Rubén Cortés; ajusta cuentas con nostalgia

Mirar desde la nostalgia, desde la pérdida. Esto es lo que hace el cubano Rubén Cortés a través de su libro más reciente, Los nómadas de la noche (Cal y Arena), que retrata a Cuba desde la caída de Fulgencio Batista en 1959 hasta la muerte del expresidente Fidel Castro, en 2016.

Entre evocaciones del paisaje y la música de la isla que lo vio nacer en 1964, los recuerdos de la infancia y la tristeza del exilio, el periodista y narrador que vive en México desde hace 22 años presentó la noche del viernes, en el World Trade Center, este volumen que definió como “un ajuste de cuentas de un hijo de la Revolución cubana con ese sistema”. Previo a la presentación, en la que participaron el investigador Rafael Rojas y los periodistas Héctor de Mauleón y Pablo Hiriart, Cortés comentó en entrevista que parte de la premisa de que los cubanos son nómadas, que se van para donde quiera.

La isla se ha convertido en un país expulsor de migrantes. No lo era. De hecho, yo soy hijo de inmigrantes. A Cuba llegaron, de 1902 a 1930, un millón de inmigrantes españoles. Nosotros somos hijos de ellos, nietos de ellos”, agregó.

El graduado de periodismo por la Universidad de La Habana añadió que, después de 1959, “Cuba se convierte en un gran expulsor de migrantes, al extremo que hay tres millones de cubanos viviendo fuera, es mucho, con una tristeza enorme”.

Piensa que el sistema cubano, “sin libertades, opresivo”, es una noche interminable. “Cuba es uno de los países de más alto índice de suicidios en el mundo: 20 por cada cien mil habitantes. Cuando triunfa la Revolución había 10 de cada cien mil, que ya era alto entonces. La tendencia suicida se ha incrementado con la infelicidad que existe en este momento, a raíz de que el Estado es el único dueño de los medios de producción, de que no hay libertad de movimiento, ni de empresa. Es lo que ha hecho un pueblo triste, un pueblo nómada, finalmente”, indicó.

El autor de Cuba, Cuba y Un bolero para Arnaldo explicó que este título repasa los 58 años del sistema. “Hace unas pinceladas muy rápidas a los campos de concentración para homosexuales, para rockeros, para fiesteros, para hijos de la noche, para creyentes de diferentes credos, para personas que la Revolución consideró que eran un mal de la época anterior”.

El director del periódico La Razón advirtió que “no quiero que la muerte del creador de ese sistema (Castro) me desdibuje los recuerdos, que están más frescos que nunca”. Para Héctor de Mauleón, Los nómadas de la noche es un libro muy sincero. “Está escrito desde el dolor, una especie de estética de la lejanía… Lo que hace Rubén es que, desde una distancia de años y desde la convicción de que no vas a ser enterrado en el país que perdiste, voltear la mirada y recordar cómo era el lugar en que naciste”.

El cronista detalló que este volumen “no solamente continúa el trabajo personal de Rubén, sino que se agrega a una tradición que es importante, la literatura del exilio.

Esos desplazamientos de escritores que comenzaron a mirar a sus países desde la pérdida, desde la ruptura, desde la nostalgia.

Y eso generó un cuerpo literario que ha sido característico del siglo XX”, señaló. El narrador destacó que, “en el caso de Cuba, hay más de 70 autores que salieron exiliados desde que se desató la Revolución cubana. Y estos han sido premiados internacionalmente, han sido traducidos y dramáticamente no han sido leídos en sus países. En medio de esta obra aparece el libro de Rubén, continúa esa tradición, recordando el mundo que perdió desde la perspectiva de la muerte de Castro”, apuntó. Y, finalmente, Rafael Rojas concluyó que este libro “defiende el derecho al duelo de un intelectual con una visión muy crítica de la Revolución cubana, del régimen político construido por la Revolución y del propio liderazgo de Fidel Castro.

Es decir, es un duelo ambivalente. Es un duelo de un opositor, de un crítico, de un exiliado, pero que en su luto tampoco comparte las visiones eufóricas y celebratorias de un acontecimiento tan decisivo para la historia de Cuba y América Latina como lo fue la muerte de Castro”, dijo.

La velada cerró con la cantante Haydée Milanés y el pianista Daniel Herrera.