Gastritis: verdades y mentiras

Preguntas como éstas surgen al escuchar los remedios que corren de boca en boca sobre la gastritis, afección que la mayoría de mexicanos sufre o sufrirá en algún momento de su vida; si bien son recomendaciones de buena fe sobre cómo tratar la gestritis y que buscan ayudar a que un familiar o amigo se sienta mejor, rara vez cuentan con aval científico o bien, se trata de verdades a medias ubicadas fuera del contexto médico.
Por tanto, conviene analizar los mitos sobre la gastritis antes de llevarlos a la práctica a fin de descubrir qué hay de cierto o falso en ellos, de lo contrario, podrían retrasar el diagnóstico médico y complicar el padecimiento.
Mito 1: consumir lácteos y yogurt alivia la gastritis
Esta afirmación ha sido ampliamente difundida, pues leche y yogurt refrescan el estómago y le permiten descansar del dolor rápidamente; sin embargo, el efecto es momentáneo debido a que estos productos elevan la acidez estomacal luego de 2 ó 3 horas de haberse ingerido. De hecho, muchos die-tistas aconsejan a las personas con gastritis no consumir lácteos con frecuencia y, si lo hacen, es mejor preferir los descremados o con poca grasa.
Mito 2: la gastritis se produce al consumir en exceso ciertos alimentos
Se trata de una verdad a medias. Los alimentos irri-tantes y con mucha grasa, condimentos o vinagre, así como bebidas gaseosas y con contenido alcohólico, lastiman la mucosa intestinal y propician la aparición de gastritis, por ello se recomienda moderar su consumo, pero también es cierto que intervienen otros factores, como la cantidad de comida que se ingiere y la frecuencia, sin olvidar la higiene con que se prepara y el estrés al que se somete el paciente.
Mito 3: los niños no se pueden enfermar de gastritis
No sólo es mentira, sino que es peligroso creer esta idea. El sistema digestivo de los menores es todavía inmaduro, por lo que tienen grandes posibilidades de desarrollar este problema, sobre todo si abusan de comida chatarra, alimentos irritantes y bebidas gaseosas, ya que pueden deteriorar la mucosa estomacal.
Mito 4: personas con obesidad padecen más esta enfermedad
Falso. La idea de que solamente quienes consumen cantidades excesivas de alimentos sufren gastritis es errónea, pues se trata de afección que no hace distinción de género o edad, y mucho menos de complexión, por lo que puede afectar a cualquier individuo sin importar si tiene o no obesidad.
Mito 5: café y bebidas gaseosas deben restringirse para prevenir gastritis o evitar su agravamiento
Cierto. Café y té negro contienen cafeína, mientras los refrescos (con gas o sin él) y bebidas energizantes poseen alta concentración de azúcares y estimulantes del sistema nervioso (teobro-mina, por ejemplo); todas estas sustancias aumentan la secreción de ácidos digestivos (acidez estomacal), y contribuyen a desencadenar inflamación de la mucosa gástrica y/o agravar sus manifestaciones. Por tanto, lo mejor es limitar el consumo de refrescos y de cualquier bebida con cafeína.
Mito 6. Beber agua en exceso empeora los síntomas
El consumo del vital líquido debe ser, de acuerdo con la recomendación médica, de dos litros al día (8 vasos). Empero, el exceso de esta sustancia puede desequilibrar el nivel de acidez (pH) del estómago, incrementando la producción de jugos gás-tricos y haciendo más severas las manifestaciones.
Mito 7: reemplazar los refrescos por jugos desaparece síntomas de gastritis
Falso. La realidad es que depende del tipo de bebida, es decir, los jugos de frutas cítricas (naranja, toronja, uva, maracuyá) deben consumirse con moderación o incluso evitarse (al igual que aquellos industrializados), de acuerdo con el grado de afectación de la persona. Por el contrario, no hay prohibición respecto a los zumos naturales de frutas y verduras no ácidas, como zanahoria o manzana.
Mito 8: los analgésicos comunes agravan la gastritis
En particular debemos referirnos a los antiinfla-matorios no esteroideos (AINES), como el ácido acetilsalicílico, ibuprofeno y naproxeno (el paracetamol no está contraindicado a pesar de pertenecer a dicho grupo).
Estos productos debilitan las defensas del estómago, por lo que no deben consumirse con frecuencia y menos en caso de dolor gástrico (por ello es preferible acudir al médico en vez de auto-prescribirse).
Cabe señalar que si una persona debe tomar analgésicos a menudo (debido a que padece dolor articular, por ejemplo) es aconsejable evaluar la dosis o tratar de consumirlos siempre con los alimentos, elegir presentaciones con capa entérica (cubierta adicional de los medicamentos orales que evita el contacto directo con el estómago), e ingerirlos con antiácidos para no provocar daño a la mucosa gástri-ca.
Mito 11: la gastritis sólo es ocasionada por Helicobacter pylori
No existe un factor único que desencadene gastritis. Aunque la infección por la bacteria Helicobacter pylori (se adquiere al consumir agua o alimentos contaminados) frecuentemente provoca inflamación del revestimiento del estómago, es solo una de varias causas comunes de la enfermedad.

Este trastorno también aparece por el consumo excesivo de alcohol, tabaco y antinflamatorios no esteroideos (AINES), así como por estrés e ingesta de alimentos irritantes. Por ello, en la actualidad se puede decir que es una enfermedad multifactorial.

Mito 12: tomar antiácidos es suficiente para eliminar la gastritis
Falso. Los antiácidos (medicamentos para neutralizar o disminuir la producción de ácido estomacal) son pilares del tratamiento, pero no pueden hacer solos todo el trabajo. Es necesario suspender el consumo de alcohol, tabaco, comida muy condimentada, con picante o grasa, así como aprender a manejar adecuadamente el estrés. Asimismo, cabe señalar que en caso de infección por Helicobacter pylori se suelen integrar antibióticos a la terapia.

Por otra parte, si el paciente desea complementar el tratamiento farmacológico con productos naturales, debe consultar esta decisión con el médico tratante, ya que el uso combinado puede ocasionar pérdida de la eficacia de los medicamentos, además de otros problemas en el organismo.

Es importante señalar que todo caso de gastritis, por leve que parezca, debe ser evaluado por un especialista (médico gastroenterólogo) para determinar cuál es su gravedad, origen y tratamiento más conveniente.