Congreso potosino: la Dimensión Desconocida

Una vez que se hizo público el video escándalo donde surge a la luz toda una red de complicidades y corrupción de diputados pertenecientes a prácticamente todos los partidos políticos, la indignación social no se hizo esperar, fue la gota que derramó el vaso, se pasó de los dichos a las acciones, arremetiendo en contra a la dé por si deteriorada imagen de los legisladores integrantes del Congreso potosino, que han sobresalido por la pobreza del debate y la permanente producción de escándalos.
Quizás para muy pocos en tierras tuneras fue sorpresa lo que se ventiló en la videograbación, ya que eran secretos a gritos lo que acontecía en ese órgano, sospechas, presunciones y rumores, que sin evidencia palpable eran motivo de gran desconfianza. Lo que sí logró impactar en el ánimo de los ciudadanos fue la desfachatez, el cinismo y la carencia de toda ética, en la forma, la conducta y las complicidades, después las reacciones, buscando protegerse unos a otros. Si las extorsiones, los moches, mordidas o como se les quiera llamar, son despreciables, la mezquindad y el contubernio redimensionan el dolo.
Por otra parte, el daño ocasionado es mayúsculo, pues el Legislativo es uno de los poderes donde se ejerce la soberanía del Estado y, con la acreditada conducta de algunos de sus integrantes se ha visto la institución severamente lastimada, salpicando además a las instituciones municipales, en donde lamentablemente el actuar de los ayuntamientos también se encuentra cuestionado por manejos irregulares.
En un país donde las instituciones se encuentran débiles y cuestionadas, episodios como el de San Luis, son imperdonables. Los esfuerzos en la transparencia, las declaraciones patrimoniales, la tres de tres y, en síntesis, el sistema nacional anticorrupción, por lo visto no dan los resultados esperados.
La relación entre la sociedad y el Poder Legislativo en la entidad se ha roto y, cuando eso ocurre la inestabilidad se hace presente, la desconfianza aflora y los visos de ingobernabilidad están latentes. Ni siquiera algún diputado ha sido capaz de defender a la institución, menos aún han tocado el tema en sesión del Congreso, como tampoco en términos de representar a ese órgano se ha puesto la respectiva denuncia ante las autoridades competentes, se la han pasado argumentando su inocencia y pasando culpas, lo único que han dejado claro, es su estrechez de miras y la falta de calidad cívica, moral y ética para ocupar con dignidad una curul.
Lo relevante del asunto ha sido el despertar de la conciencia cívica de la sociedad, donde exige por salud pública llegar hasta sus últimas consecuencias, lo que provocó que el Auditor Superior del Estado saliera por la puerta trasera; se limpiara la auditoría de recomendados y aviadores, se regresaran las cuentas públicas y, algunos legisladores implicados -muy a su pesar-, se separen del cargo.
No obstante, tales medidas son insuficientes para reparar el daño causado a la institución, recobrar la confianza, credibilidad y fortalecer al Poder Legislativo potosino, es un reto apremiante además, razón de Estado apremiante, en aras de salvaguardar el de por sí agotado sistema político.