¡A perseguir el Ikigai!

Recordarán mis lectores que hace poco participé en el Summit Mundial de Singularity University. Pues bien, entre otras cosas, para esa reunión llevaba yo el encargo de una amiga de saludar a un prestigiado investigador, experto en temas de longevidad. Así las cosas, lo contacté para ver si participaría en alguna actividad relacionada con ese tema, de manera que nos viéramos ahí para conocerlo. Muy atentamente me respondió que, desafortunadamente, no podría asistir a las discusiones sobre longevidad, pues tenía que asistir en San Diego a una reunión ¡sobre el tema de inmortalidad!

¡No puede ser, pensé para mis adentros! Yo pensaba que en la longevidad estaba un propósito prioritario para muchas personas, pero ignoraba que ya hubiera en marcha indagaciones científicas sobre la posibilidad de alcanzar la inmortalidad. No es mi intención abordar, por ahora, el tema de la inmortalidad, pero sí lo es el de volver a referirme a esta aspiración de muchas personas de vivir muchos años en las mejores condiciones posibles: alcanzar una vejez larga y feliz. Y en relación con esto, el diario El País, ha atraído mi atención sobre el fenómeno de la longevidad en el Japón.

Japón es identificado frecuentemente como el país en el que la gente vive más años, con una expectativa de vida de 87 años para las mujeres y 81 para los hombres. Esta longevidad nipona se ha vinculado con la alimentación en diversos estudios médicos. Sin embargo, más allá de eso, vivir muchos años parece tener mucho que ver con una verdadera motivación para vivir cada día, algo que los nipones conocen como el “Ikigai”.

Según un artículo de la BBC, el autor Dan Buettner cree que el Ikigai contribuye a la longevidad que caracteriza a Japón. Buettner escribió sobre las Zonas Azules, mismas que ya he tocado con anterioridad en alguno de mis artículos, y menciona que esta filosofía de vida se encuentra presente en las 4 zonas que visitó y que son consideradas zonas azules.

El Foro Económico Mundial señala que el concepto de Ikigai, podría traducirse como “motivación de ser”. Ikigai combina las palabras japonesas ikiru, que significa «vivir», y kai que quiere decir «la realización de lo esperado». Juntas, estas definiciones crean el concepto de «una razón para vivir».

Para encontrar esta razón o propósito, se pueden establecer cuatro preguntas: ¿Qué amas? ¿En qué eres bueno? ¿Qué necesita el mundo de ti? ¿Haciendo qué cosa se te podría remunerar? Encontrar las respuestas y un equilibrio entre estas cuatro áreas es un camino al Ikigai. En Japón, esta búsqueda del Ikigai es un proceso lento y, a menudo, tiene poco que ver con el trabajo o los ingresos de una persona.

Héctor García y Francesc Miralles, publicaron el libro “Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz”, donde realizan un vínculo con la vida laboral en la que es frecuente encontrar a personas estresadas. La razón detrás de este estrés es porque muchas veces estos trabajos no son compatibles con las cualidades que poseen las personas. Así mismo, comúnmente la búsqueda de nuevos trabajos se relaciona con la búsqueda de una mejora económica, pero no necesariamente para encontrar una actividad más afín a las motivaciones de las personas.

En este libro, los autores viajan a Okinawa para conocer mejor las historias de sus habitantes mayores. Éstos no describen quienes son, sino lo que hacen y cómo se desenvuelven sus vidas actualmente, involucrándose personalmente en una variedad de proyectos y actividades. Miralles señala que “el objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al mundo.” Aunado a esto, el Ikigai tiene un componente comunitario importante ya que el concepto no está completo si no se plantea en un contexto de servicio a la comunidad. La realización de lo esperado tiene también que ver con hacer cambios en la vida de los demás. Con frecuencia se puede comenzar ayudando a las personas cercanas alrededor.

Según el World Happiness Report 2017 de Naciones Unidas Japón está en el puesto 51 de los países más felices del mundo, y esta filosofía tal vez pueda explicar un poco más el por qué. El objetivo último del ikigai no es la felicidad per se, sino que al buscar hacer algo en lo que somos buenos, sube nuestra autoestima y así nos encontramos más felices.

Tal vez surja aquí la pregunta sobre qué tan factible es que esta búsqueda de nuestra razón de vivir se pueda compaginar con la vida laboral, misma que toma la mayor parte de la vida de muchas personas. Un artículo de la BBC que habla del Ikigai, habla también de un fenómeno llamado karoshi (muerte por sobretrabajo) en el que 2,000 personas mueren al año por trabajar demasiado. Contradictorio, ¿cierto?

Casi llegaré a los 65 años y constantemente me pregunto qué es lo que me espera en estos años y de qué manera los puedo vivir más plena y felizmente. Y creo que esta preocupación la comparten muchos de mis lectores. Es por esto que les comparto estas referencias interesantes que traen consigo el mensaje de que siempre podremos buscar y encontrar nuestro Ikigai y de que, como aquellos judíos martirizados por el animal de Hitler a los que se refería Víctor Frankl, sobreviviremos a todo, mientras nos mantengamos en la búsqueda (y encuentro constante) de algo importante que dé sentido a nuestra vida…nuestro Ikigai. Por más cuesta arriba y trabajoso que parezca, valdrá la pena.