La FIL Guadalajara, donde más roban a editoriales

El robo de libros en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL) es un delito que va en aumento, tanto que en los últimos años se ha convertido en la feria de este tipo en el país donde más hurtos se han registrado.

“Llegamos todos en bola y yo agarré un libro que me gustó” comentó uno de dos jóvenes entrevistados por este medio, quienes fueron descubiertos tomando libros de forma ilícita en ediciones pasadas de la feria.  “Lo vi [el libro] y pues era más de lo que podía pagar. Pensé: ‘No, pues lo tomo’”.

“Robaba libros no solo para mí, sino para amigos que me pedían hacerlo. La verdad solo robo libros que no puedo comprar”, mencionó el segundo de los entrevistados.

Este tipo de escenas se dan año con año en los diferentes stands que conforman la FIL. Tan solo en la edición pasada, el personal de seguridad de la editorial PenguinRandom House -una de las que más incidencias reporta anualmente- atrapó a 90 personas sacando libros de su stand sin pagarlos. Hasta el miércoles de esta semana, ya tenían a varios detenidos con los que todavía no se llegaba a un acuerdo.

Alberto Moreno, quien trabaja en la seguridad de la mencionada casa editora desde hace varios años, detalló que “ni en la del Zócalo de la Ciudad de México ni en la Feria del Palacio de Minería, no existen tantos robos como en ésta”.

Al tratarse de una de las ferias del libro más importantes a nivel mundial, la cantidad de gente que la visitan día con día es enorme. El caos se extiende por toda la Expo durante los días de la FIL y pueden llegar a superar al personal de seguridad, que incluye operativos de policías municipal y estatal, y compañías privadas.

Alberto Moreno señaló que este año el stand de Random House, uno de los más visitados cada año, cuenta con un circuito cerrado cámaras de seguridad, además de personal con el uniforme de la empresa ubicado en las tres entradas.  A esto se suman elementos que no portan uniforme ni gafete para mezclarse con los visitantes.

Respecto al castigo a los presuntos ladrones, Moreno comentó que la editorial no procede contra ellos, sino que buscan llegar a un acuerdo: ya sea que paguen los libros o los regresen. “Se presenta a la gente de control y si no se llega a un acuerdo se presenta a la Fiscalía del Estado, que también tiene mucha gente encubierta”.

Este fue el caso de uno de los entrevistados, quien aseguró que, a pesar de que en último momento se arrepintió del hurto, fue abordado por personal del stand en el que se encontraba poco después de salir de ahí. “Les dije a mis amigos que ya me iba y me separé. Cuando estaba en el área internacional me interceptaron. Les expliqué que había devuelto el libro pero aun así me llevaron con los de seguridad. Me dejaron ir luego de que les mostrara los otros libros que tenía en la mochila y que sí había comprado”.

En el grupo Colofón -otra de las editoriales más visitadas- situaciones similares se presentan con frecuencia. Debido a que el personal debe estar al pendiente del stand en todo momento, resulta difícil que alguien se encargue de que se proceda legalmente contra quienes son atrapados. Christian Zúñiga, responsable del stand de este grupo, señaló que “si nosotros procedemos legalmente tenemos que estar asistiendo a las citas del juicio y es algo muy complicado”.

“Lo que hacemos es les pedimos que paguen el libro, hablamos a seguridad y que los saquen”, indicó. “Cuando ya la persona no tiene forma de pagar le damos tiempo para que llame a un familiar o alguien que liquide la cuenta”.

 “Agarraron mi IFE y el libro que había robado y me dijeron que me iban a regresar mi credencial cuando les pagara el libro”, contó el otro entrevistado, quien fue atrapado por personal de una editorial cuando se disponía a abandonar un stand con un libro sin pagar. “Les pagué, me regresaron mi credencial y ellos se quedaron con el libro”.

Zúñiga ha trabajado por 19 años en la FIL Guadalajara. Añadió que en promedio cada año atrapan entre 30 y 40 personas cometiendo este delito. Pese a haber colocado letreros señalando el delito, tan sólo hasta este miércoles ya habían descubierto a seis personas, aunque prevé que este número aumentará durante el fin de semana, cuando acude más gente a la Expo Guadalajara, en especial por la venta nocturna (que empieza este viernes).

