María José, como pez en el agua en el Auditorio Nacional

Tuvieron que pasar cuatro años para que, en solitario, María José pisara de nueva cuenta el escenario del Auditorio Nacional. Esta noche la intérprete regresó con toda la actitud. Como toda una “Amante de lo Ajeno” alzó la voz con las canciones que tomó prestadas y que trajo a la memoria de quienes las conocieron en los 80 o las consolidó entre las nuevas generaciones.

Al principio la cantante se notaba nerviosa, pero no tardó en sentirse “como pez en el agua” al estar frente a casi 10 mil almas y tener todo el entarimado para ella sola, sin Kabah u OV7. Rápidamente puso a todos a desgañitar la garganta con piezas de un lírica que llega directo al corazón como “Duri, duri” y el medley de “Adelante corazón” y “Frente a frente”.

“Estaba nerviosa y me voy a tomar mi tiempo, porque esperé cuatro años para estar aquí otra vez. En ese tiempo pasaron cosas hermosas. Tuve una familia, una gira maravillosa con Kabah y OV7, que me tuvo aquí 20 ocasiones; crecí como ser humano, como mamá, lloré mucho y los extrañé mucho.

“Estaba muy nerviosa, pero ahora me siento como pez en el agua. Bienvenidos, este es su show, lo preparé con mucho cariño, paciencia e impaciencia. Disfrútenlo, soy suya absolutamente, es mi noche y tu noche”, expresó María José a manera de saludo, tras interpretar “La ocasión para amarnos”, “Analgésico” y “Lo que te mereces”.

Minutos más tarde, para seguir complaciendo a todos, entonó cinco temas que sus fans en redes sociales le pidieron. La selección, aseguró María José, fue “democrática”. Fue más allá y subió a cuatro de sus seguidores al escenario, a través de una dinámica en la que buscaron una pluma rosa debajo de su asiento.

Así, con selfies incluidas con cada uno de sus invitados, y al final una general con el recinto de fondo, el popurrí tomó forma con “Camaleón”, “¿Quién eres tú?”, “Hoy me declaro en libertad”, “Este hombre no se toca” y “Sola no, yo no sé estar”. El recital retomó su curso normal con “Castillos”, “El amor manda” y “Cobarde”.

Después llegó el momento emotivo, María José agradeció la oportunidad de haber compartido talento con varios colegas a lo largo de su carrera. “Eso quiere decir que les caigo bien y es padre que me consideren parte de su legado musical”, explicó. Dio paso entonces a un homenaje para todos aquellos con quienes ha colaborado, pero en particular para El Divo de Juárez.

“La vida es un suspiro, lo supe cuando mi papá se enfermó, cuando se van las amigas de repente, cuando llega una enfermedad, hoy estamos, mañana no (…) Una de esas colaboraciones fue con Juan Gabriel. El año pasado fui a Los Ángeles para La Marcha del Orgullo Gay y nos íbamos a ver para grabar el video, por logística no se pudo y falleció, pero tenemos una cita en el cielo”, contó.

Tras el sentido relato se escucharon “Pena negra”, “Así o más” y la más especial “No vale la pena”, que fue coreada a una sola voz en el inmueble de Paseo de la Reforma. “No soy una muñeca” y “Te besé” fueron el preámbulo de un set más romántico con “Te perdí”, “El daño ya está hecho”, “Ahí estabas tú” y para terminarlo, bajó del escenario en “Y aquí estoy”.

“Desde que era más joven me gustaba cuando mis artistas cantaban covers a su manera, por eso siempre me permito hacerlo. Uno, porque me da la gana, y dos, porque nos da la oportunidad de escuchar en diferentes versiones y voces grandes canciones. Me gusta cantar grandes canciones sin importar quiénes y cuántos las hayan cantado”, aseguró.

Entonces el ritmo lo puso su nuevo sencillo, popularizado en la voz de Mónica Naranjo, “El Amor coloca”, además de “Tú ya sabes a mí” y “Si tú te vas amor”. La euforia alcanzó un punto máximo con “No soy una señora”, que marcó el encore.

Regresó ante la petición generalizada para deleitar con “Las que se ponen bien la falda”, en la que recibió una enorme sorpresa. Entre las bailarinas se encontraba Valeria García Loyola, su hija, a quién con orgullo vio cómo se movía en el escenario, la pequeña dejó claro que heredó todo el talento materno.

“Este si es el mejor regalo del Día de las Madres. Me encanta porque la cargué y me dijo: ‘Bájame quiero bailar’. Ojalá que sea artista, porque si no será una doctora o una contadora muy folclórica. Un saludo a los profesionistas que tienen el ritmo por dentro”, expresó la cantante visiblemente emocionada.

Acompañada de sus 12 bailarines, seis músicos y dos coristas, María José regalo en la recta final “Un nuevo amor”, para recordar su época en Kabah “Vive” y “Prefiero ser su amante”, que entre una lluvia de papelitos dorados marco su segunda salida en falso. “¡Muchísimas gracias!”, atinó en comentar antes de desaparecer.

Una vez más no la dejaron irse. Sin esperar mucho regresó para besar el escenario y ofrecer el último corte de la eufórica noche: “Me equivoqué”, que fuera su primer sencillo como solista en 2007. “Gracias Dios, mi amor infinito a todos ustedes, bendiciones, que se multiplique siempre. Gracias”, expresó antes de despedirse de manera definitiva a las 22:14 horas.