Reducir la brecha de género ¡El gran golpe!

Volvamos sobre el tema del género, el cual, a mi parecer sigue recibiendo mucha menos atención de la que debiera. Hagámoslo ahora que los candidatos y candidatas en México protagonizarán muchos debates y nos inundarán de propuestas para que tengamos todos, según ellos, un mejor país. Insistamos hasta la saciedad en una mayor igualdad de género pues, como veremos, ahí puede estar el gran golpe que estamos necesitando.

Abordemos ahora el tópico refiriéndonos a aquello que se conoce como la brecha de género, la cual, palabras más o menos es la diferencia entre las tasas masculina y femenina en la categoría de una variable. Cuanto mayor es la brecha, mayores son las diferencias entre varones y mujeres. Cuanto menor lo es, nos acercamos más a la igualdad. El Foro Económico Mundial en su Reporte The Global Gender Gap 2017i señala que, de los 144 países incluidos en el reporte, 96% cerraron la brecha de salud entre mujeres y hombres, y 95% la brecha en el logro educativo.

El enorme reto de inclusión que persiste se da en las variables de participación económica y empoderamiento político: sólo 58% de los países cerraron la brecha de la participación económica y 23% de la participación política. El Foro calcula que la brecha global de género se podría cerrar en 100 años; sin embargo, en ediciones pasadas del reporte, el Foro calculaba 83 años, lo que indica preocupantes retrocesos en la equidad de género.

El reporte señala que las mujeres están fuertemente subrepresentadas en los ámbitos de Ingeniería, Fabricación y Construcción, e Información, Comunicación y Tecnología. Asimismo, existe un sesgo de género en el pago por las habilidades y el talento en todos los sectores de la economía. En cambio, en los sectores de Salud, Educación, Sistema de Justicia, Administración Pública y Medios, la proporción de mujeres que participan en cada industria supera el 50%. Por otro lado, esta aparente equidad no sucede en los puestos de liderazgo, donde tan sólo el 22% de los puestos son ocupados por mujeres.

Al no incluir a las mujeres en muchos de estos sectores, el reporte argumenta que se pierden habilidades, ideas y perspectivas que son críticas para poder atacar los retos globales y aprovechar distintas oportunidades, y concluye que es vital que las mujeres sean incluidas en el pool de talentos con los que diferentes economías cuentan, dado que éstas representan a la mitad de la población y son parte de la diversidad necesaria para el desarrollo.

Más detalladamente, el reporte explora algunos de los efectos más concretos que la paridad de género puede tener. Por ejemplo, un incremento en la paridad de género en educación puede disminuir las tasas de mortalidad materna e infantil, aumentar la participación de las mujeres en la fuerza laboral y sus ingresos, y aumentar la inversión futura en la educación de los niños. Un estudio hecho en economías en desarrollo del Banco Mundial incluido en el reporte encontró que la inversión destinada a que las niñas puedan completar su educación a la misma tasa que los niños, trae un incremento en el porcentaje de niñas inscritas a la escuela de 54% a 68%, que a su vez equivale a un incremento en la tasa de crecimiento anual del PIB de 1.5%.

Otro ejemplo son las brechas de género en la esfera política, el involucramiento de las mujeres en la vida pública tiene un impacto positivo y directo en la desigualdad de una sociedad como tal. Algunos estudios han encontrado que los retos por los que las mujeres abogan y priorizan al participar en la política tienen implicaciones sociales que tocan la vida familiar, la educación y la salud y por lo tanto impactan en el nivel de desarrollo de una sociedad. Así mismo, se ha estudiado que invertir en la participación de las mujeres en la política genera una mayor credibilidad en las instituciones y mejores resultados en la democracia de un país.

Una de las implicaciones de la brecha de género en el ámbito laboral es la correlación negativa que existe con la productividad, dado que existe una proporción del PIB que se deja de aprovechar al limitar el acceso de las mujeres a la fuerza laboral. El Foro hace referencia al estudio de Pricewaterhouse Coopers Women in Work Index 2017 que estima que Estados Unidos podría agregar 1,750 mil millones de dólares al PIB (un 10%) si incorporara al 80% de las mujeres en su fuerza laboral, como lo hace ya Suecia. Mientras que México podría agregar hasta 590 mil millones de dólares más de PIB (28%); sin embargo, nuestro país sólo incorpora a 47% de las mujeres en su fuerza laboral.

Si se analizan los resultados de la prueba PISA de la OCDE, las mujeres tienen buenas calificaciones en los problemas relacionadas con colaborar y trabajar en equipo para resolver problemas complejos. Asimismo, las mujeres tienen puntajes equivalentes a medio año de escolaridad adicional a los hombres. También, tienen un 60% más posibilidades que los hombres de encontrarse entre los estudiantes con mejores resultados.

A pesar de estas estadísticas, las habilidades de las mujeres siguen teniendo una menor remuneración en el mercado laboral. El salario promedio para una mujer en 2017 fue de 12,000 dólares, comparado con los 21,000 dólares de salario para los hombres. Así mismo, los ingresos de las mujeres crecen a un ritmo más lento; lo que indica que la tendencia entre 2006 a 2017 es de una ampliación de la brecha de género.

Este es, sin duda, uno de los hallazgos que más me han emocionado y entusiasmado (sobre el que seguiré compartiendo sorprendente información), como algo que está ahí, al alcance de nuestra mano y que podemos revertir dramáticamente. Ojalá lo hagamos, pues ahí, en nuestras mujeres, podría estar la gran reserva para nuestro progreso.