Descubre cómo bajar de peso sin dieta. ¡Sí se puede!

¿Vale la pena poner en riesgo la salud con tal de perder unos kilos de más? Hay mujeres y hombres que considera que sí, y están en disposición de hacer cualquier cosa con tal de lograr una figura escultural como las que se aprecian en anuncios publicitarios o las que lucen estrellas de cine y televisión.
Los riesgos no son pocos, sobre todo si se siguen regímenes alimenticios que limitan el consumo de algunos alimentos que descompen-sarán una buena nutrición, o bien, se recurre a productos que ofrecen milagros y que conducen a enfermedades gastrointestinales que remiten al hospital en calidad de emergencia a quien recurre a ellos.
Posiblemente seas de las personas que valoran su salud pero no dejan de preo-cuparte esos kilitos de más. Bien, pues la siguiente información te será de gran utilidad, ya que trataremos de orientarle en qué hacer para reducir de sobrepeso sin que tu estabilidad se ponga en riesgo.
Dietas “espejismo”
Por principio de cuentas pensemos en qué es lo que ocasiona que las dietas fracasen. Una de las claves está en que ciertos regímenes se enfocan al consumo de un alimento único por algunos días (arroz, toronja y papaya, entre muchos otros) o no permiten combinaciones de nutrientes (por ejemplo, grasas, carbohidratos y proteínas), lo que trae como consecuencias desajustes digestivos, desnutrición y deshidratación, con manifestaciones como cansancio, dolor de cabeza, insomnio, cabello quebradizo, uñas débiles, piel apagada y nerviosismo, entre otras.
Asimismo, si la dieta se mantiene durante un lapso más largo los problemas pueden ser mayores: Envejecimiento prematuro, anemia, desajustes hormonales, mal funcionamiento de los riñones, trastornos de la alimentación y alteraciones estomacales.
A lo anterior debe sumarse el hecho de que, al volver a la alimentación normal, los kilos se recuperan y pueden ganarse más.
La explicación es sencilla: al estar a dieta lo primero que se pierde son líquidos, entonces, al terminar la dieta, los tejidos tenderán a rehi-dratarse; además, el metabolismo (velocidad con la que el organismo transforma los alimentos en energía) llega a reducirse tanto que cualquier comida engorda y no hay forma de adelgazar.
Por otra parte, muchas personas que se someten a regímenes estrictos sienten hambre todo el tiempo, y ello les trae como consecuencia ansiedad y mal humor, por lo que abandonan la dieta en pocos días. Lo que sucede en este caso es que la mente pide comida y las células demandan energía, pues sus hábitos de consumo son distintos y no pueden ser modificados de un día para otro.
Igualmente, ellos sufren el “rebote” que se explicó anteriormente y, lo que es peor, incurren en el efecto “yo-yo”, es decir, como esa dieta milagrosa no funcionó buscan otra, la inician y al poco tiempo la abandonan, y así sucesivamente.
Es claro que la clave para bajar de peso no está en dejar de comer, sino en saberlo hacer para no padecer trastornos de nutrición, hambre ni mal humor. La intención está en educarse a sí mismo para aprender a seguir una alimentación balanceada, que se adecue al estilo de vida y gustos gastronómicos propios.
“El régimen alimenticio ‘perfecto’ es extremadamente sencillo —refiere a Salud y Medicinas el Dr. Armando Dá-valos Ibáñez, endocrinólogo y experto en tratamientos de control de peso—; sólo debe incluir 50% de carbohidratos (harina, arroz y legumbres), 30% de grasas (aceites, soya, aceitunas y germen de maíz) y 20% de proteínas (lácteos, carnes y huevo), los cua-les deben ingerirse en cinco comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.”
La mayoría de las personas que pierden peso y lo mantienen no han seguido una dieta específica, sino que han aprendido a comer. Son conscientes de que su peso se mantiene en el punto que ellos quieren porque toman los alimentos que se adaptan a su estilo de vida y al gasto de energía que realizan.
Seguro has oído en alguna ocasión: “Tan importante como saber comer es la práctica de ejercicio físico”, pero ¿por qué? La gente que quiere llevar una dieta sin hacer deporte puede bajar de peso pero no de grasa y se convierten en lo que los nutriólogos llaman “flacos-obesos”.
Vayamos por partes. Recordemos que una caloría es la capacidad de un nutriente para producir calor, es decir, una unidad de energía, la cual es generada cuando lo que comemos es metabolizado; es importante reiterar que las calorías ingresan al organismo y son transformadas en energía.
Pero las que no participan en este proceso no son eliminadas, sino que se almacenan en el organismo en forma de grasas, y para deshacerse de ellas hay que quemarlas mediante el ejercicio.
No todas las personas que tienen algunas calorías almacenadas cuentan con la facilidad de realizar algún deporte, pero nutriólogos y endocrinólogos piden hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio tres veces a la semana, sin que ello signifique ir al gimnasio o a la alberca, sino simplemente caminar o bailar; el caso es que haya movimiento.
Cabe destacar que los mejores resultados se verán si se distribuyen los tiempos como se ha indicado, y no haciendo 90 minutos de ejercicio una vez a la semana.
Los especialistas recomiendan que lo mejor para quemar mayor cantidad de calorías es ejercitarse en las mañanas, ya que así el cuerpo mantendrá el proceso a lo largo del día, cosa que no sucede en las noches.
Por otra parte, si se combinan ejercicios de resistencia muscular (por ejemplo, al hacer pesas de bajo peso) con actividades aeróbicas (las que requieren gran circulación de aire en los pulmones, como trotar o nadar) habrá mayor firmeza muscular y baja de peso.
No dudes en que siguiendo las sencillas indicaciones que hemos mencionado lograrás perder el peso, pero deberás ser paciente, ya que los resultados no se verán de inmediato.
Te recordamos que entre más tiempo lleves la combinación de dieta balanceada y ejercicio, mejores serán los resultados a largo plazo sin haber descuidado tu salud en ningún momento.

Asimismo, hay otras consideraciones que debes tener en cuenta, como el hecho de que no pasarás hambre, no te privarás de la comida que le gusta (simplemente moderarás su consumo), no tendrás mal humor, ansiedad o depresión, no sufrirás “efecto de rebote”, no sentirás cansancio o falta de energía, ni tendrás problemas de flacidez y estrías, gracias al ejercicio físico.

Finalmente, no está por demás unos sencillos consejos que ayudarán a obtener mejores resultados:

Disminuye la cantidad de azúcar que consumes.
Sustituye postres, chocolates y dulces por frutas.
Trata de no comer frituras y golosinas, ni de tomar refrescos.
Prefiere las carnes magras (sin grasa) o, de ser posible, blancas (pollo y pescado).
Olvida el consumo de alcohol.
Recuerda, no sólo tu figura te lo agradecerá, también tu salud.