No te martirices; un amor no se olvida, se aprende a vivir sin él

Ningún amor es igual, ni amamos siempre de la misma manera. Cada relación que establecemos a lo largo de nuestra vida es única y excepcional, aunque su final esté cargado de tristeza y alguna decepción.

Hay quien, tras dar por terminada una relación, espera que la siguiente cumpla con todas sus expectativas, todas sus esperanzas. No obstante, hacer pareja significa también construir día a día una relación, respetar las diferencias y amar la semejanzas.

El amor es la emoción más compleja que puede experimentar el ser humano. Y su impacto en nuestro cerebro es tan intenso que es imposible olvidar cualquier relación de nuestro pasado.

El amor se vive, a veces se pierde, pero nunca se olvida: aprendemos a vivir sin esa persona que un día nos hizo feliz.

El amor que nunca se olvida

pareja abrazada con amor con las manos

Hay amores que duelen, que cambian y que hacen que no deseemos volver a enamorarnos. No es lo adecuado. Algo que deberíamos tener claro desde el principio es que no debes darle tanto poder a alguien como para cerrar las puertas a tu felicidad.

Las relaciones vividas, sean positivas o negativas, deben ser aceptadas, superadas e integradas en nuestro ciclo vital como experiencias significativas de las cuales aprender.

El amor que perdimos y que nos hizo felices

Empezaremos hablando de esas relaciones significativas que nos hicieron felices en algún momento de nuestra vida. Debes verlo como un regalo. A pesar de que el final esté cargado de tristezas.

  • Quédate con la experiencia vivida. Toda época de nuestra vida que nos aportó alegría y felicidad valió la pena. Por ello es necesario saber cerrar esa puerta sin lamentos, sin amarguras.

  • Intenta recordar siempre lo positivo de ese amor. Si te limitas a recordar solo ese final traumático, pesará más en tu mente el dolor que la recompensa de haber vivido una relación que te hizo crecer en emociones positivas.
  • Ten en cuenta que las personas pasamos gran parte de nuestra vida recordando, que cada poco tiempo nuestra mirada se aloja en el ayer más que en el aquí y ahora.
  • ¿De qué te sirve centrarte en la pena si hubo instantes de gran felicidad? Sonríe y quédate con lo bueno. Es un legado que no muchas personas pueden conservar o tener: tú eres afortunado.

El amor que nos hizo daño en el pasado

diente de leon rosa representando el amor

Hay amores que duelen porque rompieron nuestros esquemas de lo que es el respeto, la convivencia o incluso el cariño. Hemos de tener en cuenta que cerrar las puertas a nuevos amores solo porque uno nos hizo daño es como negarse a acercarse a las rosas porque una nos pinchó.

  • Recuerda que una de nuestra finalidad en esta vida es ser felices. Y no importa que la manera en que lo consigas, ya sea solo o junto a otra persona. Lo que sí importa es negarnos nuevas oportunidades solo por haber tenido una mala experiencia.

  • El amor que duele no se olvida nunca, pero día a día dolerá menos y aprenderás a vivir con un recuerdo que no paraliza, que no te limita.
  • Acepta que en el amor, como en la vida, hay personas buenas y personas no tan hábiles para abrir su corazón y formar pareja.

Algo en lo que tampoco debes caer es en pensar que la responsabilidad es tuya. Hay personas que dicen aquello de “es que siempre me atraen las personas más inadecuadas”, “yo soy el culpable de que me hagan daño, de que la relación no funcione”.

  • No personalices el dolor. No te conviertas en tu propio enemigo o en tu propio sufrimiento. Una relación pasada es un escalón que has superado. Es el ayer y debes aprender a eliminar cargas negativas: resentimiento, culpas, rabias…

  • Sigue avanzando ligero por la escalera de la vida. Los amores se viven, se experimentan con toda la intensidad. Cuando los perdemos los lloramos o los lamentamos durante un tiempo determinado… Y luego, luego solo nos debe quedar el recuerdo.

Y ese recuerdo debe ser positivo. Como un amor que mereció vivirse, o como un amor del que aprendiste y que te hizo madurar. Todo es experiencia, todo es vida vivida.

Y el amor es una aventura que siempre va a merecer la pena mientras se viva de forma madura y consciente.