Conoce los diversos alimentos inteligentes

No es un concepto nuevo, ya que el interés por conocer las virtudes con que cuentan ciertos alimentos para mejorar la salud es tan añejo como la humanidad misma. No obstante, es hasta hace apenas unos años que se dio el adjetivo de «inteligentes» a algunos productos naturales que han comprobado científicamente que ayudan a solucionar y prevenir problemas de salud. La siguiente es una lista (ordenada alfabéticamente) de apenas 40 alimentos «muy inteligentes» que brindan grandes beneficios al organismo y que fácilmente pueden ser parte de la dieta de la población mexicana: Aguacate. Su contenido nutricional es elevado, ya que son parte de él proteínas, vitaminas, hidratos de carbono y minerales; previene enfermedades del corazón y sistema circulatorio, ya que impide que se eleven los niveles de grasas en la sangre, además de que ayuda a reducir el colesterol.
Ajo. Por su componente azufrado llamado alicina colabora en la eliminación de gérmenes causantes de infecciones en vías respiratorias; asimismo, ayuda a regular altos niveles de presión arterial (hipertensión).
Almendras. Tienen cantidades significativas de vitamina E, lo que se traduce en retraso en el envejecimiento celular, además de que brindan importante aporte energético, calcio y fibra. Poseen elevado contenido de ácidos grasos, los cuales previenen la formación de coágulos en la sangre, ayudan a regular la presión sanguínea y disminuyen los niveles de colesterol y triglicéridos (principales tipos de grasas presentes en la sangre).
Arroz. Este cereal proporciona vitaminas del complejo B, las cuales no son, en esencia, fuente de energía, pero ayudan a proveer la que necesitamos para que nuestro cuerpo se desarrolle adecuadamente y pueda mantenerse dinámico. Asimismo, es ideal para reducir el colesterol y controlar la hipertensión, sin olvidar que es rica fuente de ácido fólico —elemento al que se conoce como vitamina B9 — y que también previene anemia y úlceras bucales; asimismo, favorece el buen estado del cutis, retarda la aparición de canas y protege al organismo del ataque de parásitos intestinales.
Brócoli. Esta variedad de la col es rica fuente de vitamina C y fibra, la cual ayuda a disminuir el colesterol, controlar la diabetes y mejorar la digestión; se encuentran en estudio sus propiedades para combatir el cáncer. Se come cocido al vapor, aunque hay quien lo prefiere crudo.
Cacahuate. Su gran aporte de azufre lo convierte en un desinfectante de las vías respiratorias, aunque también posee en menor cantidad sodio, hierro, cobre y fósforo; sus proteínas son mejor aprovechadas por el organismo gracias a la presencia de magnesio.
En porciones moderadas es recomendable durante el embarazo por su contenido de ácido fólico.
Cebolla. Se le utiliza como desinfectante, capaz de matar gérmenes y bacterias, y como parte integral en tratamientos para purificar la sangre; también se dice que es laxante (motiva el vaciamiento gástrico) y diurética (hace lo propio con la orina), y que contribuye al buen funcionamiento de los sistemas nervioso y respiratorio. Además, este vegetal es rico en vitamina A, ácido fólico y minerales como hierro, azufre, potasio, calcio, magnesio, sodio y fósforo.
Chile. Uno de sus componentes, llamado capsicina, tiene propiedades para tratar hemorroides y regular la presión sanguínea alta. Es también fuente de vitaminas A, E y C, que descongestiona y limpia los pulmones en enfermedades respiratorias; asimismo, tiene propiedades anticoagulantes que previenen embolias.
Cilantro. Es médicamente usado para mejorar los procesos digestivos e infecciones, sobre todo donde haya habido fiebre, ya que ayuda a recuperar la fuerza física y mental; en exceso produce mareo.
Ciruela. Optimiza el aprovechamiento de los carbohidratos, reduce el estrés, evita el ingreso de bacterias al organismo, refuerza al sistema inmunológico (aquel que nos defiende de infecciones) y favorece la eliminación de líquidos.
