El lucrativo negocio de drogar animales para ganar peleas clandestinas

En el palenque suena el nombre de los jugadores, el ruedo está listo y no hay jaulas que encierren a los competidores. El olor es una mezcla de tierra mojada, cerveza, cigarro y excremento de varios animales, pero se respira fe en la victoria de tu gallo.

Los gladiadores están “chillados”, significa molestos y quieren defender un nuevo territorio en la plaza. Las navajas están listas, el limón recién exprimido a los espolones para evitar infecciones y un escupitajo en las patas de los animales dan resistencia muscular al emplumado jugador.

Uno de los galleros saca poca cocaína, mientras el contrincante se distrae, para ponerla en la lengua del animal; se debe ganar porque las apuestas de los visitantes son altas. La reacción del gladiador con pico es inmediata para alterarse en la pelea.

Se inicia la batalla y una furia endemoniada es descargada sobre el enemigo, las afiladas extensiones en las patas cortaron la piel del contrincante dejando una mancha de sangre en la tierra, los chiflidos resuenan por una división entre ganadores y perdedores, el pico de la víctima dura 15 segundos en el suelo dando el inminente triunfo a un animal muy drogado.

La trampa funcionó, pero el abuso hacia el gallo ganador seguirá en cada generación dedicada a las peleas clandestinas.

Un permiso emitido por la Secretaría de Gobernación en México puede llegar a costar aproximadamente 33 mil pesos, según lo consultado en la Dirección General de Juegos y Sorteos. Un gallero puede llegar a pagar entre 5 mil y 10 mil pesos al inscribir a sus animales en las peleas pero las ganancias en los palenques pueden tocar una cima de hasta 50 mil pesos, según investigaciones de El Universal.

Este no es un imaginario, es la realidad en distintas batallas o competencias de animales, tanto en la ilegalidad como en eventos de competencia, donde sus dueños utilizan drogas para llevar al límite a sus esclavos.

Los ejemplos son bastantes; el pasado mes de abril cinco perros galgos dieron positivo a exámenes toxicológicos antes de iniciar una carrera en Florida, Estados Unidos.

El departamento de Regulación Empresarial y Profesional del estado informó que los animales eran drogados con cocaína por su entrenador para alterar su desempeño antes de iniciar las competencias. Las autoridades revocaron la licencia a Malcom McAllister el pasado 24 de abril quien participaría en las carreras de galgos en el St. Petersburg Kennel Club.

Según información de la agencia AP, McAllister aseguró que uno de sus nuevos ayudantes administró la cocaína en sus animales.

En Florida, desde 2008 hasta la fecha, se han registrado 48 casos similares en estos animales. La cría de perros de sangre pura puede generar hasta 100 mil dólares anuales, según la organización animalista PETA, además que en las peleas clandestinas entre caninos en su mayoría están vinculadas con la distribución de estupefacientes.

Dicha organización también realizó un informe sobre las prácticas de constante uso de drogas para cabellos realizadas por sus entrenadores; durante 2014, el investigador Ahmed Zayat, documentó los fármacos que le son suministrados a los jamelgos antes de las competencias, determinando que los tratamientos son crueles, engañosos y hasta mortales.

Esos animales son sometidos diariamente a un régimen de medicamentos y tratamientos para soportar el dolor de mantenerse parados y en constante movimiento.

Los caballos en la industria de las carreras en distintos establos se les administran una droga llamada tiroxina, la cual acelera su metabolismo. Otro medicamento inyectado es el lasix, el cual previene el sangrado en los pulmones tras el ejercicio extremo, además de mejorar el rendimiento en los caballos.

Un ejemplo de las ganancias obtenidas por las carreras de caballos fue la famosa yegua Black Caviar, comprada por el abogado Collin Madden junto a sus amigos, quienes obtuvieron ganancias de 7 millones de dólares, tras ganar 25 carreras consecutivas.