Vicente Rojo y Arnoldo Kraus; elogio a la nada

Polvo de estrellas o de hadas, pero también el polvo de las cenizas de seres humanos incinerados o la tierra a donde todo regresa. El polvo, ese “universo inmenso, milenario y ubicuo”, une al artista plástico Vicente Rojo y al escritor Arnoldo Kraus en el libro Apología del polvo, quienes exploran “esa nada” a partir de imágenes y palabras.

Tras dedicarle títulos similares al lápiz, al libro y a las cosas, esta dupla creativa da vida al cuarto volumen de la saga, en el que el ensayo del también médico es ilustrado por 14 pinturas que hurgan esa materia que “no conoce fronteras y es sinónimo del tiempo”.

El polvo, coinciden los entrevistados, tiene historia, es eterno, nunca termina. “Es testigo, es cómplice, viaja; no se destruye, se transforma”, afirma Kraus.

El especialista en bioética y ética médica agrega que “el polvo no es cosa, no es algo, pero tampoco es nada. A pesar de su incorporeidad, siempre está. Pocos agentes similares. ¿Con quién compararlo, cómo delimitarlo?”, se pregunta.

Por esta razón, añade el ensayista, el polvo fue un reto. “Hemos progresado de cierta sencillez, del lápiz y el libro, a cierta complejidad, en las cosas y el polvo. Surgió del deseo de reflexionar sobre el tema. Queríamos apostar por una empresa más complicada, que fue muy laboriosa”.

Kraus reconoce que hay de polvos a polvos, que no es lo mismo evocar a las estrellas que a las cenizas humanas. “Se ha escrito sobre el polvo desde la filosofía, la literatura, la poesía. Y te das cuenta de que algo que parece absurdo, innecesario y molesto, no lo es tanto. Polvo hay por todas partes. Nos permitió jugar con una idea y resultó una lectura muy gozosa a partir de algo tan simple.

“El polvo está en todas partes, en las estrellas, en la tierra, en los jóvenes que asesinaron en Ayotzinapa. He visto cómo creman cuerpos en los anfiteatros a 1500 grados. Puedes incluso politizar el polvo. ¿Realmente se hicieron polvo los jóvenes de Ayotzinapa? Hay muchas posibilidades para reflexionar”, admite.

Para el pintor y escultor y grabador Vicente Rojo también fue un tema para crear imágenes bastante difícil. “Yo tuve que ponerme en orden, porque lo primero que evoca el polvo es una cosa un poco sucia, negra, arena, carbón; pero me daba cuenta que con esto no podía darle vida a un texto de por sí lleno de vida.

“Kraus cuenta que de niño trabajaba con la tierra y yo me fui al otro extremo, al universo, decidí laborar con el polvo de las estrellas. El polvo tiene aspectos luminosos, como yo lo quería presentar, pero también oscuros, difíciles, que tiene que ver con nosotros”, señala.

El también diseñador explica que su propuesta es “un juego libre de estrellas, una visión mía de las estrellas. Las piezas son como hechas por un niño, son estrellas tranquilas, armadas con recortes”.

Dice que los colores platas, rojos y azules que predominan en estas estrellas se deben a que utilizó las decenas de botecitos de purpurina que tenía guardados desde años atrás. “Me gustaban mucho. Son un elemento muy querido que había tenido poca oportunidad de usar”.

Amistad y profesión

Las cuatro apologías que han hecho al alimón Rojo y Kraus, coeditadas por la Secretaría de Cultura federal y Sexto Piso, han sido producto tanto de la amistad como del profesionalismo, destacan.

Y han ideado un método, prosiguen, con el que disfrutan del placer de trabajar juntos y a la vez logran un trabajo equilibrado en cuanto a texto e imagen. “Me pasa una primera versión de su ensayo. Yo le digo el tema que me inspiran sus reflexiones. Luego, él ve las imágenes y complementa su versión. Es un trabajo muy rico y hecho de manera no sólo amistosa, sino profesional. Es un ir y venir para enriquecer la propuesta”, explica Rojo.

Kraus añade que le entrega un texto a Rojo. “Él lo lee y lo interpreta y viene de regreso, y así varias veces. Enriquece el trabajo y lo hace muy feliz”.

En este caso, la idea central fue que, antes de ser polvo de estrellas, electrones, átomos, oxígeno, hidrógeno, agua, nitrógeno y alcohol etílico fueron los mismos átomos que, más tarde, en la Tierra, se combinaron para formar organismos vivos.

“Las estrellas de Rojo confirman esta idea”, asegura el ensayista. “Antes de viajar por los cielos…, el núcleo y la corona de las estrellas debieron aguardar incontables tiempos antes de fundirse y encontrar acomodo en el cielo. Lo mismo le sucedió a la purina de Vicente: esperó décadas en las repisas del estudio antes de mutar en estrellas”.

Kraus concluye que “no se puede escribir acerca del polvo sin tachar y sin hacer de las palabras y del papel polvo”. Rojo también dio volumen al polvo.

Ambos creadores adelantan que empezarán a trabajar en el próximo libro de esta serie, que quizá sea Apología del papel. “Regresaremos a la sencillez, al origen”, enfatiza el médico, quien anuncia que los primeros cuatro títulos ya están a la venta juntos en una caja diseñada ex profeso.

  • TítuloApología del polvo
  • Autores:  Vicente Rojo y Arnoldo Kraus
  • Editorial: Secretaría de Cultura/Sexto Piso, México, 2017, 45 pp.