Christian Zúñiga coincidió con Alberto Moreno en que la FIL de esta ciudad es donde más libros roban. “El año pasado”, recordó, “agarramos  a un grupo de 16, y precisamente lo agarraron en Penguin Random House con libros de nosotros, del FCE, de Planeta, y de Penguin”.

Añadió que el rango de edad entre los que roban libros puede variar: pueden ser estudiantes, a quienes no les alcanza para robar el libro, incluso de nivel económico medio alto “que tranquilamente lo hacen: lo descubrimos, saca la tarjeta y paga sin ningún problema”.

Para el personal de la editorial Planeta, donde no quisieron decirnos más, hay una mafia que se dedica al robo de libros: un grupo de personas que al parecer ya tienen identificados desde ferias de esta índole en la Ciudad de México.

El robo de libros no es una práctica nueva en la Feria del Libro. Todos recuerdan un caso de hace tres años en el que tres jóvenes fueron detenidos con 80 libros valuados en 18 mil pesos. En esa ocasión, los presuntos ladrones fueron puestos a disposición de un juzgado; en ese momento se dijo que una de las editoriales afectadas interpuso una denuncia, aunque no se procedió contra los presuntos responsables y éstos fueron puestos en libertad 48 horas después.

Pese a ser un delito federal que se puede castigar hasta con 10 años de prisión, el robo de libros en la FIL no es castigado. Las editoriales que la visitan vienen principalmente de la Ciudad de México, y de otros países, y el proceso en contra de los presuntos delincuentes les costaría tiempo que no están dispuestos a perder.

Así, ante la falta de consecuencias verdaderamente graves, este delito sigue en aumento y año con año, las editoriales se van de la FIL Guadalajara con un significante número de pérdidas.

“Desafortunadamente ese tipo de gente no valora el esfuerzo que uno hace por asistir a la Feria y al final de cuentas se le hace fácil y se roba los libros”, lamentó Christian Zúñiga.

El robo de libros en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL) es un delito que va en aumento, tanto que en los últimos años se ha convertido en la feria de este tipo en el país donde más hurtos se han registrado.

“Llegamos todos en bola y yo agarré un libro que me gustó” comentó uno de dos jóvenes entrevistados por este medio, quienes fueron descubiertos tomando libros de forma ilícita en ediciones pasadas de la feria.  “Lo vi [el libro] y pues era más de lo que podía pagar. Pensé: ‘No, pues lo tomo’”.

“Robaba libros no solo para mí, sino para amigos que me pedían hacerlo. La verdad solo robo libros que no puedo comprar”, mencionó el segundo de los entrevistados.

Este tipo de escenas se dan año con año en los diferentes stands que conforman la FIL. Tan solo en la edición pasada, el personal de seguridad de la editorial PenguinRandom House -una de las que más incidencias reporta anualmente- atrapó a 90 personas sacando libros de su stand sin pagarlos. Hasta el miércoles de esta semana, ya tenían a varios detenidos con los que todavía no se llegaba a un acuerdo.

Alberto Moreno, quien trabaja en la seguridad de la mencionada casa editora desde hace varios años, detalló que “ni en la del Zócalo de la Ciudad de México ni en la Feria del Palacio de Minería, no existen tantos robos como en ésta”.

Al tratarse de una de las ferias del libro más importantes a nivel mundial, la cantidad de gente que la visitan día con día es enorme. El caos se extiende por toda la Expo durante los días de la FIL y pueden llegar a superar al personal de seguridad, que incluye operativos de policías municipal y estatal, y compañías privadas.

Alberto Moreno señaló que este año el stand de Random House, uno de los más visitados cada año, cuenta con un circuito cerrado cámaras de seguridad, además de personal con el uniforme de la empresa ubicado en las tres entradas.  A esto se suman elementos que no portan uniforme ni gafete para mezclarse con los visitantes.