Coco. Contiene principalmente ácido fólico (con la cualidades que se han mencionado) y vitamina E, que no sólo protege de enfermedades cardiovasculares, sino además permite que la piel se mantenga en muy buen estado; asimismo, fibra, proteínas y magnesio se encuentran en grandes cantidades, además de que es muy recomendable en personas con diabetes por su moderada contribución de hidratos de carbono.
Durazno. Su principal aportación es hierro y vitaminas C y E, que evitan el envejecimiento celular y fortalecen al sistema inmunológico (protege de infecciones); además, es suave laxante, limpia notablemente la piel y, por ser muy bajo en calorías, se recomienda en muchas dietas para bajar de peso.
Espinacas. Por su alta concentración de vitaminas A, B y C, además de hierro, calcio, fósforo, magnesio y potasio, mantiene alejada la anemia; contienen en forma abundante ácido fólico, además de ser muy ricas en fibra, por tanto, es muy bueno que la consuman personas que sufren estreñimiento. Ayudan a cicatrizar heridas y aumenta las defensas, y colaboran en la digestión y en bajar la presión arterial; se recomienda su consumo a embarazadas y mujeres que sangran mucho en su menstruación.
Fresa. Protege al sistema inmune, ataca bacterias, alivia trastornos digestivos, estimula el crecimiento de nuevas células, fortalece piel y cabello, regenera huesos y sangre, y previene contra el cáncer y arteriosclerosis (pérdida gradual de la elasticidad de las paredes de las arterias).
Frijol. Leguminosa que contiene calcio, mineral esencial de huesos y dientes, además de que participa en la coagulación de la sangre y la transmisión de impulsos nerviosos; igualmente provee hierro, necesario para la producción de hemoglobina (sustancia contenida en los glóbulos rojos, encargada de transportar oxígeno en la sangre) y mioglobina (sirve para oxigenar a los músculos). Su aporte de zinc permite un normal desarrollo sexual y de insulina, además de que favorece la fortaleza de piel y cabello.
Girasol. Sus semillas protegen a la piel del envejecimiento y aumentan su elasticidad. De igual forma, contienen omega 3, sustancia útil en la estabilización de los niveles de colesterol, con la cual se previenen problemas como arteriosclerosis (endurecimiento y falta de elasticidad en las paredes de las arterias) y cálculos biliares (formación de piedritas en la vesícula biliar). Además de esto, se sabe que este producto contiene antioxidantes, es decir, sustancias que ayudan a prevenir el envejecimiento celular.
Granada. Alivia la acidez, por lo cual es un aliado para quienes sufren reflujo gastroesofágico, hernia de hiato o ardor estomacal. Además, mejora la función de los riñones y es ideal para las dietas de adelgazamiento por su bajo aporte calórico; contiene cantidades considerables de manganeso, vitamina C y las integrantes del complejo B, útiles para prevenir el agrietamiento de la piel, sequedad de las mucosas y decaimiento. Por si fuera poco, son parte de ella los ácidos cítrico y málico, que fortalecen al corazón y disminuyen los síntomas característicos del asma.
Hongos. Destaca su contenido de vitaminas del complejo B (B1, B2 y B6) y, ante todo, de sales minerales, como fósforo, potasio, hierro, cobre, magnesio y zinc, de forma que colaboran enormemente en la formación de tejidos, así como a controlar el colesterol, a reforzar las defensas y a reducir los niveles altos de tensión arterial; estimulan la circulación, son eficaz antiinflamatorio y útiles en la mejora de procesos alérgicos, insomnio, mareos y fatiga crónica.
Huevo. El de mayor consumo en México es el de gallina, importante fuente de vitaminas A, E, D y del complejo B, y minerales como sodio, potasio, calcio, magnesio, hierro y zinc, así como sales de yodo, fósforo, selenio y zinc. Su valor nutricional es superior al de otras especies animales, como el de ganso, iguana o codorniz.
