Gabo,’talento inexplicable’

  • Gabriel García Márquez no era un intelectual, era un artista, dijo ayer en España el autor de La ciudad y los perros

El escritor Mario Vargas Llosa rompió ayer su silencio sobre Gabriel García Márquez, con quien mantuvo una gran amistad frustrada a raíz de la revolución cubana. “No era un intelectual, era un artista”, dijo el premio Nobel peruano-español en una intervención en San Lorenzo del Escorial.

No era capaz de explicar su talento, funcionaba mediante la intuición, no pasaba por lo conceptual, tenía una disposición extraordinaria para acertar con los adjetivos, los adverbios y con la trama”, añadió el autor de La fiesta del chivo sobre García Márquez, fallecido hace tres años.

Ambos escritores, representantes del boom latinoamericano, se conocieron en 1967, año en el que se publicó la obra cumbre de García Márquez, Cien años de soledad.

Vargas Llosa reveló ayer que por aquel entonces él ya había leído a su colega colombiano cuando trabajaba en un programa de literatura de la Radio Televisión Francesa. “De esa manera descubrí a Gabo. Después alguien nos puso en contacto y empezamos a tener una correspondencia muy intensa en la que nos fuimos haciendo amigos antes de vernos las caras, hablábamos sobre proyectos literarios, sobre lo que leíamos y habíamos escrito”, explicó.

Ambos se encontraban en Europa cuando el “viejo continente descubrió” la literatura latinoamericana. “Fue una sensación enriquecedora que nos acercó mucho a los escritores y que fue la razón por la que nuestra amistad fue tan estrecha y cálida”, dijo el premio Nobel de Literatura 2010.

La revolución cubana los distanció y diluyó su amistad. “García Márquez tenía sentido práctico de la vida. Descubrió que era mucho mejor para un escritor estar con Cuba que estar contra Cuba. Él se libró del baño de mugre que recibimos después todos los críticos”, destacó Vargas Llosa.

La intervención del escritor peruano, quien dialogó públicamente con el ensayista colombiano Carlos Granés, tuvo lugar en el marco del curso García Márquez: más allá del realismo mágico, organizado por la Universidad Complutense de Madrid en el 50 aniversario de la publicación de Cien años de soledad.

FACTORES DEL ÉXITO

El pasado 3 de junio, este diario informó que la publicación de Cien años de soledad, hace medio siglo, estuvo rodeada de una serie de coyunturas favorables que le permitieron alcanzar el olimpo literario para ser considerado ahora uno de los libros más importantes del siglo XX.

El 5 de junio de 1967 la argentina Editorial Sudamericana publicó la obra —que se había acabado de imprimir el 30 de mayo— de un autor colombiano residente en México poco conocido que convertiría el pueblo ficticio de Macondo en un lugar mágico para millones de lectores de la novela.

En el momento de su publicación hubo una coincidencia de factores que allanaron el terreno para el futuro éxito mundial de esta gran obra”, explicó en una entrevista en Austin, Texas, Álvaro Santana, un investigador español que lleva ocho años estudiando esta novela y que a finales de año publicará su libro Ascenso a la gloria: la transformación de Cien años de soledad en un clásico global.

El experto, doctorado en Sociología por la Universidad de Harvard e investigador invitado en el Harry Ransom Center de Austin (Texas, EU), que alberga el archivo de García Márquez, llegó a la conclusión de que la unión de varios factores en el momento del nacimiento de la obra fueron determinantes para su éxito inmediato.
En 1967 la industria editorial española alcanzó su punto más álgido de la década para obras nuevas, después de que cinco años antes el dictador Francisco Franco suavizara la censura y abriera las puertas a la publicación de grandes autores hispanoamericanos, como Carlos Fuentes, el propio Vargas Llosa o José Donoso.
Además, a mediados de los 60 se produjo el colapso de los grandes estilos literarios predominantes del momento, incluyendo el indigenismo latinoamericano, tachado de demasiado localista, el realismo social español, visto como predecible y con un lenguaje austero, y la nueva novela francesa, que despertó críticas por su excéntrica manera de contar historias.

VOCACIÓN MARCADA

Por otra parte, el pasado 25 de abril, Excélsior también publicó que Mario Vargas Llosa había asegurado, en una conferencia dictada en Chicago, que su primera novela, La ciudad y los perros (1963), fue una “gran aventura” que lo ayudó a descubrirse como escritor realista y a vencer las dudas que tenía con su vocación de escritor.

En aquella primera de cuatro conferencias que dictó en la Universidad de Chicago en torno a El escritor y sus demonios, el autor de La tía Julia y el escribidor sostuvo que descubrió desde muy joven los problemas sociales y políticos del Perú y siempre se preguntaba cómo se puede ser escritor en un país donde muy poca gente lee.

Los pobres no leen porque son ignorantes y los ricos (no leen) porque le dan poca importancia a la cultura y la literatura, y también son ignorantes”, expresó.

La serie de conferencias del Nobel, dio a conocer este diario en aquel momento, se enfocarían en cuatro de sus novelas y en la diversidad de temas cubiertos durante su extensa carrera, estilos y técnicas diferentes, comenzando por La ciudad y los perros.

Al final, durante las siguientes tres semanas, Vargas Llosa abordó los procesos de creación de Conversación en La Catedral (1969), La guerra del fin del mundo (1981) y La fiesta del Chivo (2000).