A la sociedad le importa un comino que maten periodistas: “La ira de México”

“La Ira de México; Siete Voces Contra la Impunidad” es un libro indispensable para entender el horror que vivimos como país. En cada página están reunidos los trabajos de los periodistas más importantes de México. Las afiladas plumas de Lydia Cacho, Sergio González Rodríguez, Anabel Hernández, Diego Enrique Osorno, Emiliano Ruiz Parra, Marcela Turati y Juan Villoro muestran los vacíos, horrores, caos, voces y sus ecos que necesitan ser leídos por la ciudadanía ahora mismo.

En conferencia de prensa, dos de los siete autores dieron a conocer las medidas urgentes que necesita el gremio de los periodistas para una protección real frente a los recientes asesinatos, la creación de redes entre comunicadores regionales y estatales, y finalmente, cómo la gente puede sumarse a la causa.

En las oficinas centrales de Penguin Random House en el corazón de la colonia Polanco de la capital, estuvieron presentes Ricardo Cayuela, director editorial de dicho grupo, Lydia Cacho, periodista, escritora y defensora de derechos humanos, Diego Enrique Osorno, testigo y escritor de los principales conflictos del primer cuarto del siglo XXI en México y otros países, y Felipe Respretro Pombo, editor del libro.
Cayuela inició la conferencia con una voz que desprendía un profundo sentimiento de dolor y luto, mencionando que en su editorial se sienten dolidos y enojados por el asesinato de Javier Valdez en su natal Culiacán, Sinaloa.

“Un periodista comprometido, un extraordinario amigo, Javier Valdez Cárdenas. Con profundo dolor e indignación, con rabia y angustia nos enteramos del asesinato del periodista y amigo, Javier Valdez Cárdenas, ultimado de forma salvaje en su natal Culiacán sin ninguna justificación. El asesinado de Javier, lamentablemente, no es primero ni el último que vivirán los periodistas en nuestra agobiada sociedad”, reza una carta que  contenía las dolencias e indignación de varios de los periodistas más importantes del país que firmaron dicha hoja durante la manifestación del pasado 16 de mayo en la Ciudad de México para exigir justicia por todos los casos de impunidad.

“¿Cuántos crímenes más debemos esperar?, ¿Quién sigue en esta lista negra de profesionales serios en nuestros medios de comunicación?, ¿Cómo vivir en un país donde el trabajo honesto y digno debe sacrificarse, abandonarse o esperar la cobardía del atentado?, ¿Por qué nadie se ocupa con responsabilidad de la muerte de los periodistas?, ¿Puede sobrevivir una democracia sin libertad de expresión?, ¿Puede prosperar sociedad sin las más mínimas garantías de seguridad?”

Para los cuatro presentes, Javier Valdez era un gran periodista, autor de una serie de libros que daban voz a las víctimas. Desde la mujer que entró de lleno al narcotráfico por la falta de oportunidades hasta los padres que recogían el cuerpo ensangrentado de su hijo acribillado en medio de la calle que la guerra de las drogas dejó sin esperanzas de vida. Los cuatro coincidieron que existe un hartazgo generalizado por la violencia, impunidad y que hoy, los comunicadores siguen bajo un régimen laboral pésimo.

Lydia Cacho tomó la palabra para decir que existen varias preguntas que surgen entre sus compañeros del gremio cuando ven a un colega morir o en la sencilla observación de la situación de violencia en la nación.

“¿Cómo encontramos razones para tener esperanza?, ¿Por qué seguimos siendo periodistas?”, dijo Cacho, asegurando que esas respuestas se encuentran en esa colaboración de siete periodistas reunidas en un solo libro llamado “La Ira de México”, porque durante la lectura expresan las reflexiones del porqué siguen escribiendo y publicando.

Lydia recordó que Javier le comentó hace unas semanas que ellos pertenecían a la última generación de periodistas “blindados” por su gran reconocimiento internacional, pero la ironía le arrebató la vida.

Por su parte, Diego Enrique Osorno, presentó una iniciativa a la cual están sumados 25 medios de comunicación para iniciar una agenda de discusión inmediata para la protección verdadera entre comunicadores e invitó a todo aquel interesado a participar en las discusiones colectivas para la construcción de una defensa real con objetivos de medios y largo plaza para proteger a los periodistas, al periodismo y al derecho a la información en democracia.

Osorno lamentó que a la fecha todos los homicidios contra informadores siguen impunes, aseguró que los protocolos actuales de protección por parte del gobierno federal son inoperantes e incluso ridículos.

“Yo estuve a unos metros del asesino del periodista Brad Will en Oaxaca, a mí me consta que la fiscalía fabrica culpables”, dijo Osorno. “Yo fui testigo e incluso colaboré, pero no llegó a nada, metieron a la cárcel a una personas que no tenía nada que ver con el asesinato, era un chivo expiatorio por presión de los americanos”.

Los dos periodistas opinaron que debe ingresar un organismo internacional que investigue de manera independiente los homicidios; también cuestionaron a los dueños de los medios de comunicación por la poca paga hacia los corresponsales y comunicadores que cobran como freelancers, es decir, sin contrato.
Lamentaron que la mayoría de los periodistas no tengan ni seguro médico ni prestaciones de ley y preguntaron quién se ocupará de su seguridad cuando no exista intereses de los empresarios de apoyar a los difusores de la información.

En entrevista con CC Noticias, Lydia Cacho dijo que ella tuvo que aprender a transformar el dolor en acción, su ira no le dura mucho en el cuerpo tras trabajar durante años en terapia, llorar, desahogarse y seguir adelante escuchando a las demás personas. Ella opina que una de las cosas que mantiene atrapadas en la ira es el sentimiento de que alguien nos está arrebatando la vida poco a poco, pero es una decisión personal si queremos que nos arrebaten la vida como goteros.

La periodistas indicó que la mejor manera de recordar a Javier Valdez es leyendo sus libros y sus publicaciones, pero todavía no se despide de él completamente, aún faltan varias lágrimas más.

Diego Enrique Osorno, también en entrevista con CC Noticias, dijo que “la muerte de Javier debe de servir de algo, no puede ser una efeméride más donde cada día son asesinadas 20 personas en el país”.

“La ira es irracional”, dijo Osorno. “Javier parecía eterno, era pícaro, era de esas personas que a los 15 minutos de conocerlo querías ser su amigo para siempre, Javier creía que su chaleco antibalas era publicar y su reconocimiento lo protegerían, pero su hipótesis quedó rota. A la sociedad le importa un comino que maten periodistas. Ya lamentamos muchas muertes, basta”.