Un “gringo” en la delegación mexicana que renegocia el TLCAN

El 13 de julio de 2014, el entonces coordinador general de Minería de la Secretaría de Economía, Mario Alfonso Cantú  Suárez, presentó una declaración jurada, como evidencia de presencia física en los Estados Unidos, cual trámite indispensable para obtener la ciudadanía estadounidense que hoy ostenta. El 21 de diciembre de 2016, Enrique Peña Nieto lo nombró subsecretario de la misma área. Su cuate, ¿socio? y paisano Idelfonso Guajardo le dio posesión.

Luego de ello, Cantú Suárez juró lealtad a la bandera de las barras y las estrellas. Lealtad al país mismo. Lealtad a los Estados Unidos. ¡Y hoy es parte de la delegación ¿mexicana? que renegocia el TLCAN!

¿Cuáles son entonces, realmente, los intereses que Cantú y su jefecito Guajardo defienden? ¿Los de México? No. Todo indica que no. La experiencia en la Exportadora de Sal, por ejemplo, apunta en sentido contrario, ya que ambos –bajo la égida de Herminio Blanco– se han encargado de entregar las minas salineras a los japoneses de Mitsubishi, que en ocasiones son clientes de la descentralizada y, en otras, miembros mayoritarios del Consejo de Administración. Esto es, ellos mismos fijan los precios a los que van a comprar. Ellos mismos, los nipones, imponen las tarifas de lo que van a cobrar por transportar. Una vergüenza.

Y todo a cambio de la iguala de un millón de dólares, más otras pre$taciones, que Blanco recibe mensualmente y que, seguro, reparte entre los altos fruncionarios de la Secretaría de Economía antes citados.

¿Para quién trabaja? ¿Para los Koch? ¿Para Slim, Larrea, Ancira?

“Yo, Mario Alfonso Cantú Suárez, afirmo que las siguientes declaraciones son verdad, de acuerdo a mi propio conocimiento –se lee en la declaración jurada, de la cual el escribidor hace una traducción libre–: El 15 de julio de 1987 obtuve el estatus de residente permanente a través de la clasificación P36, tercera preferencia profesional o individuo altamente calificado. El 11 de julio de 2013 presenté la forma N-400 y el 18 de noviembre de 2013 comparecí en una entrevista para determinar si era elegible para la naturalización. Durante la entrevista, el oficial del Servicio de Inmigración determinó que la solicitud estaba incompleta porque carecía de evidencia que estableciera mi presencia física en los Estados Unidos. De acuerdo a mi propio conocimiento, doy fe de que estuve fuera de Estados Unidos durante 506 días y que realicé 106 viajes fuera de Estados Unidos. He vivido en los Estados Unidos los últimos cinco años.”

Efectivamente, 506 días viviendo en México. Desempeñándose como fruncionario del gobiernito de Enrique Peña Nieto. Cobrando salarios y prestaciones, incluso viáticos a los contribuyentes mexicanos, pues la mayor parte de los 106 viajes realizados fueron oficiales… ¡pero afirmando que vive en Estados Unidos!

Así las cosas, en las renegociaciones del TLCAN, ¿qué intereses va a defender Cantú? ¿Los de los canadienses que, prácticamente, son ya dueños del subsuelo mexicano? ¿Los de los hermanos Koch, quienes fueron los mayores contribuyentes de la campaña de “su” presidente Trump? ¿O las de los mineros mexicanos Slim, Ancira, Baillères, Larrea quienes se verán obligados a aportar a la campaña del próximo candidato del PRI?

Los gringos pueden decirle a Cantú: “Coopelas o cuello”

Ahora que esto que le platico no es desconocido para los estadounidenses. Ellos saben que en la mesa de las renegociaciones tienen enfrente a quien pueden torcerle la mano, solamente pidiéndole que explique el cúmulo de propiedades, autos de lujo, empresas y cuentas de banco que Cantú mantiene y tiene en el territorio de “su” nuevo país. También por el par de denuncias en su contra que existen en el Departamento de Justicia.

