Artista visual del FONCA pintó mural en el CEART basado en los cantos de Maldoror

argeo Mondragón considera que el  tiempo en el proceso artístico del  street art es necesario para escuchar lo que los lugares le dicen al artista. Por eso, al momento de intervenir el panóptico del CEART, observa detenidamente el perímetro que le rodea y el espacio donde va a pintar. Esa búsqueda del tiempo permite que sea el espacio físico quien ocupé al artista y no al revés.
Hay veces que Argeo puede invertir más de dos horas en una sola línea, «no quiero venir y solamente decorar el espacio, quiero que el espacio me intervenga, me gusta mucho experimentar con el tiempo del proceso artístico y dejar que los lugares me habiten y reconozcan», dice.

Ese tiempo del que habla no se refiere al tiempo lineal que invierte al pintar un mural, sino al tiempo que necesita específicamente para realizar un trazo o plasmar una experiencia. Más que buscar la perfección, lo importante es encontrar un «error» que permita descubrir nuevas direcciones en lo que se va a pintar, algo parecido a lo que Siqueiros llamaba «accidente controlado», en donde el proceso artístico es más importante que el resultado final.

Argeo Mondragón estudió la Licenciatura de Diseño y la Maestría de Artes Visuales en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Actualmente es becario del FONCA en la categoría de Narrativa Gráfica con «Proyecto Maldoror», que tiene como fin utilizar el espacio arquitectónico de la ciudad para contar una novela gráfica a través de viñetas basadas en «Los Cantos de Maldoror», libro conformado por seis cantos poéticos escritos por Isidore Ducasse, más conocido como Conde de Lautréamont.

En ese sentido, el espacio secuencial funciona como una construcción narrativa en el espacio arquitectónico, uniendo al comic con el arte urbano. Cada mural funciona como una viñeta y esta? conectado al otro en secuencias, relatando una historia en el lugar donde las personas viven día a día.

Argeo ha pintado las viñetas que conforman este proyecto en diversas lugares del país como la Ciudad de México, La Paz, Morelia, Puebla, San Luis Potosí y Zacatecas, y en Europa en ciudades de como Ámsterdam, Donostia, Granada, La Bañeza, Madrid, Blackpool, Londres, París y Toulouse. Esta fragmentación de su proyecto tiene que ver con tres factores, el primero es la esencia del street art, el segundo con la narrativa de «Los Cantos de Maldoror» y el tercero con la biografía de Lautréamont, quien a pesar de haber nacido en Uruguay, escribió el libro en francés, obra que Argeo considera el Quijote americano.
«Al ser hijo directo de la globalización, el street art necesita plasmarse en diferentes partes del mundo; la narrativa de Los Cantos de Maldoror es fragmentaria, es una secuencialidad, al igual que cada viñeta de mi proyecto, cada escena del libro puede ser una parte diferente del mundo, Maldoror me da la libertad de poner viñetas por todos lados, es como si fueran una serie de recuerdos plasmados alrededor del mundo», dice.

Para lograr que la narrativa de su proyecto tenga coherencia, Argeo invirtió más de cinco años en desarrollar un sistema guionístico que le permitiera adaptar la obra de Lautréamont, «para crear el guión de mi proyecto utilicé lo que más me gustaba del guion de cómic y del street art. Una de mis influencias también fue el cine de Bergman, quien fusionaba técnicas de cine con teatro, algo similar hice en el sentido del tiempo, pero al revés, porque tengo que minimizar el texto para que sea mas potente la lectura o más comprensible», explica.