Jitomate. Protege del ataque de hongos, bacterias y parásitos, previene la obstrucción de las arterias, además de favorecer la calidad del sueño y activar la digestión. Reduce la acumulación de ácido úrico (compuesto de desecho del organismo), interviene en el transporte de oxígeno a la sangre y colabora en la formación de glóbulos rojos y hemoglobina; su carencia puede provocar anemia. Prolonga la vida de las células (evita su oxidación), acelera el proceso de curación de fracturas y heridas, y fortalece el mantenimiento de los tejidos (incluidos huesos y cartílagos).
Leche. Excelente fuente de calcio, proteínas, grasas, azúcares y vitaminas, por lo que su consumo contribuye al desarrollo de dientes, huesos y uñas, construcción y reparación de músculos, tejido y órganos, y ayuda a prevenir anemia.
Lechuga. En términos generales podemos mencionar que sus distintas variedades contienen vitaminas C y E, y las integrantes del complejo B, además de ser ricas en calcio, magnesio, fósforo, potasio y sodio, y en pequeñas cantidades de cobre, hierro y zinc; son bajas en calorías, favorecen la digestión, además de que ayudan a desintoxicar a la sangre y favorecen la formación de orina; no olvidemos que es recomendable para aquellos que tienen problemas para conciliar el sueño.
Limón. Protege de los efectos de la contaminación ambiental, ataca infecciones, fortalece al sistema inmunológico, mejora la producción de ácidos gástricos, tiene efecto tranquilizante, contribuye en el transporte de oxígeno hacia las células del organismo y previene várices y hemorroides.
Maíz. Es importante fuente de energía, minerales y sustancias que ayudan a combatir infecciones, así como buen laxante gracias a la celulosa de su cascarilla. Sus proteínas de excelente calidad y su aporte de minerales (fósforo, potasio, magnesio, hierro y calcio) contribuyen a estimular el crecimiento y la formación de músculos y esqueleto; asimismo, el grano contiene pequeñas cantidades de vitaminas A, E y B3 .
Mango. Cumple funciones laxantes (facilita la evacuación) y diuréticas (motiva la acción de orinar); su aporte calórico es bajo, por lo que forma parte de gran cantidad de dietas para disminuir peso. Por su contenido de magnesio permite el buen funcionamiento del sistema nervioso y aumenta la secreción de bilis (sustancia que favorece la digestión de grasas y eliminación de toxinas). La vitamina B3 que contiene es indispensable para la salud del cerebro, pues se encarga del mantenimiento de las neuronas, así como de la formación de transmisores nerviosos y de hormonas sexuales, producción de insulina, buen estado de la piel y del adecuado funcionamiento del aparato digestivo.
Manzana. Es importante su aportación de vitamina C y sustancias con propiedades anticancerígenas y antioxidantes (evitan el envejecimiento de los tejidos) manteniendo en perfecto estado al sistema inmunológico; además, ayuda a que el cuerpo disminuya los niveles de colesterol en sangre por su alto contenido de pectina, tipo de fibra soluble.
Melón. Ejerce acción revitalizante y renovadora de células de huesos, dientes, piel, ojos, uñas y cabello; protege del ataque de bacterias y virus, desintoxica los tejidos del cuerpo, neutraliza los efectos de triglicéridos y colesterol (tipos de grasa que predispone a padecer enfermedades cardiovasculares) y activa hormonas sexuales.
Naranja. Previene infecciones como gripe y resfriados, reduce el estrés, ayuda a mejorar la digestión y mantiene la salud de piel y cabello. Rica en calcio, lo que la hace ideal para prevenir osteoporosis, y además reduce el riesgo de padecer arteroesclerosis y formación de cálculos de ácido úrico.
Nopal. Rica fuente natural de fibra, calcio, vitamina A y 17 aminoácidos (principales constituyentes de las proteínas), entre los cuales se incluyen los ocho esenciales; mejora el metabolismo (proceso bioquímico mediante el que se aprovechan los nutrientes) y equilibra el sistema digestivo, además de que es excelente para reducir el azúcar en la sangre y, consecuentemente, disminuir los niveles de triglicéridos y colesterol.
