Atlético de Madrid le hace el ‘fuchi’ al Atlético San Luis

La visita a México esta semana pasada de Miguel Ángel Gil Marín, el accionista mayoritario del Atlético de Madrid, ha causado malestar en parte de la afición. Los accionistas críticos del equipo no comprenden los movimientos del club español para comprar el Atlético San Luis

El Atlético de Madrid ha presentado en México la posible adquisición del Atlético de San Luis como parte de su estrategia de expansión internacional.

Sin embargo, en España los socios y accionistas del club apenas tienen información del proyecto. Sólo saben que el 3 de marzo ha sido convocada una asamblea para aprobar la creación de una sociedad que comprará una participación en el club mexicano.

José Luis Sánchez Ayuso preside Señales de Humo, un grupo de accionistas minoritarios pero muy activos en la vida del club, y expone sus críticas al proyecto:

“Nos oponemos porque el Atlético de Madrid no tiene por qué entrar en otros clubes en los que no tiene un interés deportivo. Esto es un negocio opaco, en el que el Atlético le da permiso a una sociedad externa para que compre acciones del club mexicano. Las operaciones que hagan luego serán imposibles de auditar para los socios”, protesta en la edición del medio Universo Deportivo, mediante su corresponsal Jerónimo Andreu.

El club español ya ha completado operaciones similares en India y Francia. En India es accionista en un consorcio que posee el Atlético de Kolkata, y en Francia compró el año pasado el 35% del Lens, un equipo de la segunda división.

El diario AS ha informado de que el nuevo Atlético de San Luis será de tres socios: el Atlético de Madrid, Jacobo Payán (dueño actual de la franquicia) y Francisco Ávila. Como sucede en el caso del Lens y el Kolkata, el Atlético será quien marque la línea deportiva en el equipo mexicano, con asesoramiento técnico y entrenadores.

Sánchez Ayuso critica que la opacidad de estos movimientos hace pensar que el San Luis sea una forma de facilitar los saltos entre clubes de jugadores cuya propiedad pertenece parcialmente a terceros.

La FIFA prohibió en 2015 la participación de estos terceros en los llamados TPO (Third party ownership). Se trata de fondos de inversiones que poseen una parte o el total de los derechos de un futbolista, y los venden de un club a otro para ganar dinero con los traspasos. El máximo organismo del fútbol considera que estos mecanismos adulteran la competición y la libre carrera de los jugadores.

El Atlético de Madrid, un club que ha jugado dos finales de la Champions League en tres años pese a sus problemas económicos, ha trabajado abundantemente con TPO, y el propio Gil Marín los defendió cuando la FIFA planteó su prohibición. “Nosotros estamos aquí gracias al apoyo de los fondos de inversión”, llegó a decir: “Por ellos hemos duplicado los ingresos, hemos jugado diez finales y ganado siete títulos”.

Varios jugadores del Atleti han participado en operaciones relacionadas con TPO, como el traspaso de Radamel Falcao al Mónaco (el colombiano era propiedad al 33% del fondo Doyen), y Football Leaks reveló recientemente que los derechos de Koke, una de las estrellas del equipo, pertenecían al 30% a un fondo.

La adquisición del San Luis “puede ser una fórmula para salvar esa prohibición de los TPO. Es una situación esclavista”, denuncia Sánchez frente a las obras del estadio Wanda Metropolitano, al que el Atlético planea trasladarse la temporada que viene y que se termina gracias a un préstamo del Grupo Financiero Inbursa de Carlos Slim, con quien Gil Marín también se reunió en México.

En Señales de Humo no entienden que la compra de un equipo de la segunda división mexicana mediante una sociedad interpuesta pueda ser otra cosa que una forma de facilitar triangulaciones y mover dinero.