Respecto al castigo a los presuntos ladrones, Moreno comentó que la editorial no procede contra ellos, sino que buscan llegar a un acuerdo: ya sea que paguen los libros o los regresen. “Se presenta a la gente de control y si no se llega a un acuerdo se presenta a la Fiscalía del Estado, que también tiene mucha gente encubierta”.

Este fue el caso de uno de los entrevistados, quien aseguró que, a pesar de que en último momento se arrepintió del hurto, fue abordado por personal del stand en el que se encontraba poco después de salir de ahí. “Les dije a mis amigos que ya me iba y me separé. Cuando estaba en el área internacional me interceptaron. Les expliqué que había devuelto el libro pero aun así me llevaron con los de seguridad. Me dejaron ir luego de que les mostrara los otros libros que tenía en la mochila y que sí había comprado”.

En el grupo Colofón -otra de las editoriales más visitadas- situaciones similares se presentan con frecuencia. Debido a que el personal debe estar al pendiente del stand en todo momento, resulta difícil que alguien se encargue de que se proceda legalmente contra quienes son atrapados. Christian Zúñiga, responsable del stand de este grupo, señaló que “si nosotros procedemos legalmente tenemos que estar asistiendo a las citas del juicio y es algo muy complicado”.

“Lo que hacemos es les pedimos que paguen el libro, hablamos a seguridad y que los saquen”, indicó. “Cuando ya la persona no tiene forma de pagar le damos tiempo para que llame a un familiar o alguien que liquide la cuenta”.

 “Agarraron mi IFE y el libro que había robado y me dijeron que me iban a regresar mi credencial cuando les pagara el libro”, contó el otro entrevistado, quien fue atrapado por personal de una editorial cuando se disponía a abandonar un stand con un libro sin pagar. “Les pagué, me regresaron mi credencial y ellos se quedaron con el libro”.

Zúñiga ha trabajado por 19 años en la FIL Guadalajara. Añadió que en promedio cada año atrapan entre 30 y 40 personas cometiendo este delito. Pese a haber colocado letreros señalando el delito, tan sólo hasta este miércoles ya habían descubierto a seis personas, aunque prevé que este número aumentará durante el fin de semana, cuando acude más gente a la Expo Guadalajara, en especial por la venta nocturna (que empieza este viernes).

Christian Zúñiga coincidió con Alberto Moreno en que la FIL de esta ciudad es donde más libros roban. “El año pasado”, recordó, “agarramos  a un grupo de 16, y precisamente lo agarraron en Penguin Random House con libros de nosotros, del FCE, de Planeta, y de Penguin”.

Añadió que el rango de edad entre los que roban libros puede variar: pueden ser estudiantes, a quienes no les alcanza para robar el libro, incluso de nivel económico medio alto “que tranquilamente lo hacen: lo descubrimos, saca la tarjeta y paga sin ningún problema”.

Para el personal de la editorial Planeta, donde no quisieron decirnos más, hay una mafia que se dedica al robo de libros: un grupo de personas que al parecer ya tienen identificados desde ferias de esta índole en la Ciudad de México.

El robo de libros no es una práctica nueva en la Feria del Libro. Todos recuerdan un caso de hace tres años en el que tres jóvenes fueron detenidos con 80 libros valuados en 18 mil pesos. En esa ocasión, los presuntos ladrones fueron puestos a disposición de un juzgado; en ese momento se dijo que una de las editoriales afectadas interpuso una denuncia, aunque no se procedió contra los presuntos responsables y éstos fueron puestos en libertad 48 horas después.

Pese a ser un delito federal que se puede castigar hasta con 10 años de prisión, el robo de libros en la FIL no es castigado. Las editoriales que la visitan vienen principalmente de la Ciudad de México, y de otros países, y el proceso en contra de los presuntos delincuentes les costaría tiempo que no están dispuestos a perder.

Así, ante la falta de consecuencias verdaderamente graves, este delito sigue en aumento y año con año, las editoriales se van de la FIL Guadalajara con un significante número de pérdidas.

“Desafortunadamente ese tipo de gente no valora el esfuerzo que uno hace por asistir a la Feria y al final de cuentas se le hace fácil y se roba los libros”, lamentó Christian Zúñiga.