El hijo de Duterte es acusado de traficar drogas en Filipinas

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, prometió una vez matar a sus propios hijos si descubría que estaban involucrados en el tráfico de drogas. Ahora uno de ellos, podría poner a prueba sus dichos.

El hijo mayor del mandatario, Paolo Duterte, es investigado por presuntamente traficar un cargamento de metanfetamina, con un valor en las calles de 125 millones de dólares.

El joven actualmente es vicealcalde de Davao, la ciudad más grande de Filipinas.

Según las autoridades, la investigación inició en julio de este año, cuando un comerciante acusado de importación ilegal de drogas, asegurara que el hijo del presidente y su cuñado, habían participado en el envío de un cargamento de metanfetamina.

Más tarde el comerciante llamado Mark Taguba, se retractó de su declaración inicial. Sin embargo, este caso se convirtió rápidamente en un escándalo para Rodrigo Duterte, quien hasta el momento ha guardado silencio.

«Ambos caballeros están dispuestos y listos para afrontar estos alegatos maliciosos que intentan restarle credibilidad al presidente», dijo el portavoz presidencial Ernesto Abella en un comunicado emitido el jueves.

«El presidente ha dicho en numerosas ocasiones que no interferirá», aseguró.

Duterte ha resistido las críticas internacionales sobre su brutal guerra contra las drogas —que inició en 2016—, pero finalmente empieza a sentir el calor en casa.

La indignación pública tuvo su clímax en agosto de este año, después de la noche más mortífera en la historia de la guerra contra las drogas, cuando más de 30 filipinos fueron asesinados por la policía en 24 horas.

Ese mismo mes, el filipino Kian delos Santos, de 17 años, fue baleado y asesinado por la policía en un caso que podría ser el resultado de una mala conducta policial.

La guerra contra las drogas de Duterte ha dejado cerca de siete mil muertos, según Human Rights Watch, aunque las estimaciones del gobierno y la policía son más bajas.