Visita al Castillo de Hohenschwangau

  • En 1832, el Rey Maximiliano II de Baviera se topó un buen día con las ruinas del antiguo Castillo de Schwanstein. Quedó tan impresionado por el paraje que compró las tierras y mandó construir allí mismo su propio castillo.

El Castillo de Hohenschwangau, estrechamente relacionado con los famosos “Castillos del Rey Loco“, es una visita imprescindible en Baviera. Su ilustre vecino, el espectacular Castillo de Neuschwanstein, es seguramente el gran icono del turismo de Alemania, así que Hohenschwangau, que se encuentra a escasos 2km, vive a su sombra para lo bueno y para lo malo.

Breve historia del Castillo de Hohenschwangau

En 1832, el Rey Maximiliano II de Baviera se topó un buen día con las ruinas del antiguo Castillo de Schwanstein. Quedó tan impresionado por el paraje que compró las tierras y mandó construir allí mismo su propio castillo.

Hacia 1837 Hohenschwangau ya era una realidad y se convirtió en residencia de verano oficial. Pocos años después nacería su hijo Luis, que en aquel idílico entorno empezó a soñar con convertirse en un rey de cuento.

De hecho, a la edad de 18 y recién coronado como Luis II de Baviera, mandó construir Neuschwanstein, cuyas obras de construcción podía contemplar desde su habitación.

En Hohenschwangau, pues, se forjó la leyenda del que acabaría siendo conocido como “Rey Loco“. En lo que refiere al castillo, tras la muerte de Luis II continuó siendo habitado por sus sucesores hasta acabada la II Guerra Mundial, fechas en las que pasó a manos de una entidad privada.

Por cierto, habréis visto ya muchas veces -y seguiréis viendo- la palabra “Schwan“. Significa “cisne“, animal que aparece en el escudo de armas del pueblo donde se encuentra el castillo y en los blasones de diferentes familias que gobernaron las tierras.

Este cisne hace referencia al cisne mágico de las leyendas medievales sobre Lohengrin, “El Caballero del Cisne”, al que Wagner dedicó su ópera homónima.  Tanto esta ópera como los poemas épicos sobre dicho caballero marcaron profundamente la vida de Luis II, al que algunos llamaron también “Rey Cisne”.

Visita al Castillo de Hohenschwangau

El Castillo de Hohenschwangau se encuentra en la localidad de Schwangau, a poco más de 4km de Füssen y muy cerca de la frontera con Austria. Con los Alpes Bávaros como telón de fondo y los lagos Alpsee y Schwansee a sus pies, se entiende que Maximiliano II se enamorara del lugar.

Aunque Hohenschwangau quizá no tenga una fachada tan espectacular como la de su vecino Neuschwanstein, creemos que sería un error omitir su visita. No sólo porque el interior probablemente sea de mayor belleza, sino porque nos parece una muy buena forma de adentrarnos en el fascinante mundo de Luis II. De hecho, sugerimos visitar primero este castillo.

Los dos castillos pueden verse en una misma mañana, pero conviene reservar entradas o al menos presentarse a primera hora y evitar días festivos (especialmente en temporada alta), ya que puede haber colas importantes y las visitas se hacen en grupos guiados con horarios fijos.

Los tickets pueden adquirirse por separado o combinados en la oficina central que se encuentra en el pueblo, a medio camino entre ambos. Al final del post tenéis los detalles prácticos (cómo llegar, horarios, precios, etc.).

El recorrido por el castillo, como dijimos, debe hacerse obligatoriamente en grupo (pueden ser en alemán, inglés o con audio-guía, disponible en español). En el ticket aparece la hora exacta a la que debemos presentarnos para comenzar la visita, que tendrá una duración aproximada de 35 minutos. El tiempo de espera puede aprovecharse para pasear por los pequeños jardines que rodean Hohenschwangau y admirar las visitas.

Los grupos están limitados a 20 personas y un guía se encarga de darnos paso y activar las audio-guías en cada sala. Las explicaciones y el tiempo de cada audio son muy correctas, pero este sistema tan estricto tiene el inconveniente de no poder contemplar con calma los detalles ni pasear libremente.

Eso sí, es una buena forma de controlar a las masas y permite que se pueda disfrutar del castillo sin excesivos agobios.