*.- EPN el gran ganador *.- El tiempo dirá si también el PRI *.- El pragnatismo por encima de los valores

Nadie se veía tan contento y satisfecho, al salir del Palacio de los Deportes, ayer tras clausurar la XXII Asamblea.

Nacional del PRI, que el Presidente Enrique Peña Nieto, dado que todas sus propuestas fueron aceptadas tras dos que 3 muy justas concesiones, pero nada que pueda alterar sus planes.

Por supuesto que en su mensaje de clausura había llamado a la unidad y a cerrar filas “para servir, para ganar”. Preservar la unidad interna a favor del país pues, como soldados de la patria, los priístas debemos salvaguardar el proyecto de México, dijo en tono mesiánico a unos 10 mil extasiados priístas.

Tal y como se lo adelantamos el miércoles pasado, antes del mensaje del Peña Nieto, el pleno tricolor aprobó los dictámenes de las cinco mesas temáticas que celebraron el miércoles y jueves de  ésta misma semana, a fin de establecer su rumbo para las elecciones de 2018 y 2021, así como los lineamientos para elegir a su candidato presidencial.

En este punto, destaca que el PRI modificó sus bases para permitir contender por la candidatura a la presidencia del país, a priistas con menos de 10 años de militancia, como Aurelio Nuño, que se afilió apenas hace 3 años, y a “independientes”, o externos, como José Antonio Meade, que nunca ha militando en ningún partido político, aunque ha trabajo en gobiernos del PRI y del PAN.

También se estipuló obligar a que los aspirantes a un puesto de elección popular presenten su Tres de Tres; que 50% de las candidaturas se reserve para mujeres y que, por cada tres candidatos, uno sea de las huestes juveniles.

Además, se aprobó eliminar a los llamados «chapulines» en el poder Legislativo, es decir, «que no haya más brincos de plurinominales a plurinominales» e impulsar a los gobiernos de coalición, propuesta del sonorense Manlio Fabio Beltrones quien esta vez presidió la mesa de “Visión de futuro”.

Y claro que Peña Nieto tiene razones para estar contento. Nunca antes una Asamblea Nacional priísta había concedido al Presidente en turno t-o-d-o lo que él deseaba.

A Miguel de la Madrid, no le aprobaron quitar lo de “ser hijo de padre y madre mexicanos”, lo que impidió que Carlos Hank Gonzáles fuera candidato pese a que hasta el último minuto para muchos era presidenciable.

A Carlos Salinas, incluso le añadieron el requisito de que el candidato presidencial hubiera ganado en las urnas al menos un cargo de elección popular, cosa que Ernesto Zedillo quiso retirar pero no le concedieron, y tampoco logró que la elección del candidato presidencial fuera por Consulta Directa a la Base Militante, lo que impidió que Antonio Ortiz Mena fue candidato.

Peña Nieto y sus timoneles, Enrique Ochoa y Claudia Ruiz Massieu, pueden presumir que su partido sobrevivió a éste cisma interno sin ser refundado o cambiar de nombre, como muchos manejaban.

Según cálculos internos, la identidad del abanderado presidencial del PRI se revelará en noviembre próximo, cuando casi es seguro que todos los demás Partidos lo vayan a nombrar, y con el fin de iniciar desde entonces una precampaña.

Lo cierto es que no será fácil aguardar los 3 meses fijados pues Morena, por ejemplo, lleva 18 años de delantera con su candidato presidencial y el de la CDMX estará listo para septiembre.

Para cuando el PRI anuncie su candidato, sus adversarios tendrán por lo menos dos meses en campaña, pero será en las elecciones del 3 de junio cuando sepamos si EPN se equivocó o fue capaz de designar un candidato ganador sin que se requebrajara la unidad interna de su partido pues siempre que los priístas se dividen, han perdido.

Aunque la Ley marca que todo funcionario público que pretenda la candidatura presidencial deberá renunciar a su cargo 6 meses antes del día de la elección, lo que implica que deba separarse del gabinete a más tardar el 1º de enero de 2018.

“JUDAS” PRAGMÁTICOS

Sin embargo, muchos asumen que con los cambios al Estatuto “ya hubo destape presidencial en el PRI”, por lo que también se da como perdedor en esta batalla, al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que si cumplía los anteriores requisitos, al igual que el ahora Canciller, Luis Videgaray, EL Secretario de Salud, José Narro y el Secretario de Turismo, Enrique De la Madrid.

A partir del nombramiento del candidato, que programan para noviembre, empezaremos a palpar si la unidad a que hizo referencia EPN es real o si, como acaeció en el 200 con Francisco Labastida y en el 2006, con Roberto Madrazo, los grupos o cacicazgos internos del PRI “jalan agua para otro molino”.

Será interesante ver, de aquí a noviembre, como ejecutan una operación cicatriz que resarza al exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, por la “mentada de madre a la militancia”, con lo del candidato externo, o a la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, por no concederle la Consulta a la Base como método de elección y que éste ya no requiera haber ganado al menos una elección.

Como “Judas” del grupo disidente, podemos citar al ex presidente nacional priista, Manlio Fabio Beltrones, que había dado su respaldo a Ruiz y Ortega pero al final negoció para que se avalara su proyecto de gobiernos de coalición, que la dirigencia del PRI impulsará en el Congreso de la Unión.

SUBSISTE EL DEDAZO

Otros, como el potosino José Ramón Martel y José Encarnación Alfaro, de Ciudad Obregón, Sonora, le dieron la espalda a Ivonne Ortega, negociaron con Enrique Ochoa y apoyaron la reforma de los estatutos. Lo único lamentable es que el “dedazo” no sucumbiera en ésta Asamblea Nacional.