan a los que están en tratamiento para evitar contaminar el producto y garantizar que sea inocuo”, puntualizó.

En un comunicado difundido por la máxima casa de estudios, señaló que no se puede dar una respuesta genérica sobre si es bueno o malo beberla, porque depende de las características de cada persona.

Explicó que hay una gran variedad que, sin perder sus propiedades nutrimentales, son seguras para el consumo humano, “y lo que básicamente se modifica en cada una de ellas es la proporción de grasa y proteína”.

El especialista señaló que la leche es una fuente importante de calcio y es accesible para la población, tanto por su costo como por su distribución y características.

Las hay, por ejemplo, maternizadas, que han sido modificadas en su estructura y contenido proteico y de grasa para que puedan ser consumidas por los niños y contribuir a su buen desarrollo”, señaló.

La entera tiene cerca de 30 por ciento de grasa y más o menos la misma proporción de proteína; la deben consumir principalmente los infantes debido a las necesidades de energía que requiere su organismo.

En cambio, los adultos deben reducir el consumo de grasa, así que es recomendable la semidescremada, que tiene 14 a 16 por ciento de grasa o totalmente descremada (light), que tienen el mismo componente de azúcar y proteína, pero no de grasa.

Refirió que en la edad adulta muchas personas dejan de tomarla, lo que ocasiona que el aparato digestivo deje de producir una enzima llamada lactasa, que procesa la lactosa, el componente sólido más importante de la leche, rico en energía.

Si ya no se produce esta enzima, al consumir leche se provocan diarreas y es cuando surgen los problemas de intolerancia a la lactosa.

Para sortear estas reacciones, en el mercado se ofrecen productos deslactosados, a los que, en realidad, no se les quita la lactosa, sino que se les añade la enzima que la desdobla y la transforma en azúcares, que son absorbidos por el organismo”, explicó.

También hay leche deslactosada light, con lo que se controla el problema de la intolerancia a la lactosa y el consumo de grasa, apuntó el académico universitario.

A algunas personas no les gusta la leche, para ellos hay derivados como el queso, la crema, el yogurt y la mantequilla, “de modo que podemos ingerir lo que más convenga a nuestras condiciones de vida”.

El académico resaltó que una parte de la población se inclina por un estilo de vida más sano, y cree que los productos artesanales u orgánicos son mejores.

Pero esa idea no necesariamente es cierta, porque elaborar artículos orgánicos bajo estrictas normas de calidad y procedimientos ecológicos es muy costoso, lo cual además de hacerlos poco accesibles para el común de las familias mexicanas, no garantiza que hayan pasado por un proceso de pasteurización”.

Además, muchos aún no entienden que la leche debe proceder de un ser vivo, porque las denominadas “leches” de soya o almendra sólo son agua edulcorada que trata de imitar, sin lograrlo, su consistencia, sabor y propiedades.