Barrio de «Moonlight» , el lugar más feliz del mundo tras los Oscar

Liberty City, el barrio de Miami en el que se rodó Moonlight, se convirtió en el lugar más feliz del planeta después de que el mayor giro de guión de la historia de los Oscar hiciese de la suya la Mejor Película del año.

Todo el mundo se marchaba cabizbajo de la fiesta del barrio en el centro cultural de artes African Heritage cuando pasó lo inesperado. En la pantalla gigante, uno de los productores de La La Land sostenía una papeleta con el nombre Moonlight.

Cientos de gritos de sorpresa se desataron y todo el mundo empezó a saltar, pero la alegría duró poco: la señal de televisión se fue antes de que se supiera si lo que había pasado era real o una broma pesada.

«¿Qué demonios ha pasado?», gritaron varias personas frente a la pantalla en negro mientras un técnico intenta arreglar a la carrera el fallo para que vuelva la señal.

Las doscientas personas que estaban en la fiesta contenían la respiración a la espera de que la televisión les dijera si lo que habían visto era cierto.

«Esto tiene que haber sido un sueño», dijo una mujer joven que ya se había ido indignada del lugar cuando vio que La La Land era coronada mejor película, pero que volvió rápidamente cuando oyó el revuelo general.

De repente, la conexión regresó con tan solo un fotograma antes de volverse a marchar, pero era suficiente: el director de la película, Barry Jenkins, criado en Liberty City, reía en el centro del plano.

Moonlight había ganado en uno de los mayores fiascos de la historia, pero en el centro cultural de Liberty City la alegría estaba desbordada y poco importaban las caras largas de Damien Chazelle, director de La La Land, y los suyos.

La responsable de marketing y comunicaciones del African Heritage, Cheryl Mizell, dijo a Efe que todo el barrio

«formaba parte» de Moonlight y que se sentían «extremadamente orgullosos» del largometraje. «Pensábamos que todo se había acabado pero de repente todo el mundo se ha girado aunque nadie sabía qué pasaba», contó Mizell, que en el momento en el que se produjo la noticia se encontraba dando su discurso de buenas noches mientras los vecinos plegaban sus sillas.

Cuando todo se confirmó, Mizell recordó emocionada cómo el verano pasado, el escritor de la historia en la que se basa Moonlight, Tarrell Alvin McCraney, estuvo dando unas clases en su centro cultural, situado en el corazón de uno de los barrios más pobres y tradicionalmente conflictivos de Miami.