10 alimentos que te dejan satisfecho y no te hacen engordar

Contaban las cortesanas de Enrique VIII que luego del accidente que tuvo con un jabalí, el cual le provocó una herida muy grande y profunda en la pierna, le impidió moverse de su cama por un tiempo. Dejó las justas, la cacería y el tiro con arco que tanto le gustaba practicar. Para entonces, el hombre pesaba 100 kg aproximadamente. Inmovilizado en cama, no tuvo más remedio que leer un poco, platicar con sus sirvientes, tener pocas visitas de mujeres y su amor por la comida creció. Así, este sedentarismo y carácter grosero lo hicieron subir de peso de manera exorbitante.

Luego de un tiempo, su cuerpo estaba a punto de estallar de la obesidad mórbida que había adquirido, al mismo tiempo y como consecuencia, desarrolló diabetes y gota. Al notarse demasiado obeso, pidió el consejo de su médico, el cual le sugirió una dieta balanceada, a lo que no accedió y prefirió usar una faja, inútilmente, que era puesta entre varios guardias, sirvientes y cortesanas mientras el rey tomaba su desayuno o algún refrigerio que no era precisamente sano. El monarca comía en cualquier lugar en que se encontrara y no consumía frutas o refrigerios saludables, salvo fresas. En su recámara figuraban trozos de carne de jabalí, de res y de cerdo, los comía no sólo como una especie de botana, sino que pedía platillos muy elaborados a cualquier hora.

Su última esposa, Catalina Parr, lloraba luego de su muerte, claro está, por haberlo perdido; pero también lamentaba el hecho de no poder haberle dado los cuidados necesarios, entre ellos, una buena alimentación: ingerir los alimentos correctos; hecho que el rey nunca terminó de entender al morir con 137 cm de grasa mal procesada rodeando su cintura.

Esto ha hecho que nutriólogos e historiadores se unan para estudiar casos como el del rey Tudor y otros similares en los que, como afirmaba la reina Parr, importaba la cantidad pero, aun más, el tipo de alimentos y la forma de su consumo. Las dietas son estrictas, es mucho más sencillo que exista una buena alimentación más sana y menos peligrosa como lo promueve la revista Time, que ha enlistado una serie de alimentos deliciosos y sanos.

Papa hervida

En ocasiones, las papas fungen como un inhibidor del hambre, ya que ayuda a calmar la necesidad de alimento más que otras 38 verduras y granos, como el arroz. Por lo general, las papas se evitan por ser altas en carbohidratos; no obstante, son calorías naturales, lo que no afecta como los aceites o las harinas.Da energía constante y más duradera. Si están hervidas la energía aumenta.

Yogur griego

Consumir proteínas lácteas aumenta la sensación de saciedad, por lo que comer yogur es ideal para bajar de peso de manera natural. Éste elimina el azúcar acumulada y la sal en exceso del cuerpo manteniendo la cantidad ideal de ambos. Se puede mezclar con frutos como frambuesas, pasas y avena para darle sabor, pero no es necesario para complementar su función.

Palomitas de maíz

Si se consumen de manera natural, proveen al cuerpo cerca de 90 calorías que se transforman en energía. Al tener aire en su composición, éstas dan la sensación de haber comido más de lo que en realidad se ha ingerido, para evitar que el estómago se llene de aire, lo ideal es espolvorear chile en polvo, pimienta o cualquier tipo de especia. Así se sentirá un poco más lleno el estómago y con alimentos sólidos y benéficos.

Avena

Con un alto contenido en fibra, este grano natural es capaz de darle al estómago no sólo saciedad o la sensación de la misma, sino una variedad de nutrientes. En especial si se combina con yogur o leche. Ésta se espesa y se mantiene en el estómago por mucho más tiempo. Combinarla con semillas como almendras, nueces y hasta cacahuates ayuda a mantener la grasa equilibrada y el azúcar en los niveles adecuados.

Smoothies

Los líquidos producen un efecto extraño en el estómago. Hacen que este trabaje y “piense” que todo está yendo hacia él, cuando en realidad son los riñones los que almacenan los líquidos. El estómago, al trabajar y tener dicha sensación permitirá que el hambre sea mucho menor hasta llegar a la próxima ingesta de alimentos. El problema son los azúcares, por ello, lo más recomendable es hacerlos sin endulzante.

Trigo

Las barras enteras de este grano brindan proteína y fibra por igual. Una porción moderada ofrece 6 gr de ambas. La proteína que proporciona este alimento libera la hormona ghrelina para hacer que el cerebro se sienta satisfecho y emita esas señales al estómago. La fibra, por su lado, suprime el apetito. Se puede comer con una manzana, nueces y lechuga y crear una deliciosa ensalada. Para darle un poco de sabor se puede agregar una salsa de mango o de frutos rojos. En realidad cualquier combinación es adecuada.

Higos

No son las frutas más comunes y populares, pero suelen ser de las mejores en cuanto a proteínas y y fibra. Retarda la liberación del azúcar en la sangre y previene que endulzantes artificiales entren al cuerpo, como el de los pasteles y los postres. Combinarlo con semillas y yogur es ideal.

Manzanas

Pocas frutas contienen pectina, sustancia natural que hace lenta la digestión y provoca que el estómago se sienta satisfecho. Existe una dieta que puntualiza el consumo de una manzana previa a cualquiera de los alimentos y así, el consumo de los platillos será moderado y mucho más liviano. También funciona comerla en forma de puré o de jugo. Entre más manzanas consumas, más nutrientes y menos hambre.

Sopa de frijol

Al ser muy aguada, las proteínas y alimento que se acumulan en el estómago son menores y se sentirá la misma saciedad. Una taza de este producto tiene aproximadamente 150 cal, lo que ayudará a que el consumo de grasas propias de las sopas y el “daño” estomacal que genera el frijol sean menores. Para complementar se puede esparcir algún tipo de especias o legumbres finas como cilantro o perejil.