Nuez. Hace importantes aportes a la salud gracias a que cuenta con ácido fólico, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio, calcio, hierro, zinc, sodio y grasas.
Papa. Sus proteínas son fundamentales para crear células y tejidos, ayudar a la digestión y transportación de oxígeno a través de la sangre, además de que estimulan al sistema nervioso e inhiben el apetito. Sus carbohidratos en forma de almidón se absorben lentamente, lo que hace que el organismo tenga sensación de saciedad durante más tiempo y que no haya aumento brusco de glucosa (azúcar) en sangre.
Papaya. Rica en vitamina C, útil para reparar tejidos, neutralizar sustancias tóxicas destructoras de las células del organismo y reforzar las defensas. Además, contiene betacaroteno, antioxidante que da color anaranjado a la pulpa y se encarga de reducir los estragos causados por contaminantes ambientales, así como papaína, enzima que degrada o fragmenta rápidamente a las proteínas, pectinas y ciertos azucares y grasas, por lo que favorece su digestión y es útil en personas con afecciones en estómago o intestinos, como gastritis, colitis, colon irritable y estreñimiento crónico.
Perejil. Contiene gran cantidad de vitaminas (A, B2, B6, C y E) y minerales como calcio, hierro y potasio. Asimismo, posee otras sustancias con diferentes usos terapéuticos, como apiína y flavonoides, que son diuréticos (favorecen la expulsión de líquidos mediante la orina).
Piña. Ataca bacterias y lombrices intestinales, descongestiona al páncreas, reduce la inflamación y alivia el mareo. Es rica en minerales y contiene al menos 18 aminoácidos (pilares de la nutrición), más una enzima proteolítica llamada bromelina, que actúa como antiinflamatoria y diurética; el jugo de piña agiliza el proceso digestivo y es excelente remedio para las afecciones de la garganta y difteria, gracias a sus propiedades antibióticas.
Plátano. Rico en minerales como potasio, calcio, hierro y fósforo, de manera que ayuda a revitalizar tejidos musculares, huesos y dientes, colabora en la adecuada transportación de oxígeno en la sangre y mejora el funcionamiento de los sistemas óseo y nervioso; además, posee vitaminas A, C y del complejo B, que previenen el envejecimiento celular y ayudan a crear defensas contra enfermedades respiratorias, como el resfriado.
Sandía. Contribuye a eliminar toxinas del organismo debido a su acción diurética, ya que 92% de su contenido es agua.
Soya. Alimento rico en vitaminas, especialmente del complejo B, además de ácido fólico y minerales como calcio, hierro y fósforo. Esta planta tiene alto contenido de fitoestrógenos (sustancias similares a los estrógenos que producen las mujeres en su vida fértil), por lo cual se recomienda para reducir considerablemente los trastornos del climaterio, como bochornos, irritabilidad, insomnio y sudoraciones.
Trigo. Su cáscara, o salvado, es excelente proveedor de proteínas, vitaminas y minerales; brinda energía al tener carbohidratos en forma de almidón, celulosa, hemicelulosas, pentosanos, dextrinas y azúcares. Disminuye los azúcares de la sangre por su aporte de magnesio y vitamina F; además, ayuda a combatir el colesterol, gracias a la vitamina E que contiene, y al estreñimiento por su alto contenido de fibra .
Uvas. Sus propiedades disminuyen la debilidad muscular, estabilizan la presión arterial, combaten la aterosclerosis (acumulación de grasa en las arterias) al ayudar a limpiar la sangre de toxinas y colesterol, además de que son excelentes para que se restablezcan rápidamente quienes padecen enfermedades infecciosas, como sarampión (producida por virus que se propaga en la saliva; sus síntomas son similares a los de un catarro, seguidos de multitud de pequeñas manchas rojas en la piel) , viruela (se caracteriza por fiebre y erupción de granitos con costras que, al caer, dejan cicatriz en la piel) y difteria (causa infecciones en nariz, garganta, oídos, piel, dificulta la respiración y ocasiona trastornos en corazón y sistema nervioso).