Como muestra, algunos botones. Cantú tiene registradas residencias en el 7214 de Hovingham; en el 10 King Towers y en The Dominion Country Club, las tres en San Antonio, Texas. En la Ciudad de México: el departamento 1802 de la Torre III de Reforma 222; en Guillermo González Camarena 999, departamento 2204, de Lomas de Santa Fe, y otra en Prolongación Vista Hermosa 123, en la Delegación Cuajimalpa, vendida en 2014 por 6 millones 400 mil pesos. También posee una residencia en la Carretera Colorines Km. 4.5, en el Fraccionamiento El Santuario de Valle de Bravo.

En San Antonio, Texas, adquirió una oficina en el 8414 de Fountain Circle, para desde ahí administrar, probablemente la cuenta en dólares con terminación 3405 del California Commerce Bank, y en otras en instituciones financieras de Laredo (una) y en San Antonio (dos).

Para efecto de acreditar su actividad profesional y ser un individuo “altamente calificado”, Cantú creo una empresa denominada MACS2 International Consulting LLC, para el ramo de la consultoría, y otra llamada Luzang, dedicada al giro de bienes raíces, aunque está registrada a nombre de su esposa y sobre la que hay denuncias de fraude.

Denuncias por entrega de concesiones y encubrimiento a Germán Larrea

¿Y de dónde se hizo de mulas Cantú, si desde 2001 a la fecha sólo ha trabajado en el sector público? Buena parte del éxito económico del susbsecretario “gringo” de Economía se explica en su abierta participación a favor del gran negocio que Mitsubishi ha hecho en años recientes en las salinas de Guerrero Negro, Baja California. Cantú y su jefecito Guajardo, en los hechos, se las han escriturado a los nipones. Y no “de a gratis”, por cierto.

También porque durante su gestión como coordinador general de Minería –al tiempo que se hacía ciudadano estadounidense– de la Secretaría de Economía, se le imputó una serie de irregularidades en el sector que supuestamente coordinaba… aunque realmente expoliaba.

Hubo denuncias al respecto. Una de ellas, del entonces diputado federal Ricardo Mejía Berdeja quien, “desde la más alta tribuna del país” (jejeje), acusó “un saque criminal de las minas mexicanas… lo que esto ha ocasionado es que la Secretaría de Economía, por conducto de su coordinación de Minas, ha otorgado múltiples concesiones para la explotación de los recursos naturales en forma opaca e irregular.

Cantú también fue acusado de encubrir a Germán Larrea, luego de que su mina en Cananea contaminara per secula seculorum los ríos Sonora y Bacanuchi, un desastre ecológico de dimensiones epopéyicas.

Nada de ello, claro, fue “de a grapa”.

Y como pilón, hay denuncias de que tenía a uno de sus hijos, quien estudiaba en Estados Unidos, en las nóminas de la dirección de Operaciones Geológicas. O sea, como “aviador”.

De ahí la recua de mula$ que presume Cantú.

Lo que seguramente ignoran Videgaray su muchachito EPN

¿Sabrán Luis Videgaray y su muchacho Peña Nieto que Cantú se hizo american citizen, mientras era fruncionario del gobiernito que ambos, en ese orden, encabezan? Conseguir la doble nacionalidad no es ilegal, pero sí poco ético que se obtenga mientras se está a sueldo de los contribuyentes mexicanos.

¿Tendrán a la mano, como seguro sí lo tienen los estadounidenses, el número del Seguro Social gringo de Cantú? Que lo anoten: Es el 163-644-734 a nombre de Mario A. Suarez. ¿Y su número de registro migratorio? Apunten: A22-992-108.

Y si no están enterados, sobre Cantú Suárez hay una investigación del Departamento de Justicia de “su” país, luego de que una compradora de un bien raíz denunciara que el entonces coordinador de Minas y su esposa le defraudaron con 700 mil dólares. Y una más, ésta aún más grave: que en marzo de 2013 tres hombres entraron ilegalmente a Estados Unidos, que fueron detenidos con dos kilos de cocaína y 4 kilos de mariguana y que por única identificación, dos de ellos, llevaba la tarjeta de presentación de Mario Alfonso Cantú Suárez, como coordinador de Minas de la Secretaría de Economía, lo que tiene abierta una indagatoria.

