Papa y ONU se suman a condenas tras atentado en Sinaí

El Papa Francisco manifestó este viernes su firme condena al ataque que calificó como “gratuito de brutalidad” perpetrado con bombas y armas de fuego contra una mezquita del Sinaí, en Egipto, que dejó al menos 235 muertos y más de 120 heridos.

En un telegrama, firmado en su nombre por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, el Pontífice expresó que quedó “profundamente apenado” al conocer la gran pérdida de vidas humanas causada por los ataques, en la mezquita de Al Rawda en Bir al-Abed, al oeste de la ciudad de El Arish.

Al expresar su solidaridad con los egipcios en esta hora de luto nacional, encomienda las víctimas a la piedad de Dios todopoderoso e invoca bendiciones de consuelo y de paz sobre sus familias”, indicó el texto.

Más adelante, el líder católico reiteró su condena contra el acto violento lanzado contra civiles inocentes reunidos para rezar.

Su santidad se une a toda la gente de buena voluntad al suplicar que estos corazones cegados por el odio y el mal, aprendan a renunciar al camino de violencia que conduce a tal sufrimiento, y abracen el camino de la paz”, estableció.

Asimismo, la ONU condenó el «cobarde ataque terrorista».

En un comunicado, el secretario general, António Guterres, expresó a través de su portavoz su condena en los más duros términos por este atentado.

También dijo que confía en que los responsables de la matanza sean llevados rápidamente ante la justicia e hizo votos para que se recuperen pronto los heridos.

Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU calificó el ataque como «cobarde» y «atroz», de acuerdo con un comunicado difundido por el presidente de turno de ese órgano de Naciones Unidas, el embajador italiano Sebastiano Cardi.

Los miembros del Consejo de Seguridad reafirmaron que el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones constituye una de las más graves amenazas para la paz y la seguridad internacionales», agrega la declaración.

Los atacantes, que se movilizaban en cuatro vehículos todo terreno, colocaron bombas de fabricación casera a las afuera del templo musulmán y las hicieron detonar a la salida de los fieles en el rezo del viernes.

Quienes sobrevivieron a los explosivos fueron masacrados a balazos.