No cesan ataques sexuales en CDMX

Un viernes de noviembre de 2016, Eva pensó que sería uno de los días más felices de su vida. Era su cumpleaños.

Pero esa mañana no sabía a lo que se enfrentaría. Un compañero del trabajo la invitó a comer. La reservación era a las tres de la tarde.
Todo fluyó con absoluta normalidad hasta que ella se levantó un momento para ir al sanitario. Esos son sus últimos recuerdos claros. Después todo se volvió borroso. Cuando abrió los ojos, estaba semi-recostada en el asiento delantero de una camioneta.

Su cuerpo estaba totalmente desnudo. “Tengo destellos de intentar bajarme, pero no podía mantenerme en pie. Además el volvía a meterme al auto”, recuerda entre lágrimas. Ese fue el inicio de un calvario que lleva más de siete meses. Ese n de semana, Eva fue violentada más de una vez. La violó un “conocido”.

La extorsionaron policías que la encontraron sin ropa en el vehículo. Y fue ignorada por las autoridades. Era su culpa por “no recordar”. Tres veces sintió que no valía nada. Todo en tan sólo un par de días.

El subregistro y la omisión de las fiscalías son los dos elementos principales que mantienen en la sombra la verdadera cifra de delitos sexuales en la capital. De 2013 a 2016 se abrieron 10 mil 58 carpetas por alguna agresión de este tipo. Todos los días siete mujeres son atacadas sexualmente en alguna de las calles de la Ciudad de México.

En este periodo la estadística no ha logrado disminuir. En una de cada cuatro de estas averiguaciones está registrada la violación de una capitalina. Una estadística de dos mil 366 violaciones de 2013 a 2016. Cada año, 592 mujeres, en promedio, pasaron por el tortuoso camino de presentar una denuncia por este delito.

Las delegaciones Cuauh-témoc, Milpa Alta, Xochimilco, Tláhuac e Iztapalapa tienen las tasas más altas. En promedio, 67 mujeres de cada 100 mil que viven en estas demarcaciones, fueron violadas en esos años.

El 2015 fue el más crítico. Las cifras oficiales reportaron la violación de 711 féminas. Especialistas aseguran que la estadística se queda corta en comparación de la realidad.

De cada cinco violaciones, sólo una se denuncia, asegura la organización Semáforo Delictivo. El trato que las autoridades les dan a las víctimas es lo que ha contribuido más a esta cifra negra.
Esa revictimización es la razón de que no se denuncie; las personas que sufren violencia sexual no quieren ser tratadas de esta manera” comenta Pamela Romero, investigadora del Inacipe. Cuando el coche en el que estuvo sometida comenzó a avanzar, un neumático se ponchó y eso los obligó a detenerse en una vialidad principal.

Eva vio que un par de policías se acercaban y pensó que la ayudarían.
“Cuando me vieron me preguntaron por qué estaba desnuda, pero no supe qué contestar. Mi mente seguía confundida.
Los oficiales me tomaron fotografías y bajaron a mi agresor del auto. Llamaron a una grúa para enganchar la camioneta. Me dijeron que nos remitirían por faltas a la moral”.

El “compañero” de Eva llegó a un acuerdo con los policías y los fueron siguiendo hasta un lote en donde dejaron el vehículo. Ellos mismos los llevaron a un banco para retirar dinero. Todo el camino Eva tuvo que ir sentada junto a un hombre que sabía tendría que ver todos los días.