La industria minera, ¡por los suelos! O quizá hasta debajo de ellos

¿Qué es lo que mantiene a Cantú en Minas? ¿Por qué convirtió Guajardo en subsecretaría a su coordinación? Definitivamente por la amistad que, en política, se sublima en complicidad. Porque los resultados de la gestión de estos dos neoleoneses –en cuyas manos e intereses se juegan el presente y el futuro de México (y de Estados Unidos, diría el “gringo” Cantú)– es más que pobre, paupérrima.

Basta asomarse al informe anual 2016 –los tres anteriores son para ponerse a llorar– de la Cámara Minera de México (Camimex), cuyo presidente Daniel Chávez Carrerón señala, entre otros puntos:

“El año 2015 fue, quizá, el año más complicado para la minería desde el año 2004, cuando inició un positivo ciclo de crecimiento sostenido del sector… El monto de las ventas al extranjero en la rama minera volvió a descender el año pasado y el sector se situó por debajo de los sectores automotriz, electrónico, petrolero, el envío de remesas y, ahora también, el turismo. Asimismo, el valor de la producción minero-metalúrgica volvió a retroceder, al pasar de 14,820 millones de dólares en 2014 a 13,469 millones de dólares en 2015, con base en los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“La industria invirtió 4,630 millones de dólares durante 2015, cifra inferior a lo previamente estimado (5,458 millones de dólares) y muy por debajo de los 8,043 millones invertidos en 2012, cuando se alcanzaron niveles récord en los principales indicadores de la minería mexicana. En cuanto a la Inversión Extranjera Directa, registró por primera vez una salida de capitales por 32.8 millones de dólares en el rubro de minerales metálicos….

“Otro indicador que se redujo fue el empleo, al disminuir su ritmo de crecimiento y generar sólo 4,095 nuevas plazas laborales, 4.6 veces menos nuevos empleos que los que se crearon en 2012 y la mitad de los generados en 2014. “En el ‘ranking mundial’ el sector descendió importantes posiciones. En inversión, exploración minera, México cayó a la séptima posición, al captar 491 millones de dólares, por debajo de lo recibido por Canadá, Australia, Estados Unidos, Chile, Perú y China. Esta caída es el reflejo de un mayor número de proyectos mineros postergados el año pasado, 154 en total; pocos avanzaron a su fase de construcción y sólo 4 fueron puestos en operación…”

Como Peña Nieto, el que a dos amos sirve, con alguno queda mal

¿Qué es lo que mantiene a Cantú Suárez en la estratégica posición de Minas?, vuelvo a preguntar. Definitivamente no es su eficiencia como fruncionario público, dada la caída impresionante del sector.

¿Por qué, siendo “gringo”, aparentemente está representando los intereses de México en la renegociación del TLCAN?

¿Usted qué haría?, pregunta quien en Los Pinos también juega a aquello que dice: “el que a dos amos sirve, con alguno queda mal”. Y ya quedó mal con todos los mexicanos, ¿a poco no?

Índice Flamígero: No. Lo malo no es que el presidentito haya regañado a los empresarios más publicitados de México –¿quién sabe si los más ricos?, ¿quién sabe si los más emprendedores?— sino que él y su vocero, Eduardo Andrade, hayan desmentido la publicación del The New York Times, cuando el diario tiene confirmados los testimonios de cinco de los invitados a Los Pinos. Peor aún, cuando desde ayer comenzaron a circular versiones ampliadas del encuentro, en mayo, del Consejo de Hombres de Negocios con EPN, quien se quejaba amargamente de que, al denunciar la corrupción –que corroe a toda su fallida Administración, y los ejemplos sobran–, los cresos le hacen el caldo gordo a Andrés Manuel López Obrador. Mentir flagrantemente es ya otra de las características de la personalidad de Enrique Peña Nieto. + + + Don Alfredo Álvarez Barrón nos brinda hoy la “receta para elegir al futuro aspirante priista a la Presidencia de la República”. Y El Poeta del Nopal, presto, se coloca el gorro de chef y pone manos a la obra:

Utilizar un cedazo

y retirar el sobrante

para que emerja, pujante,

¡la antigua Ley del Dedazo!

 ¡Alegraos! Comiencen a contar. A este desgraciado sexenio ya sólo le restan 456 días.