La política del garrote

A lo largo de la historia las relaciones diplomáticas con los vecinos del norte nunca han sido lo que nosotros llamamos cordiales, por el contrario, el grado de complejidad y los temas comunes, aunado a los intereses de cada nación hacen que se torne difícil y en muchas ocasiones tensa, además de las barreras derivadas del idioma; las tradiciones y costumbres; el poderío; el territorio; sistemas políticos diversos; y culturas divergentes, que provocan profundas diferencias en el entendimiento.
No obstante y a pesar de que nos consideran un vecino non grato, en ocasiones con sentimientos recíprocos, la diplomacia ha sido efectiva con resultados positivos en el entendimiento. Ahora con el arribo de Donald Trump a la presidencia norteamericana, la visión hacia México y la política exterior de Estados Unidos tiene un cambio radical, la base sostenida a través del miedo sin duda, traerá sus efectos.
La teoría del garrote, muy arraigada en algunos sectores del país del norte, a corto plazo les ha dado resultado, pero a la larga les produce dolores de cabeza, circunstancia de la que están conscientes líderes importantes de esa nación, que valga decir, Estados Unidos no es un Estado monolítico, sino que se compone por sólidos grupos con diversos intereses y gran poder de decisión.
Eso nos lleva a dos planteamientos esenciales, independientemente de la posición estratégica que tenemos, que por sí sola representa una especial fortaleza, el definir aliados y objetivos por una parte y, por otra, ver más allá de las fronteras del norte, el mundo esta convulsionado y Trump está haciendo alianzas con Rusia, a la vez que tensa relaciones con otras potencias.
Con la proporción guardada, algunos rasgos similares ocurrieron en diferentes épocas, cuando la crisis de la Primera Guerra Mundial en el año de 1917, con el presidente Woodrow Wilson, a la vez que inicia la revolución Rusa dando paso al primer gobierno comunista con Lenin a la cabeza, coincidiendo en Europa con cambios en los sistemas políticos al transitar hacia el parlamentarismo, rompiendo Estados Unidos con Alemania, quedando México en medio, presionado por ambos bandos y a pesar de las revueltas internas que padecíamos, se impuso la diplomacia mexicana sin menoscabo de la honra y dignidad del país.
Ahora vemos como Trump se pelea con todos alegando la supremacía norteamericana en el orden mundial, arremetiendo en contra de nuestro país, ocasionando un sentimiento anti norteamericano en la zona cada vez mayor, sin que nos sorprenda en un futuro próximo la creación de incidentes artificiales originados deliberadamente a efecto de ser utilizados como excusa por el gobierno gringo para esconder las verdaderas tensiones mundiales.
Es evidente que se requiere un nuevo orden mundial y, en ese aspecto es obligada la participación de Estados Unidos; como también potencias como Rusia, Reino Unido y China entre otras más, pero difícilmente se va a lograr con actitudes beligerantes y la ley del garrote que ahondan aún más las diferencias y los enconos.
Como decía Winston Churchill, que bien puede adaptarse al magnate Trump: «A veces tiene uno que comerse sus propias palabras y se dará cuenta que es un alimento muy nutritivo».