El país más absurdo del mundo

De unos años para acá, en México se ha propalado
una manía chocante: hacer cosas inútiles para ins
cribirlas en el catálogo internacional de las cosas sin importancia, por ejemplo, ¿quién ha hecho la rosca de Reyes más grande del mundo (o la torta o el taco o la pizza de salami)? O dónde está la tirolesa sobre el mar más larga del planeta?
México gana en casi todo cuando inscribe sus naderías en el libro internacional de marcas editado por Guinness. Eso llena de orgullo a algunos ocurrentes.
Pero dónde realmente seríamos imbatibles es en los absurdos. Hacer institutos o comisiones ajenas a los logros pretendidos.
Casi casi peines para los calvos; atención prostática en las clínicas obstétricas, aire acondicionado en los catafalcos y fuerzas armadas impedidas de usar las armas y la fuerza.
Cosas de esas por las cuales hace ya tantos años el maestro José Pagés Llergo nos dijo con tabasqueña alegría: tenemos café sin cafeína, cerveza sin alcohol, tabaco sin nicotina, chocolate sin cacao y periódicos sin periodistas. Por ejemplo.
Hoy en México tenemos cosas lindas.
Un caso: un Sistema Nacional Anticorrupción, formalmente instalado, pero cuya pieza central, la fiscalía, no tiene fiscal. ¡Ay, Pagés, dónde estás!
“(El Financiero).- El Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) quedó instalado aunque de manera incompleta, ya que ni el fiscal anticorrupción ni los magistrados encargados de sancionar a los funcionarios hayan sido designados.
“El comité es la cabeza rectora del sistema nacional anticorrupción… hoy se conforma incompleto el comité coordinador del sistema nacional anticorrupción, falta el fiscal anticorrupción y de los magistrados que tendrán a su cargo imponer sanciones administrativas a los funcionarios que incurran en actos de corrupción, destacó la titular del comité coordinador, Jacqueline Peschard”.
O sea, ya tenemos la bicicleta, nomás le faltan las ruedas y el cuadro. Pero tenemos el sillín. En este caso, el sillón de los notables, faltaba más.
Otra institución significativa de por sí, debido a su esterilidad burocrática, así esté fundamentada en lo políticamente correcto y vigente en el discurso contemporáneo (y por eso inatacable so pena de herejía) es el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), cuya finalidad, como se sabe, es la diáfana, traslúcida y cristalina transparencia de la vida mexicana.
Pues tan pomposa y rimbombante cueva de burócratas dorados (casi siempre estas definiciones le quedan a lo inútil) no tiene, desde hace dos años, un “transparentólogo” al frente de su órgano interno de control. O sea, no tiene control interno y, por consecuencia, en la vida práctica, tampoco tiene órgano.
O bueno… lo tiene, pero no lo usa. Y cuando algo no se usa –dicen los naturalistas–, se atrofia.
Obviamente, el INAI se escuda en la omisión de los señores diputados quienes, no han sido activos, como decir, activos, activos, en este tema, pero bien podrían haberlos persuadido de nombrar a quien sustituyera a don Salomón Díaz, quien renunció en el ya lejano febrero del 2015.
Quizás esta omisión se deba también a la desmesurada ambición de doña Jimena Puente (¿O Ximena, tal si fuera mujer de El Cid?) quien ya se miraba a sí misma como fiscal anticorrupción.
Ésa es una buena recomendación:
“Pues verá usted allá donde estaba dejé la chamba a la mitad…”.
Y así vamos por la vida de absurdo en absurdo y de apariencia en apariencia.
Las “instituciones” (concepto intocable éste, pues ya nos dijo MAOCH cómo debemos reaccionar ante quienes las pongan en duda o renieguen de ellas) sirven para todo menos para cumplir con la naturaleza de su creación, como una gendarmería sin gendarmes, por ejemplo.
Así tendremos pronto nuevas leyes (una ya está aprobada) contra la tortura, contra las desapariciones (en este país se prohíbe desaparecer y ser desaparecido, ¿eh?, sépaselo bien, caballero), contra la desaparición forzada (no es igual a la ausencia voluntaria o la fuga con la novia) y ya tendremos, como en el caso de las fosas clandestinas, un registro nacional de agujeros.
De veras vamos a gran velocidad rumbo a la perfección nacional. Cada día inventamos algo más para darles chamba a los amigos y a los parientes.
LECCIÓN FRANCESA. Perdedor en la primera vuelta, Benoît Hamon, les pidió a sus seguidores (no muchos, por lo visto, pero suficientes para incidir en la segunda ronda de las elecciones francesas), apoyar a Macron.
¿Cómo hacerlo sin sonar oportunista y “chaquetero”, pues, con el conocido savoir faire de los franceses?
“Llamo a luchar con todas nuestras fuerzas contra el Frente Nacional.
Aunque no sea de mi partido, prefiero ver en el poder a un adversario (Macron) que a un enemigo de la República (Le Pen)”.
Y la diferencia entre los adversarios míos y los enemigos de la República es todo un matiz. Como le dirían a Messi después de humillar al Real Madrid en su estadio: bien bajado ese balón…