Soprano mexicana debuta en NuevaYork

La soprano mexicana Ana Capetillo debutó en el Teatro Gerald W. Lynch de la ciudad de Nueva York, en Las bodas de Fígaro, de Mozart, bajo la dirección escénica de Laura Alley, artística de Joseph Colaneri, y producida por Mannes Opera con el propósito de brindar oportunidades a jóvenes cantantes.

Ana Capetillo, originaria de la Ciudad de México, es estudiante de Mannes School of Music de NY y fue becaria de la Sociedad Artística Sinaloense. Comenzó su formación vocal y musical en 2008 en el Taller del Maestro Gabriel Mijares y en 2011 ganó el tercer lugar del Concurso de canto Maritza Alemán, además de debutar con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, bajo la dirección del maestro José Areán.

«El debut fue una gran experiencia para mí, se trata de uno de los roles para soprano más largos que existen, además es unas de las óperas más ricas, una obra maestra de la lírica. Fue todo un reto y es la segunda vez que tengo oportunidad de participar en alguna de las producciones de Mannes Opera; en la primera hice el rol de Adina de la ópera El elíxir de amor», dijo la cantante.

 Capetillo, de 25 años de edad, ha participado en la Gala Mont Blanc del Culture Arts Patronage Award; en junio de 2014, en el papel de Zerlina en la ópera Don Giovanni, de Mozart, en el templo de Debod en Madrid y ha ofrecido recitales de clásicos por varias ciudades de España.

 «Fui a una función en Los Ángeles y conseguí acceder a los camerinos. Así conocí a Sondra Radvanovsky, que me parece una de las mejores cantantes que existen en la actualidad. Fue muy simpática y muy sencilla, le pedí que me diera algunas recomendaciones y consejos porque yo me encontraba en España, pero no estaba convencida de haber hallado lo que necesitaba para mi formación. Seguí sus consejos y fui a Nueva York a tomar clases con Tony Maloni, el coach con el que he trabajado en los últimos cuatro años. Él trabaja de planta en Mannes y no he encontrado otra persona con tanto conocimiento como él, así que apliqué para ingresar a la escuela y lo logré».

En la familia de la soprano mexicana siempre ha existido la música de diversos géneros, pero la ópera había sido ajena. Sin embargo, un día, cuenta Ana Capetillo, le sugirieron imitar a María Callas.

«Canté con la familia, me echaron porras y me dijeron que sí, que yo podría cantar ópera, que sí me salía cantar así. Así empezó todo. En la búsqueda de apoyos para estudiar me encontré con la Sociedad Artística Sinaloense, que apoyaba a cantantes para ir a Europa a cursos. En Salzburgo me recomendaron ir a la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Allá estuve durante dos años, hasta que me fui a Nueva York. Las cosas se han ido dando así», cuenta Ana Capetillo.

 «Es una carrera muy difícil. La competencia es extremadamente dura. La gente que no está en el medio cree que es una carrera rara, que no se da demasiado, pero ya estando en el medio me he dado cuenta de que hay muchísima gente que está buscando (hacer) una carrera», comenta.