¡Salud por el turismo de salud!

No hay duda de que un gran logro de la economía mexicana ha sido en los śltimos 20 ańos consolidar fuentes de divisas internacionales, para financiar nuestro crecimiento.

Para un país pobre como el nuestro y con escaso ahorro, resulta fundamental acceder a los ahorros o excedentes de otras naciones. Lo mismo exportando bienes, que atrayendo inversión extranjera o exportando mano de obra, así como atrayendo turismo internacional.

En este sentido, el TLC suscrito con los EUA y Canadá ha jugado un papel fundamental, permitiéndonos acceder a uno de los marcados más grandes del mundo para colocar nuestras exportaciones y para generar alternativas de inversión extranjera para capitales y empresas interesadas en establecerse en México, aprovechando así las ventajas que trae consigo dicha apertura de tales mercados.

Hoy en día, vemos con preocupación que este tratado de libre comercio se encuentre amenazado por la visión miope de una administración gubernamental que propugna por el proteccionismo y el cierre de sus fronteras. Por más que, explicablemente, se pretenda minimizar el impacto que tendría la materialización de esas amenazas, sin duda el país sufriría una sacudida y tendría que recurrir a una reestructuración profunda de su estrategia comercial internacional y de su política relacionada con la inversión externa.

Aun cuando no soy ingenuo, como para proponer que el turismo sea una alternativa que pueda en el corto plazo, llenar íntegramente el hueco que nos haría una alteración esencial del llamado NAFTA, sí creo que tendríamos que reforzar todo lo necesario para generar aún muchos más ingresos por concepto de la mejor de las exportaciones que, a mi parecer es la de los servicios relacionados con el turismo.

Abusando tal vez del simplismo (lo cual no hace daño de vez en cuando) propongo como ejemplo la comparación entre el valor agregado que genera la exportación de naranjas convertidas en jugo de naranja en la piscina de un hotel y vendido a turistas internacionales, contra el hecho de vender esos mismos frutos en otro país en un huacal de madera.

En el tema turístico, México vive probablemente los mejores tiempos de su historia, creciendo a tasas muy superiores a la tasa a la que crece el turismo en el mundo, en promedio, lo que nos ha llevado a ocupar el octavo lugar entre los países más visitados por turistas internacionales y a generar la nada despreciable suma de más 19,000 millones de dólares en ingresos de divisas durante 2016.

Para nuestra fortuna, el turismo en el mundo seguirá creciendo a un ritmo excepcional. Las proyecciones de la OMT, permiten pronosticar que el mercado turístico mundial duplicará su tamaño en los próximos 20 años, lo que pondrá a nuestro alcance una oportunidad de oro.

La pregunta obligada sería, ¿qué debemos hacer para aprovecharla a cabalidad?

Y al respecto, me parece muy claro que lo que requerimos es ser capaces de vender más y mejores productos a nuestros visitantes, de manera que consigamos incrementar el gasto promedio por turista. Olvidarnos de los “rankings” que miden el número de turistas que nos visitan y concentrarnos en aquellos que contabilizan las divisas que se generan.

En este orden de ideas, la estrategia pareciera ser diversificar nuestros mercados objetivo, enriquecer el producto que ofrecemos e insertarnos en los nichos especializado de alto gasto por turista, como es el caso de lo que se conoce indistintamente como Turismo Médico o Turismo de salud, un nicho en el que cada turista gasta hasta seis veces más, en promedio, que lo que gasta el turista normal.

Para las labores de consultoría en temas turísticos que llevamos a cabo en Bufete Consulta, S.A. de C.V., el tema ocupará este año y el próximo un lugar muy especial, convencidos de que puede ser este segmento uno de los de mayor crecimiento y desarrollo hacia el futuro.  Es por ello que durante los días 2, 3 y 4 de octubre participé en el X Congreso Mundial de Turismo Médico, en donde, por cierto, constaté la presencia de la Subsecretaria de turismo, María Teresa Solís, quien con el muy amplio conocimiento que tiene del turismo mundial, tiene también muy claro lo que esto puede representarnos.

Organizado, como cada año, por la Medical Tourism Association de los EE.UU. este congreso pasó revista en tres días de intensa actividad, de los temas que más tienen que ver con el desarrollo de esta actividad que vive una gran expansión en todo el mundo. Ahí se dieron cita grupos hospitalarios y hoteleros, compañías aseguradoras, desarrolladores turísticos e inmobiliarios, autoridades turísticas y del sector salud, agencias de viajes y “concierges” especializados en orientar a viajeros que se trasladan a otros países para recibir tratamientos médicos. Toda una organización institucional en la materia.

Las cifras son impresionantes y tentadoras. Aunque pueden ser inexactas, dada la imprecisión para definir lo que se entiende como turismo médico, baste señalar que varios estudios coinciden en estimar el valor de este segmento en alrededor de 100,000 millones de dólares, cifra que tiende a crecer, dada la gran diferencia en costos que representa atenderse fuera de los EEUU. Baste señalar que los ahorros a los que puede acceder un paciente americano que decide tratarse en países como la India, Costa Rica, Colombia, México, Corea del sur o Tailandia, por solo mencionar algunos, oscilan entre el 30 y el 97%. Con respecto al costo que pagaría en su país.

Así las cosas, contando con médicos, infraestructura hospitalaria y servicios complementarios de calidad y mediante el diseño de una verdadera política pública de desarrollo del turismo médico, México podría estar atrayendo cientos de miles de estadounidenses y canadienses urgidos por encontrar un reemplazo de cadera o rodilla, una cirugía plástica, un tratamiento dental o una by pass cardíaco, y gastando en el país seis veces lo que destina alguien que viene a la sola recreación. Vale la pena decir ¡Salud por el turismo de salud!, ¿no creen ustedes?