La modelo Lorena Rae se ha convertido en la más perseguida de Nueva York. La joven alemana sería en estos momentos la nueva pareja del actor Leonardo DiCaprio y por ese motivo los paparazzi hacen guardia en los alrededores de la residencia de la estrella en la Gran Manzana y en sus aledaños a la espera de una imagen de la maniquí, a la que captaron el pasado domingo haciendo deporte en el gimnasio New York’s Dogpound junto a una amiga. Mientras, su «supuesta» pareja disfrutaba de la compañía de Bradley Cooper y otros amigos en Malibú.
La germana trabaja para la agencia de modelos Promod, que en su web publica las medidas de su la modelo: 86-66-92, y por ahora no cuenta con grandes trabajos en la pasarela, aunque será cuestión de tiempo que alguna firma le ofrezca su primer gran contrato. Ser la novia de DiCaprio también tiene sus ventajas.
Rae es la mayor de tres hermanos, Celine y Maurice, a los que tampoco les faltan cualidades para dedicarse al modelaje.
La primera vez que fueron fotografiados juntos fue el pasado 11 de agosto, cuando salieron a pasear con sus bicicletas por la Gran Manzana.
La relación se inició al poco de finalizar su último romance con la danesa Nina Agdal. Según Daily Mail, la ruptura después de casi un año de relación fue de mutuo acuerdo el pasado mes de mayo.
«Ellos siguen siendo amigos y están en buena sintonía», dijo una fuente cercana a la estrella cinematográfica.
Sin embargo, la modelo de Victoria’s Secret no perdió el tiempo y a principios del mes de julio se dejó ver con Jack Brinkley-Cook, un joven de 22 años con el que la cosa parece ir muy en serio.
DiCaprio es el galán por excelencia en Hollywood. Hemos perdido la cuenta de las parejas que se le adjudican al actor, que cuenta con una habilidad pasmosa para iniciar y finalizar romances.
El patrón siempre es el mismo, joven modelo (las medidas esculturales parecen una premisa), de cabello rubio o castaño y ojos azules, con la que se deja ver en sus actividades cotidianas, pero esconde en los grandes eventos, nada de preguntas y a los pocos meses – si supera el año ya estamos ante algo más serio-, la historia se diluye.