El turno de Coahuila

El asunto de las elecciones en Coahuila continua aún El asunto de las elecciones en Coahuila continua aún  sin concluir al estar judicializado por el rebase de  gastos de campaña, causa que se adapta a lo dispuesto por el artículo 41 de la Constitución, que establece como sanción la nulidad de la elección cuando se exceda por un cinco por ciento el tope autorizado, considerando determinante tal cuestión cuando la diferencia entre el primero y segundo lugar no sea mayor de cinco puntos.La figura en comento es innovadora, pues aunque la legislación contemplaba la hipótesis, la sanción no necesariamente conducía a la nulidad de la elección, sino a castigos económicos, pues ante la imposibilidad de acreditar la determinancia se prestaba a incurrir frecuentemente en estas inequitativas prácticas.

En esa medida y con la intención de buscar equidad en las contiendas electorales fue el motivo por el cual se hizo la reforma en cita, ubicándola como una violación grave, dolosa y determinante, presumiendo la actualización de la determinancia cuando la diferencia entre el primero y segundo lugar no sea mayor de cinco puntos.No pasó mucho tiempo de haberse puesto en la Constitución ese supuesto para su aplicación, pues el emblemático asunto de las elecciones en Coahuila se adapta como anillo al dedo, en la causal establecida en la Constitución.

El caso Coahuila no es la excepción, la práctica es frecuente y recurrente, a grado tal que para evitarla fue necesario incluirla en la ley suprema y, por lo visto, en ese Estado del norte, la tierra de Madero, que precisamente luchó contra la opresión y las imposiciones anti democráticas, fue evidente el uso de todas las artimañas posibles para colocar al candidato del PRI en el gobierno estatal y, con ello, continuar el virreinato de Rubén Moreira, se dieron vuelo gastando recursos con el objetivo de adquirir voluntades, a pesar de ello, la votación culminó con un empate técnico.

El sello distintivo en muchas entidades del país ha sido el regreso de gobiernos centralistas y caciques. En efecto, en los últimos años hemos observado un significativo retroceso en la incipiente cultura democrática que se había logrado, el esfuerzo y los avances en aras de contar con instituciones, participación ciudadana y procesos confiables, se han visto erosionados, las trampas, el dinero sucio, la cooptación de autoridades y la intervención directa del Estado para inclinar la balanza en el voto, ha sido una constante.

Quienes están a prueba ahora son los árbitros electorales, el asunto se encuentra en su campo y se enfrentan a una opinión pública deseosa de creer en la justicia y las instituciones del país, máxime que estamos al inicio de un proceso electoral donde se prevén complejas condiciones.Las miradas se enfocan en el resultado de la autoridad electoral, en tanto que cualquiera que sea marcará un importante precedente, en virtud que es visto como preámbulo de lo que puede acontecer en el futuro, el prólogo de una historia aún sin escribir, una predicción sobre el orden, el respeto y el desarrollo democrático frente a la desilusión y la imposición.