Luis Vicente de Aguinaga presenta sus postales cotidianas

El escritor Luis Vicente de Aguinaga vuelve a la publicación de poesía con “Qué fue de mí”, poemario lanzado por la editorial tapatía Mantis. Su último poemario publicado fue en 2012, con el título de “Séptico”.

Sobre este nuevo libro, el autor platicó en entrevista que “se fue formando a lo largo de seis o siete años. Más o menos a partir de que di por concluido ‘Adolescencia y otras cuentas pendientes’ (2011). Los poemas que escribía ya iban encaminados, aunque no lo sabía todavía, a encontrar un sitio en este libro. Los poemas que iba escribiendo se sedimentaban; unos quedaban, otros salían, cambiaban”.

El poeta y ensayista notó las temáticas que aglutinaban su creación, que devino en las diferentes secciones del libro que concluyó hace año y medio: “Cuando encontré el tono y la secuencia que adquirió el libro sentí que aquella estrofa podía indicar en qué dirección iba la lectura del libro”. Sobre una de sus temáticas, la familia, comentó: “No sólo cotidianas, sino en mi caso particular ligadas a la experiencia de la paternidad, del matrimonio, la vida en la casa, en la calle”.

Además del epígrafe con una estrofa atribuible a Jorge Manrique, en los textos permean las lecturas de Luis Vicente, como en “Sí”, un poema que evoca el tono de “Forever Young”, canción de Bob Dylan sobre la paternidad.

Entre varias plumas

De los autores que frecuenta y su probable influencia, De Aguinaga apuntó: “Vivo un poco acorralado entre ciertas referencias librescas (que quizá parecen un poco recónditas) y las canciones que me gusta oír, que continuamente me interpelan. Probablemente aparecen, incluso sin que me dé cuenta. En el caso de los versos de Manrique, no son los más famosos, sin duda. Yo solo los he leído en una edición ya a estas alturas vieja, al final y como apéndice: es una estrofa que tal vez haya sido escrita por él”.

En particular sobre el tema de la paternidad, agregó: “El diálogo entre padre e hijo va por ese lado. Pienso también en esas canciones, no sólo de Dylan, por supuesto en la clásica de Cat Stevens, que no es de mis favoritas. Hay otras de John Lennon, Mark Knopfler, que también son canciones al hijo. Es interesante, quizá en la primera época del rock los músicos eran todavía adolescentes.