Cruzar hacia la Alameda por Constitución es “jugarse la vida”

  • De Manuel José Othón a Universidad no existe ni un semáforo o policías municipales, que faciliten el paso a las personas
  • Los vehículos circulan a gran velocidad por ese renovado tramo vial de varios carriles.
  • Lejos quedó el slogan de “En San Luis Potosí el peatón es primero”

Gamaliel Vázquez

La Alameda Juan Sarabia se ha convertido, con el paso de los años, en un punto de cierta peligrosidad para los transeúntes que andan por el Centro Histórico de la ciudad, al ser que la falta de señalética; semáforos; puentes y personal de la policía vial en el lugar, convierten el sitio en un riesgo para quienes visitan ese lugar emblemático de la capital potosina.

Los cruceros peatonales que se ubican en la parte central de cada una de las laterales que forman el cuadro en mención, son de alta peligrosidad para lugareños y turistas que transitan a diario por el lugar, puesto que los conductores de particulares y choferes de camiones urbanos no ceden el paso a los andantes, y éstos se ven orillados a cruzar de manera aventurada a los extremos del parque.

En el lado oriente de la Alameda, justo donde se ubica la Biblioteca Pública Municipal, existía un puente peatonal para cruzar de la biblioteca a la arboleda y viceversa, pero fue retirado al iniciarse un proyecto de rehabilitación en el lugar, sin que fuera colocado nuevamente, lo que llevó a los usuarios del pasadero a tener que esquivar los vehículos para poder cruzar.

Por la parte norte de ese parque, justo para cruzar al Museo del Ferrocarril, los paseantes se enfrentan al mismo peligro de cruzar aventuradamente la avenida Manuel José Othón, al no haber señalética que permita reducir la velocidad de los camiones y vehículos que transitan por el sitio.

Tanto la parte del tramo que cruza hacia el Templo del Carmen y el otro crucero de la Alameda hacia el Templo de San José de igual manera son un peligro para jóvenes estudiantes y demás transeúntes que utilizan esos accesos para pasar de un extremo al otro, al contar esporádicamente con un agente de la policía Vial que en ocasiones ayuda a los peatones a cruzar.