Pese al racismo, niños de EU competirán en Mundial de Robótica

El racismo no detuvo a un equipo de niños negros y latinos de Indianápolis, Estados Unidos, que ganó su boleto a un campeonato mundial de robótica, tras haber tenido que enfrentar algunos comentarios xenofóbicos.
La historia de los jóvenes Panther Bots se ha convertido en un ejemplo de buen humor y valentía contra las expresiones racistas en Estados Unidos.
Comenzó en septiembre pasado, cuando los cinco integrantes del equipo, estudiantes de cuarto grado en la primaria Pleasant Run Elementary School de Indianápolis, recibieron un kit para aprender a construir robots.
Los niños diseñaron tres modelos antes de llegar a un cuarto que empezó a llevarlos por competencias locales y estatales, que finalmente les dieron el boleto al campeonato Vex World Cham-pionship, que se celebrará en abril en Louisville, Ken-tucky.
Hasta allí, la historia es la de un grupo de niños que ven recompensados sus talentos. Salvo por el episodio de febrero pasado: los Panther Bots salían de una competencia cuando algunos de sus rivales los vieron en el estacionamiento. Según le dijo Diocelina Herrera, mamá del Panther Bot Ángel Herrera Sánchez al periódico Indy Star, los niños y padres del equipo contrincante comenzaron a señalarlos y a gritarles: «¡Regresen a México! ¡Son mexicanos y están arruinando nuestro país!».
La entrenadora de los cinco niños le dijo al mismo periódico que la composición multiétnica de los Panther Bots es, de hecho, poco común en las competencias de robótica, a las que llamó «algo así como un mundo de gente blanca (…) Nos miran y creen que no seremos competencia.
Entonces nos mantenemos todo el día en el primer lugar y no pueden soportarlo».
Los niños del equipo, sin embargo, se lo tomaron con humor.
De hecho, el incidente no pasó a mayores y los organizadores del concurso apenas se enteraron —y lo deploraron— cuando los medios de comunicación locales empezaron a recordarlo.
»Creo que pueden gritarnos lo que quieran; al final, nosotros vamos al Mundial», dijo uno de los niños, Elijah Goodwin, a la columnista del Indy Star Suzette Hackney.