Fernando de Szyszlo; ‘El arte hoy está vacío’

El pintor Fernando de Szyszlo, una de las figuras más relevantes del arte y la cultura peruana, acaba de publicar sus memorias en España, La vida sin dueño, un recorrido por el siglo XX y lo que va del XXI donde habla de sus relaciones con escritores como Mario Vargas Llosa o critica al arte actual.

El arte contemporáneo corresponde a la sociedad en la que vivimos hoy, banal, vacío, gestual, conceptual, siempre tiene que haber una persona que le explique al espectador lo que está viendo”, explica Szyszlo (Lima, 1925) en entrevista.

Matisse decía ‘si eres pintor córtate la lengua’, porque trabajar es trabajar la forma y el color, no hay nada que explicar y contar”, subraya este artista que escribe en sus memorias, publicadas por Alfaguara, que “el arte contemporáneo es una amenaza contra la pintura”.

Las nuevas tecnologías no me interesan nada en el arte —argumenta—, son un puro divertimento. Yo he sido jurado de algunos concursos en Estados Unidos donde se utilizaba siempre la computadora y al principio fascina la idea de hacer, por ejemplo, un dibujo en tres dimensiones, pero luego siempre es algo muerto, decorativo, no hay alma”, recalca.

No hay nadie que sufra o goce detrás; hay alguien que manipula que tiene sutileza pero no contenido”, precisa Szyszlo que estos días tiene una de sus grandes pictóricas en Madrid, en la sala Alcalá 31, dentro de la muestra de la colección Hochschild, premiada este año con la A de ARCO 2017.

El título de las memorias de Szyszlo, La vida sin dueño, es una idea que obedece a la vida en busca de la libertad que siempre ha perseguido al pintor.

El nonagenario Szyszlo repasa en el libro su infancia, su juventud con los artistas que en los 40 hicieron “la revolución cultural” en Lima, habla de lecturas, de pintores, de mujeres, las únicas que le “distrajeron de la pintura”, reconoce, aunque afirma que fue “fiel” y sólo tuvo “tres grandes amores”.

Habla de su última mujer, Lila Yábar, y de su primer matrimonio con la gran poeta Blanca Varela, con la que se fue muy joven a París, donde fueron “muy niños y muy pobres”, y de cómo cuando murió Varela vio llorar a Vargas Llosa, su gran amigo y del que también comenta en el libro el incidente que este tuvo con Gabriel García Márquez y que costó la amistad entre los dos escritores.

Lector, comprometido política y socialmente —»nunca he tenido partido, soy liberal de izquierdas y sin dogmas—”, concluye.