Piden ‘plan B’ fiscal por reforma de Trump

Ante lo disruptiva y atípica que es la propuesta fiscal en Estados Unidos para la economía moderna mundial, México está obligado a hacer una intervención quirúrgica de su sistema fiscal, pues de aprobarse la reforma, se avecina una guerra de inversiones en el mundo, consideraron especialistas.

Consultados por un Diario de circulación nacional, Jorge Sánchez, socio de Impuestos y Servicios Legales de Deloitte; Agustín Barrios, asociado fundador del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), y Jorge García, socio de Impuestos de E&Y, coincidieron en que la propuesta de reforma fiscal del presidente de Estados Unidos Donald Trump le vuelve a sonar la alarma a México para que haga la ‘tarea fiscal’ que tanto ha postergado y que ante el contexto estadounidense, es obligatorio que las autoridades mexicanas reaccionen e implementen estrategias fiscales de mayor competitividad y que otras economías están haciendo.

Jorge García, de E&Y, aseveró que el sistema fiscal mexicano requiere una intervención quirúrgica muy precisa, no tanto por las consecuencias que puede traerle la reforma estadounidense, sino porque ya no puede postergarlo, pero en el entendido de que en algún momento se llegue a aprobar la reforma americana, que se está trabajando y existe la posibilidad de que así suceda, sería apremiante.

“Hay que voltear a diversas áreas que se han trabajado tímidamente, incluyendo los impuestos indirectos, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Hay que voltear a ver las personas físicas, en cómo fomentar más la investigación, invertir en el desarrollo e investigación, cómo fomentar el ahorro de las personas físicas, que a su vez nos permita reactivar la economía”, señaló García.

De acuerdo con Sánchez, de Deloitte, Estados Unidos se convertiría en un país fiscalmente muy atractivo, pues hasta hoy ha sido un lugar con altas tasas de Impuesto Sobre la Renta (ISR), como en México, pero de ser aprobada la reforma fiscal sería más llamativo.

La propuesta de EU plantea la reducción de la tasa corporativa de 35, a 20 por ciento; extensión a los dividendos que cobren las empresas en EU de sus subsidiarias en el mundo y una repatriación eventual, una reducción, al pago para repatriación de capitales en EU, entre los cambios más destacados.

“No sé si hablar de un paraíso fiscal porque hay más baratos todavía, pero considerando las condiciones de Estados Unidos y de mercado, se volvería sumamente atractivo, por lo que otros países ya están trabajando en el plan B y podrían reducir tasas corporativas para aminorar los riesgos de competitividad, por lo que creo que en el corto plazo habría una guerra de inversiones”, alertó Sánchez.

Para el socio de Deloitte, las autoridades ya deberían estar creando un plan de contingencia por si se aprueba completa o una parte de esta reforma, que por los tiempos políticos la patearían hasta después de las elecciones de julio, es decir, hasta 2019.

“El efecto de la reforma fiscal de Estados Unidos va a ser paulatino, no se va a ver inmediatamente. Puede tardar alrededor de cinco años para ver el efecto, pero eso no implica que Mé- xico no empiece a hacer algo ya. Estamos hasta tarde”, sentenció Sánchez.

Agustín Barrios, de Comexi, afirmó que una de las primeras cosas que tendrían que hacer las autoridades mexicanas es fiscalizar la economía informal.

“México sí aguantaría a hacer un ajuste en la tasa del ISR de 35, a 25 por ciento, pero la única manera en que podría hacerlo para compensar ese déficit es haciendo más pareja la fiscalización hacia la economía informal que ahora es prácticamente tasa cero”, destacó Barrios.