La verdadera historia de la milanesa napolitana

Es un invento codiciado. Dos países, Italia y Austria, se disputan el origen de la milanesa, aunque lo cierto es que el primero parece tener razón.

En la segunda década del siglo XIX, las tropas austríacas que ocuparon el norte de Italia tras la derrota de Napoleón Bonaparte se llevaron consigo la receta de la cotolleta alla Milanese (costilla a la milanesa, con pan rallado y queso), cuya adaptación pasó a llamarse Winer Schnitzel (escalope vienés).

De lo que no hay dudas es de que el plato llegó a las costas rioplatenses con la inmigración italiana.

La milanesa a la napolitana, en cambio, sí parece haber sido una creación local, aunque no cómo cuenta la historia más difundida. La leyenda dice que su nombre se debe a que fue inventada durante los años ‘40 en la cocina de un restaurante llamado “Nápoli”, ubicado frente al Luna Park (las malas lenguas decían que, en realidad, un cocinero había decidido tapar con queso y tomate una milanesa demasiado cocida).

Sin embargo, el historiador Daniel Balmaceda, autor del libro “La comida en la historia argentina”, contradice el mito: según sus investigaciones, el restaurante “Nápoli” jamás existió y la famosa milanesa a la napolitana nació de una adaptación de la versión de la pizza con queso y rodajas de tomate.

Hoy el plato es un clásico en Buenos Aires y el país. Pero es en Capital donde 32 bodegones compiten hasta el 26 de este mes por el premio a la mejor versión del tradicional plato.