¿Será? (Segunda Parte)

“Seamos realistas. Hay algo que no funciona en nuestro sistema, ya que algunos de nosotros podemos hacer muchas cosas, mientras que millones de estudiantes no pueden pagar sus préstamos universitarios ni, mucho menos, crear una empresa. Y la gran sociedad. Este es el momento de definir un nuevo contrato social para nuestra generación.
Debemos medir el progreso, no solo mediante datos económicos como el PIB, sino también por el número de personas que consideran que tienen una labor importante. Debemos desarrollar ideas como la renta básica universal con el objetivo de ofrecer a todas las personas un colchón para poder emprender nuevos proyectos. Seguramente cambiaremos muchas veces de trabajo, por lo que necesitamos una atención sanitaria e infantil accesibles que no dependan de ninguna empresa. Seguramente cometeremos muchos errores, por lo que necesitamos una sociedad que no se centre tanto en castigarnos o estigmatizarnos. Y como la tecnología no deja de avanzar, debemos centrarnos más en seguir formándonos a lo largo de nuestra vida.”
El texto anterior lo he tomado literalmente de un discurso, no de algún líder socialista o de algún miembro distinguido de la llamada izquierda en cuanto a ideas sobre la economía y la sociedad, sino de un excepcional empresario de nuestro tiempo, fundador de una empresa que ha venido transformando al mundo y que ha reportado beneficios por miles de millones de dólares.
Me refiero a Mark Zuckerberg, presidente de Facebook a nivel mundial, quien ha sido orador en la ceremonia de graduación de la clase 2017 de la Universidad de Harvard, de donde es egresado. Un mensaje que, a mi parecer, no tiene desperdicio en ninguna de sus partes y en el que llama a los muchachos a buscar un nuevo sentido o propósito para sus vidas, pensando en grandes proyectos y generando una mayor igualdad de oportunidades, como lo ha hecho él al lado de Priscila, su esposa, al crear la Iniciativa Chan Zuckerberg a la que han donado todos sus recursos.
Me he encontrado con este mensaje en mis pesquisas sobre el tema de la renta básica, al que he dedicado mis anteriores columnas. Y me ha parecido significativo, no solo por su contenido, sino porque se trata de un hombre muy exitoso y adinerado, quien abiertamente reconoce que esta nueva generación, a la que él mismo pertenece, es una generación en la que nuevos y más ambiciosos propósitos y metas requerirán de cuantiosos medios para alcanzarse, por lo que afirma “…personas como yo debemos pagar por ello. Muchos de ustedes, ha dicho a los graduados, conseguirán grandes cosas y tendrán que pagar igualmente…”
Varios lectores me han expresado su enorme interés por este tema, al que me gustaría dedicar tiempo e interés en el futuro. Y alguno de ellos se ha tomado la molestia de hacer algunos cálculos a vuelo de pájaro, como suele decirse, con miras a estimar lo que podría representar para nuestro país una prestación de esta naturaleza. Partiendo de una población total de 120 millones de la cual aproximadamente un 36% de la misma tenga 20 años o más, tenemos una población objetivo de unos 76 millones de personas. Si se les otorgara una Renta Básica de 5,000 pesos al mes, estamos hablando de que el programa se llevaría 25% del PIB, lo que no parece viable. Si lo redujéramos a 2,000 pesos, significaría un 10% del PIB, todavía muy difícil.  Ahora bien, si esos 2000 pesos al mes aplican para el 50% más pobre, entonces hablaríamos de un monto equivalente al 5% del PIB lo que suena complicado, pero no imposible, unos 50,000 millones de dólares al año.  Y sí, si cada adulto recibe 2,000 de ingreso garantizado, daría como resultado agregar entre 4 y 6 mil pesos a los hogares que están en pobreza en la medición del CONEVAL (alrededor de 50 – 52% de los hogares).  Abundando en el tema, para ponderar el efecto que tendría, se me ha hecho ver que la carga fiscal del país aumentaría de 14% a 19% del PIB, todavía muy abajo del promedio OCDE. Y con ello concluye que no es imposible; baste señalar, agrega, que la presente administración aumentó la recaudación de 8.4% a 14% del PIB. Y todo lo anterior no toma en cuenta el ahorro fiscal por desmantelamiento de la inmensa y pervertida carga burocrática que dejaría de existir.
La mayoría de las personas que opinan o han opinado sobre este tema, señalan que tendría problemas prácticos significativos. Es cierto, pero creo que estamos en el preciso momento para experimentar, como se ha hecho en kenya, Namibia, India, Finlandia, entre otros países y despejar nuestras dudas
Ahora que paso buena parte del tiempo en Toronto, he sabido que, por ejemplo, en Ontario se está poniendo en marcha un programa piloto que beneficiará a 4,000 personas de ingresos bajos, que serán elegidos al azar entre personas con empleo mal remunerado o que viven de la seguridad social, de entre 18 y 64 años, de las poblaciones de Hamilton, Thunder bay y Lindsay que recibirán 17,000 dólares anuales los solteros y alrededor de 24,000 las parejas, con un impacto presupuestal de 150 millones de dólares canadienses para la provincia.
La idea, ha dicho la primera ministra Kathleen Wayne, es saber si algo así puede hacer la diferencia entre quienes lo reciben y quienes no disfrutan de ello. Quizás algo así es a lo que quiso referirse Zuckerberg con aquello de un nuevo contrato social. ¿Qué esperamos para explorarlo seriamente en México?