Reeligen a presidente de Kenia

La Comisión Electoral de Kenia nombró este viernes a Uhuru Kenyatta ganador de las elecciones del martes al obtener el 54.27 por ciento de los votos en los comicios celebrados el pasado martes.

Kenyatta llegó al poder en 2013 y ahora fue reelegido por cinco años más.

El líder de la oposición, Raila Odinga, que no reconoce los resultados oficiales y se autoproclama vencedor, obtuvo un 44.74 por ciento de los sufragios.

El recuento final se hizo público con siete horas de retraso sobre el momento previsto y sin la presencia de representantes de la coalición opositora Súper Alianza Nacional (NASA, en sus siglas en inglés), que abandonó el recinto de la comisión para no ser parte oficial del anuncio.

Todas las misiones internacionales de observadores coincidieron en que el proceso electoral fue transparente.

La participación en los comicios fue del 78.91 por ciento, seis puntos menos que en las elecciones de 2013, aunque este año había cerca de cinco millones de votantes más registrados, recordó el director de la Comisión Electoral, Wafula Chebukati, quien calificó el proceso de justo, transparente y creíble.

Una hora antes del anuncio oficial de los resultados, la NASA se adelantó y dijo que no reconocía la victoria de Kenyatta.

Consideró que acudir a la Justicia no es una opción, por lo que apeló a la solidaridad de todos los ciudadanos.

Cada vez que un keniano ha sido asesinado o unas elecciones han sido robadas, los ciudadanos se han opuesto públicamente», recordó el portavoz de la coalición, James Orengo, quien tachó este proceso electoral de gran tragedia.

Según su recuento, elaborado, aseguran, con los datos filtrados por una fuente confidencial de la Comisión Electoral, Odinga sería el vencedor de las elecciones con el 50.13 por ciento de los votos y una ventaja de 42 mil 82 sufragios sobre Kenyatta.

Se teme que el rechazo de los resultados por parte de la oposición pueda derivar en una ola de violencia poselectoral similar a la ocurrida en 2007, cuando Odinga tampoco reconoció su derrota, lo que dio pie a unos enfrentamientos rivales que causaron más de mil 300 muertos.