Hallan restos de la prehistórica “ave del terror”en Argentina

Territorio siempre fértil a la hora de Territorio siempre fértil a la hora de  reconstruir la fauna prehistórica de  estas latitudes, los acantilados de Chapadmalal dejaron a la vista los restos de tres especies distintas de grandes animales alados, entre ellas la identificada como “ave del terror”, carnívoro de casi dos metros de altura con notable habilidad para correr a pesar de su generosa contextura.

Aunque lo más novedoso para los investigadores es una variedad de águila y otra de cóndor, nunca antes relacionados con esta zona.

Las piezas fueron rescatadas por un equipo del área de Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de esta ciudad, donde ya existe una amplia y variada colección de esqueletos completos y huesos sueltos de la mayoría de los animales que anduvieron por aquí hace millones de años, ahora ampliada con este lote de piezas en buen estado e identificables.

Matías Taglioretti, responsable de la citada dependencia, citó como una particularidad de alcance mundial el hallazgo simultáneo de tres especies durante un mismo rastrillaje. De la de mayor tamaño ya tenían evidencias. Pero las otras dos aves dispararon el interés porque son un aporte inédito aquí. “Nos dan más información de cómo eran los cielos en la Mar del Plata prehistórica”, dijo a LA NACION.

Estos restos permanecieron bajo tierra durante los últimos tres millones de años y quedaron a la vista por la erosión marina, en un sector de playas con acantilados a varios metros de altura, a mitad de camino entre Mar del Plata y Miramar.

Taglioretti resalta que los tres hallazgos corresponden a un mismo momento de tiempo, que sería la etapa conocida como chapadmalalense (5,5 a 3 millones de años), denominación que se dio porque es la zona que mejor ha permitido reconstruir aquellos tiempos en todo Sudamérica.

Tres especies prehistóricas

Del cóndor se encontró parte de un ala; el tibio tarso del “ave del terror” y parte de una pata y garras del cóndor. Este último de hábitos carroñeros, a diferencia de los otros dos, carnívoros por excelencia.

El valor adicional en este hallazgo es que las piezas estaban en buen estado a pesar de los huesos pequeños que componían esos esqueletos, fáciles de desaparecer con el paso del tiempo. “Es muy difícil dar con restos de aves porque son huesos livianos y frágiles”, insiste el paleontólogo.

La presencia de un cóndor y águila prehistóricos también llevan a revisar la geomorfología de este frente de costas en aquellos tiempos. Taglioretti estima que esas aves de gran porte encontraban ámbito para anidar en las cercanas sierras del macizo de Tandilia y para el vuelo se favorecían de fuertes vientos, posibles entonces porque la Cordillera de los Andes aún no había logrado su actual conformación.

La zona Sur de Mar del Plata y el frente de costa próximo a Miramar es fuente habitual de este tipo de hallazgos. La aparición de restos de aves fue muy celebrada porque lo habitual es dar con piezas de otras especies de mayor porte y más habituales, en particular mamíferos que eran dominantes en aquella y datan del período cenozoico superior, que abarca los últimos seis millones de años.