Zanahoria. Es rica en vitaminas A, B y C, así como hierro, calcio, potasio y sodio, de manera que previene caries e infecciones en general, mejora la agudeza visual e incrementa la formación de esperma; por su acción diurética (estimula que se orine frecuentemente) no permite la acumulación de elementos en hígado, vesícula y riñones, por lo que previene la formación de cálculos (piedras); además, sirve para la generación y conservación de la capa del tejido exterior de la piel y mucosas.
No menos importantes son las carnes, pero merecen acotación especial de acuerdo a su clasificación.

Carnes rojas. Parte de éstas son res, cerdo y carnero, y su principal aporte son las proteínas, responsables de crear diversas estructuras en el cuerpo (piel, órganos, sangre y tejidos); particularmente lisina (uno de los aminoácidos de estos nutrientes y que casi no se encuentra en alimentos vegetales), ayuda a formar hormonas y células de defensa contra diversas enfermedades. Asimismo, aporta hierro, zinc y calcio, componentes esenciales para la formación y recuperación de músculos, además de que colaboran en la transportación de oxígeno a dichas estructuras, proporcionándoles mayor fortaleza.
Carne de aves. Proteínas, minerales (potasio, sodio, magnesio, calcio, hierro, zinc) y vitaminas del complejo B son sus nutrientes más destacados, pero también contribuyen a la salud con hidratos de carbono, azúcares y fibra, los cuales son necesarios para la movilización intestinal y para que el organismo cuente con energía. Además, brinda importantes cantidades de vitaminas A y C, que benefician el funcionamiento de vista, músculos y sistema inmunológico, sin olvidar que son sustancias antioxidantes que detienen el envejecimiento celular y protegen contra varios tipos de tumores cancerígenos.
Carne de pescado. Atún, sardina, arenque, angulas, salmón y trucha forman parte de los llamados «azules», caracterizados por su importante contenido de ácido graso Omega 3, el cual actúa reduciendo los niveles del colesterol malo (de baja densidad) en sangre, y aumenta ligeramente el colesterol bueno (de alta densidad), de forma que disminuye el riesgo de formación de coágulos o trombos en la sangre, a la vez que minimiza la acumulación de grasa en las paredes arteriales (arteriosclerosis). En general los pescados aportan minerales, proteínas y vitaminas del complejo B, principalmente.
Sin receta médica
El nutriólogo español Dr. Luis Gutiérrez Serantes señala en una de sus recientes investigaciones que «los alimentos tienen su propia inteligencia, debido a las propiedades saludables derivadas de sus vitaminas, minerales y otros nutrientes y compuestos, de los cuales nos beneficiamos. Pero si a esas cualidades naturales sumamos el conocimiento de utilizarlos en forma ordenada y coherente, se transforman en herramientas para prevenir y mejorar muchas dolencias y trastornos».

«Así —añade el experto—, pueden ser útiles para mejorar desde depresión, estrés, mal aliento y obesidad mórbida (quienes tienen 40 o más kilos por encima de su peso ideal), hasta hepatitis, acné, anemia o asma, pasando por gota (forma de artritis que presenta exceso de ácido úrico en la sangre; se caracteriza por inflamación dolorosa e hinchazón de las articulaciones más pequeñas, especialmente las del dedo gordo del pie y del pulgar), enfermedades del corazón y de circulación, y migraña (dolor de cabeza intermitente que sólo ataca a una parte de la cabeza; a menudo está acompañada de náuseas, vómito y trastornos visuales) . Los alimentos son un complemento y no una alternativa a la medicina. Aunque no curan las enfermedades, ni reemplazan a ningún tratamiento o fármaco, son un componente básico de la salud, al igual que el ejercicio físico y un estilo de vida sin excesos».