Limpia Efectiva en Cruz Azul

Chivas llegó imponente al Estadio Azul. Con banderas de conquistador y una Copa que había desatado la euforia de su pueblo durante toda su travesía en la ciudad de México, el Rebaño se adueñó de la casa del Cruz Azul, pero tal vez nunca espero que La Máquina tuviera un poco de amor propio para responderle. Este orgullo, combinado con el mal arbitraje de Adonai Escobedo, frenó por completo la avalancha rojiblanca.

Sí, La Máquina volvió a pegarle a uno de los punteros del campeonato (2­1), pero ahora el tiempo se le ha consumido en la Liga y solo quedará en el anecdotario de un semestre malo para el equipo. Jugando así tal vez le hubiera alcanzado para ser protagonista, pero ya no vale la pena pensar en ello. Cruz Azul verá la Liguilla desde su casa, mientras el Guadalajara la jugará con la ilusión de buscar el título de Liga. Ésa es la realidad de cada uno.

Pero bueno, al menos quedó claro que en el conjunto cruzazulino hay un poco de amor propio que evitó que Chivas conquistara su territorio por completo. El ‘invasor’ arrasó en la tribuna, pero fracasó en la cancha.

EN LA TRIBUNA SÍ; EN LA CANCHA NO

Chivas se apoderó del Estadio Azul. Fue el local de manera indiscutible.
De los más de 27 mil aficionados que se dieron cita, al menos un 80 por ciento portaba la playera rojiblanca. Era claro que el seguidor cruzazulino había tirado la toalla para el último juego de La Máquina como local en el torneo, tal vez como un castigo o una muestra de la decepción por la mala temporada realizada.

Lo cierto es que Chivas encontraba el escenario idóneo para asaltar el liderato general, luego de la caída de Toluca. Pero está claro que no hay un plantel tan amplio para poder suplir con garantías las bajas que dejó la final de Copa (Zaldívar y Pizarro), aún así el Rebaño intentó hacerse de la pelota para herir lo más pronto posible a un alicaído Cruz Azul.

Es más, al 16′ estuvo cerca en una descolgada de Michelle Benítez, quien se sacó la barrida de Julián Velázquez y pasó para Carlos Fierro que esperaba en el área; el Wero impactó, pero ahí apareció Jesús Corona para tapar de manera fenomenal un gol claro.

Después de esa jugada, Chivas desapareció por completo. Primero Cruz Azul le quitó la pelota y luego el árbitro se encargó de culminarlo. Primero al 19, en una gran combinación entre Francisco Silva y Rafael Baca, que derivó en un pase filtrado a Jorge Benítez. El Conejo se enfrentó mano a mano a Rodolfo Cota y en su intento de eludirlo cayó al piso, el silbante decretó un penal sin dudarlo, pero parecía exagerado.

Como sea, al minuto 20, Ángel Mena adelantó a Cruz Azul. Dos minutos después, Velázquez se perdió el segundo en un tiro de esquina. Así se mantenía el juego hasta que llegó otro error del silbante, ahora en un contragolpe en el que expulsó de manera rigorista a Miguel Ponce por una falta sobre Benítez. No era el último hombre, porque cerraba Alanís, no era oportunidad manifiesta de gol.

Así Chivas perdió buena parte de sus opciones para meterse el juego.

LA MÁQUINA LO SENTENCIA

Ya en el complemento, al minuto 51 Cruz Azul anotó el segundo tanto, en una buena jugada de equipo, en la que Rafael Baca llegó hasta línea de fondo, levantó la cara y pasó retrasado justo al arribo del Gato Silva, quien pegó un derechazo imparable para Cota. Ahora sí La Máquina aprovechaba la superioridad numérica y ponía tierra de distancia para cualquier desaguisado, como son frecuentes en este equipo.

Era un hecho que Cruz Azul gozaba de sus mejores minutos en el torneo, incluso el zaguero Enzo Roco se animó a comandar una ofensiva conduciendo la pelota hasta territorio rojiblanco, cediendo a la banda y dirigiéndose al área donde culminó la jugada con un remate con la cabeza que obligó la acrobática parada de Rodolfo Cota.

Había confianza en la Máquina mientras que Almeyda no daba con el movimiento para despertar a su equipo. Desde la banca el entrenador argentino mandó a Alan Pulido, luego a Néstor Calderón y finalmente a Alejandro Zendejas, pero no había mejora y cada vez pesaba más el hombre menos que tenía en la cancha.

No era la tarde del Rebaño que se veía inoperante e impotente. Los minutos transcurrían y no podían llegar con peligrosidad a la portería de Jesús Corona.

Cruz Azul fue mejor en el transcurso del complemento. Benítez, Chaco Giménez y Martín Rodríguez tuvieron opciones para ampliar el marcador, pero fallaron en la definición.

Parecía una victoria tranquila para La Máquina, pero qué sería de este equipo sin esa dosis de dramatismo y nerviosismo que le gusta imprimirle a sus juegos. Fue así que en la compensación Oswaldo Alanís, de tiro libre, acortó distancias y encendió al Azul rojiblanco.

Sin embargo ya no hubo tiempo. Cruz Azul volvió a ganar, pero parece que es muy tarde, y en el transcurso de las siguientes dos jornadas quedará eliminado, a menos que la hechicería le alcance para obrar lo improbable. Aunque lo sensato es que no.

En cambio Chivas debe alejarse de la euforia de la Copa, porque la Liga no será para nada sencilla y menos con las bajas que lo aquejan. Cruz Azul fue una seria llamada de atención para corregir y controlar las ilusiones