Los cócteles de México: pocos pero… ¡sabrosos!

  • Hay una lista de copas que son reconocidos como mexicanos en el universo entero y que por largo tiempo han demostrado sus virtudes más allá del suelo patrio.

Es verdad que no se encuentra una academia o un colegio en forma donde estudiar mixología, o el fino arte de combinar bebidas, sin embargo hay una lista de tragos que son reconocidos como mexicanos en el universo entero y que por largo tiempo han demostrado sus virtudes más allá del suelo patrio.

Tanto la etimología de la palabra como la definición misma son esquivas, pero para simplificar las cosas puede decirse que el coctel es una combinación de bebidas alcohólicas, jugos, esencias e ingredientes diversos (pues no estamos hablando del coctel de camarón), cuyo resultado va más allá de la simple suma de sus partes pues algo nuevo surge de esta unión.

Deben ser considerados mexicanos si al menos uno de los ingredientes en la combinación tiene su origen en este país y en ese sentido el tequila es el jefe de los destilados nacionales, por ello no cabe la menor duda acerca de cuál es nuestro producto más famoso:

Margarita: Dos partes de tequila, una parte de Cointreau (o algún licor de naranja), media parte de jugo de limón y azúcar al gusto; se agitan bien estos ingredientes en un vaso con mucho hielo y se sirve en una copa con el borde escarchado en sal.

Este sencillo procedimiento genera, en pocos minutos y con ingredientes de fácil acceso, un monumento a la identidad nacional: fuerte impulso alcohólico, agridulce en el paladar y sal en los labios. Existen innumerables variantes para satisfacción de todos los gustos y por supuesto, se permite ordenarlo a cualquier hora del día, como aperitivo o digestivo, antes de la cena, e incluso por la noche. Su fama es inmortal.

Continuando en el ámbito del tequila hay que mencionar un famoso trío que surge con naturalidad cada vez que hace calor: el “Vampiro”, la “Paloma” y el “Charro Negro”, muy conocidos. Son las maneras clásicas para beber este fuerte destilado en Trago Largo, que es uno de los formatos clásicos en que se presentan los cócteles.

Vampiro: Hielos en un vaso escarchado de sal, unas gotas de limón, tequila al gusto, sangrita hasta 3/4 del vaso y refresco de toronja.

Paloma: Hielos en un jarrito de barro escarchado de sal, el jugo de un limón, tequila al gusto y refresco de toronja.

Charro Negro: Hielos en vaso alto, pocas gotas de limón, una pizca de sal, tequila al gusto, refresco de cola.

Después del tequila sólo puede hablarse de una bebida originaria de México con un reconocimiento de alcance planetario, es el licor de café de la marca Kahlúa, que siempre ha presumido con orgullo su origen veracruzano. Esta substancia asume un lugar muy destacado en el conocidísimo cóctel Ruso Negro, que por tanto debe considerarse como una combinación autóctona.

Habrá quien quiera discutir esta idea, pero más allá de cualquier polémica se debe considerar un dato fundamental: en Rusia no hay negros. Y por su parte es justo decir que el Ruso Blanco, también es jarocho.

Ruso Negro: Dos partes de vodka, una parte de Kahlúa, abundantes hielos en el vaso.

Ruso Blanco: Dos partes de vodka, una parte de Kahlúa, un chorrito de leche evaporada, abundantes hielos en el vaso.

Dentro de la categoría de los seres iluminados que de vez en cuando surgen en México, hay que inscribir al “héroe anónimo” que inventó una bebida que ha salvado la vida de muchas personas:

Michelada: Vaso escarchado de sal, hielos, jugo de un limón, cerveza.

A la receta original se han agregado variantes condimentadas hasta llegar a la exageración, sin embargo el fundamento del estilo a la Cubana da lugar a grandes interpretaciones.

En este caso se agrega, junto al jugo de limón en el fondo del vaso, un tanto de otro bien nacional, el “Petróleo”, un compuesto elaborado con salsa Maggi, salsa Worcestershire, salsa Tabasco y/o salsa de soya o cualquier otra sustancia oscura que se encuentre en la alacena.

Se permiten muchas libertades en la búsqueda de nuevas variantes y algunas de ellas son célebres, como los clamatos de cerveza, que a un fondo de “Petróleo” agrega jugo de almeja con tomate; otros llevan sólo el jugo de tomate o jugo de verduras y también hay quienes a estas bebidas combinadas ponen como decoración algunos ostiones u otros frutos del mar. Ello debe inscribirse como una variante “MX” del rubro de los cocteles alimenticios, que si bien son geniales, constituyen un tema aparte.

Si se comparan con las combinaciones de ginebra o ron, es verdad que los cocteles mexicanos son pocos, sin embargo su carácter los hace memorables y en sentido contrario a otros tragos, son pocas las dudas en cuanto a su origen.

Cabe esperar que la actual fiebre por el mezcal genere en breve un coctel novedoso que resalte sus virtudes y atraiga nueva fama hacia las bebidas vernáculas. Pero por lo pronto, con estas que aquí se mencionan, tenemos para entretenernos un rato y de alguna manera, mitigar la sed poco a poco.