La agenda rumbo al 2018: la corrupción

En efecto, tal como se había previsto en artículos anteriores, el tema central que sigue agobiando al país es la corrupción,
tal parece que el sexenio actual quedó marcado por haber institucionalizado esa nociva práctica, que además nos ha colocado en una deteriorada posición ante la comunidad internacional y provocado enormes estragos en el interior del país.
Así que no es producto de la casualidad los discursos, descalificaciones y todo tipo de acusaciones y denuncias en torno al tema, que además se encuentra vinculado con la inseguridad que seguimos padeciendo, toda vez que múltiples autoridades han sucumbido en la venta de plazas y la protección a malandros, es un secreto a gritos.
Hace unos días apenas, el expresidente Carlos Salinas en una conferencia ante estudiantes hizo el diagnóstico de las tres íes: inseguridad; injusticia e insuficiente crecimiento económico. Se quedó corto, pues le falto la cuarta: impunidad.
Por lo visto, aún no se terminaba de construir el proceso de transición cuando ya se habían roto los avances y las reglas de convivencia política y social. A nuestra parchada constitución a pasos acelerados se le ha incluido de todo, pero ni así ha funcionado, el propio Manlio Fabio Beltrones se ha dado a la tarea, con el propósito de paliar la situación, de fortalecer el mecanismo de gobiernos de coalición, que sin duda, sería un aspecto positivo.
Sin embargo, nadie da su brazo a torcer, la desconfianza no únicamente se encuentra presente en la sociedad, también impera entre la clase política, donde además se percibe escasez de estadistas tan necesarios en ésta época. Las campañas presidenciales arrastran a una contienda de todos contra todos, sin reglas ni misericordia, la lucha por el poder en su apogeo.
Se requiere un cambio, esa es la palabra clave, todo mundo lo deseamos con desesperación, a la vez de un proceso de reconciliación nacional, sin que esto se entienda que se vuelvan cuates los dirigentes de los partidos políticos, va más allá de eso, pues debe pasar por recobrar el Estado de Derecho; la Justicia Social y; la Ética en todos sentidos.
El maestro Giovanni Sartori (QEPD), decía que para hacer cambios de fondo se necesitaban tres cosas: concentrar el poder para estar en posibilidad de lograrlo; tener la voluntad política y; contar con la visión necesaria para determinar el rumbo. En ese entendido, ponemos nuestras esperanzas para encontrar un líder, demócrata, con visión y mano firme que ponga orden.