Várices, cómo se tratan y previenen

Se desarrollan cuando las válvulas venosas que permiten la irrigación hacia el corazón dejan de funcionar adecuadamente; como resultado, la sangre se acumula en las venas y provoca dilatación.
Su aparición se ve favorecida por factores hereditarios, embarazo y hábitos como permanecer de pie o sentado durante lapsos prolongados, usar ropa ajustada, sobrepeso y consumir tabaco y sal en exceso.
Los síntomas de várices son: sensación de piernas cansadas o pesadas, inflamación, dolor o calambres nocturnos, comezón, aparición de venas muy finas de color rojo o violeta (“de araña”) en las extremidades inferiores, mismas que, posteriormente, se tornan gruesas y adquieren coloración azul verdosa.
Estadísticamente son más comunes en mujeres.
¿Cómo se diagnostican?
Lo realiza el médico general a través de la observación directa de las lesiones.
También se recurre a la ecografía Doppler, procedimiento que utiliza ondas de sonido de alta frecuencia para examinar la circulación por las venas y detecta si hay coágulos.
Durante la prueba se utiliza dispositivo manual para recorrer la zona afectada; en tanto, una computadora convierte la señal sonora en imágenes de la irrigación sanguínea.
En ocasiones se recurre a angiografía, examen poco frecuente que permite observar a detalle cómo circula la sangre por venas y arterias. Para efectuarlo se inyecta medio de contraste en los vasos sanguíneos, de tal manera que se perciba con claridad las áreas afectadas.
El tratamiento de várices, dirigido por el angiólogo, busca mejorar la apariencia física de las piernas y aliviar los síntomas o molestias asociadas con las várices, sobre todo, cuando son grandes y han estado presentes por mucho tiempo.
Una de los primeras terapias son las medias de compresión, que comprimen la pierna desde el tobillo hasta la parte superior de la pantorrilla o muslo. Sirven para reducir el estancamiento de sangre, hinchazón y dolor.
Se recomienda elevar las piernas al descansar o dormir para mejorar la circulación, así como evitar estar sentado o de pie durante mucho tiempo.
En la actualidad existe tratamiento cosmético láser que consiste en aplicar haz luminoso a las “venas de araña” o telangiectasias, a fin de calentarlas y cerrarlas para que dejen de ser visibles.
Otra técnica novedosa es la escleroterapia, que implica inyectar solución química en las venas pequeñas o medianas que están cerca de la superficie de la piel; esto provoca que se inflamen y eventualmente se cierren. Este tratamiento puede ser prolongado.
La opción para casos más graves es la flebectomía, procedimiento quirúrgico para extirpar venas varicosas superficiales de tamaño mediano o grande. Se logra mediante la inserción de instrumento quirúrgico con gancho dentro de la piel, de modo que se extraen estos vasos en segmentos. Este proceso se repite entre 10 y 20 veces por pierna, hasta eliminar todas las várices visibles. Esta operación es ambulatoria comúnmente (no requiere hospitalización) y tarda entre 40 minutos y 2 horas.
¿Cómo se previenen?
Evitando permanecer de pie o sentado durante periodos prolongados, ante todo si se tienen antecedentes familiares.
Moderando el consumo de sal y erradicando el de cigarrillos.
Manteniendo peso corporal adecuado, de acuerdo con la estatura y complexión.
Procurando no utilizar ropa muy ajustada ni sentarse con las piernas cruzadas, ya que esto incrementa la presión en venas y arterias.
Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos / Institutos Nacionales de Salud (NIH). Venas varicosas. Portal MedlinePlus [en línea]. 15 de mayo de 2010.
Colegio de Radiología de Estados Unidos, Sociedad Radiológica de Norteamérica. Flebectomía de las várices. Portal RadiologyInfo.org [en línea].
Colegio de Radiología de Estados Unidos, Sociedad Radiológica de Norteamérica. Escleroterapia de las várices y venas de araña. Portal RadiologyInfo.org [en línea].
Instituto Estadounidense del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI). Várices. Portal del NHLBI [en línea]. La sangre, cargada de oxígeno y nutrientes, llega a las piernas impulsada por el corazón a través de las arterias, y después de haber oxigenado y nutrido tejidos, regresa a dicho órgano y pulmones por medio de las venas; cuando alguno de estos mecanismos falla se presenta dificultad en el retorno del vital líquido, por lo que tiende a estancarse en las extremidades inferiores. Este trastorno se conoce como piernas cansadas o insuficiencia venosa, mismo que puede generar aumento de presión que derive en várices (dilatación de las venas que están debajo de la piel). La exploración física y observación de los síntomas suele ser suficiente para establecer el diagnóstico, lo cual se apoya con la historia clínica del paciente.
En algunos casos se solicitan estudios complementarios, como ultrasonido Doppler, método que utiliza ondas de sonido para examinar visual y auditivamente el flujo de la sangre en venas y arterias. El procedimiento consiste en aplicar gel soluble en agua sobre las extremidades, posteriormente, se pasa el transductor (dispositivo manual que dirige las ondas de sonido a la arteria o vena que se está examinando), y en un monitor se reflejan imágenes de los vasos sanguíneos.
Además, se registran sonidos que le aportan mayor información al médico especialista en el sistema circulatorio (angiólogo).