- Con absoluto respeto más de 90 mil personas, entre potosinos y visitantes presenciaron el evento más importante de Semana Santa.
- El silencio ante el paso de las cofradías fue solemne, sólo roto por el sonido de los tambores y clarinetes, así como los canticos de las saetas.
Marcela Loyola
Imponente resultó la Procesión del Silencio que la noche de este Viernes Santos se escenificó por las principales calles del Centro Histórico potosino, quien por un par de horas se convirtió en una gigantesca iglesia.
Con absoluto respeto más de 90 mil personas, entre potosinos y visitantes presenciaron el evento más importante de la Semana Santa.
El silencio ante el paso de las cofradías fue solemne, sólo roto por el sonido de los tambores y clarinetes, así como los canticos de las saetas.
Fue la edición 64 de la tradicional Procesión del Silencio en San Luis Potosí, en la que participaron dos mil personas para darle el pésame a la Virgen María y la representación completa de las estaciones del Viacrucis, en la que se contó con la presencia de miles de visitantes de todas partes del mundo, en la aparecieron uno de los eventos más importantes para la feligresía católica.
En esta edición el Viacrucis contó con una nueva iluminación a lo largo de la ruta; el recorrido duro más de cuatro horas a lo largo de las principales calles del Centro Histórico, pasando por puntos de referencia tales como el Museo de la máscara, el Palacio de Gobierno de la plaza principal de la ciudad y la catedral, trayecto que es de alrededor de 3.5 kilómetros.
Algunas de las imágenes o cofradías se han hecho por escultores locales y otras son importadas de España, las cuales están bien conservadas y cada año se les pinta y arregla para tenerlas en perfectas condiciones para este acto.
Los nazarenos caminaron lento y solemnemente durante todo el recorrido, esto al ritmo de los toques del tambor y siguiendo la Cruz de Guía, que iba acompañada de una pareja de nazarenos con faroles.
Después de las 8 de la noche comenzó el recorrido, con la participación de 30 hermandades que incluía la Cofradía del Virgen del Carmen, la Cofradía del Santo Entierro, Cofradía del Descendimiento, Cofradía del Ecce Homo y la Cofradía de la Soledad, que lleva una imagen de Nuestra Señora de la Soledad.
Los miembros de las diferentes hermandades se identificaron con los colores de sus túnicas, que identifican su parroquia distinguiéndose de una cofradía o hermandad a otra por diversas características, ya sea el color, emblema que identifica a cada grupo y muestran la influencia de las procesiones de Semana Santa de Sevilla.
Los cofrades más notables como cada año fueron los nazarenos, que van ataviados con Capirote, antifaz y capa. Entre los mismos nazarenos también existen diferencias, algunos van descalzos haciendo así más dura su penitencia, otros portan cruces, están los que llevan diversos elementos representativos de la hermandad, objetos musicales, cirios, etc.
Las cofradías participan como una forma de penitencia, con el rostro cubierto y algunos incluso caminan con cadenas atadas a sus tobillos. Las cofradías incluyen a adultos y niños con diversa vestimenta que incluyen monaguillo, soldados romanos, mujeres usando rebozos y portando cirios, toreros, políticos y artistas.
