Con dedicatoria para México

No salimos de una, cuando llega desde el extranjero otra noticia impactante en la vida nacional y así, sucesivamente. Tal parece que desde el exterior nos ponen la agenda y nos dan la nota roja, ¿por algo será?
Pues sí, las dos últimas notas (cuando menos hasta el momento en que escribo la columna), corresponden la primera, a una lista emitida por la oficina del Tesoro de Estados Unidos, donde salen a relucir los nombres de dos destacados personajes: El futbolista Rafael Márquez y el cantante Julión Álvarez, a quienes vinculan con lavado de dinero. La otra, de no menor importancia, va con dedicatoria a Emilio Lozoya, ex director de Pemex, acusado de recibir sobornos de la empresa brasileña Odebrecht.

Ambos casos son paradigmáticos y se suman a la ya larga lista de escándalos en el actual sexenio. Tienen en común que la información proviene del exterior y en ese tenor se unen las formas con el del fiscal de Nayarit detenido en el vecino país del norte y; de Tomas Yarrington preso en Italia en espera de ser extraditado a los Estados Unidos. Resulta extraño que desde afuera nos hagan la tarea pues aquí en México, no pasa nada.
Tampoco se trata de convertir a todo el mundo en perros del mal, sin embargo, es lamentable que la información venga del extranjero, en tanto que es muy significativo que asuntos tan relevantes, pasen desapercibidos para las autoridades mexicanas.

En relación al de Rafa Márquez y Julión Álvarez, nos sorprendimos por la inesperada noticia, no así en cuanto al ex director de Pemex, pues desde hace meses se menciona que la empresa Odebrecht había entregado por sobornos en México la suma de diez millones de dólares, sin hacer señalamientos específicos como ahora.
Lo curioso del asunto es que el mismísimo Procurador General de la República, fue en viaje especial a Brasil a ver el caso y, por lo visto, o se hizo de la vista gorda o le vieron la cara, porque todo siguió igual, ni siquiera informó sobre los avances en la indagatoria, si es que hubo alguna.

Ahora que son ventiladas las declaraciones del ex director de Odebrecht, Luis Alberto de Meneses Weyll, preso en ese país, por el diario O Globo, asegurando haber realizado transferencias bancarias a empresas vinculadas a Emilio Lozoya, tanto en tiempos de campaña como para obtener un contrato de la paraestatal, nuevamente el gobierno mexicano queda en entredicho.
La presión de la comunidad internacional pone su mirada en el tema y en las acciones que sobre el particular realicen las autoridades mexicanas. Por supuesto que el asunto va a destiempo y para el gobierno no llega en el mejor momento, pues incluso la noticia compitió con la asamblea priista restándole reflectores.

El balón queda en la cancha de la PGR, cuyo titular ha sido severamente cuestionado por su omisión y lentitud en el manejo de este asunto y algunos otros similares, conducta que solo sirve para ponerle otra raya más al tigre y, exhibirnos ante la comunidad internacional. ¿Y el Fiscal General de la República, para cuándo?.