¿Cómo se enamoran hoy los jóvenes?

El atractivo físico y el desempeño sexual no son para los adolescentes de hoy razones para ponerse de novios y menos para enamorarse. En cambio, les importa más la atracción mutua en términos románticos, el amor, la confianza, la simpatía y la madurez emociona l.

¿Cómo se enamoran hoy los adolescentes? Tanto ellas como ellos colocan en primer lugar la atracción mutu a y el amor; segundo, la confianza; tercero, la simpatía, y cuarto, la madurez en el quinto lugar el atractivo físico

(para las adolescentes ocupa la posición novena) y para las mujeres, el deseo de tener una familia e hijos (que para ellos ocupa sólo el séptimo lugar).
Para el grupo femenino es menos importante que su pareja cocine o haga tareas domésticas. Las relaciones sexuales satisfactorias ocupan, para ellas, el puesto número 11, mientras que los varones les asignan el noveno lugar.
«Esta generación de adolescentes está compuesta, en muchos casos, por hijos de padres divorciados, familias monoparentales, chicos que tienen hermanos con los que no conviven… pero no es una generación que, por eso, tenga miedo de formar pareja y familia. Por el contrario, están más ubicados de lo que muchos adultos suponen. Y desarrollaron criterios propios para la elección de la pareja, que muchas veces son completamente distintos de los criterios que tuvieron sus padres».
El criterio para la elección de la pareja varía según la edad. Para los más jóvenes (de entre 13 y 15 años), juega un papel más importante el atractivo físico, mientras que a partir de los 16 años parecería que empieza a brotar el deseo de formar una familia y tener hijos.
La atracción mutua y el amor son los atributos más importantes, junto con la confianza y la simpatía. La posibilidad de las relaciones sexuales satisfactorias sólo aparece entre los varones mayores de 20 años.

También a partir de esa edad los adolescentes incorporan la educación y la inteligencia del otro como una de las prioridades.»
Los varones valoran menos las relaciones sexuales satisfactorias (para ellas ocupa el puesto 18° y para ellos, el 13°), aunque los más jóvenes dan más importancia a la castidad, que se posiciona con el número 16, para uno y otro sexo, contra los jóvenes para quienes ocupa el penúltimo lugar de preferencias, entre las mujeres, y nada menos que el último puesto para ellos.
«Las relaciones románticas juegan un papel importante en las transiciones del desarrollo adolescente.

A esa edad se consolidan procesos cognitivos y de construcción de las identidades sexuales. Enamorarse trae consecuencias positivas y negativas para un funcionamiento psicológico sano.

Los afectos positivos favorecen el desarrollo del pensamiento heurístico (técnica que busca la solución de un problema mediante métodos no rigurosos), ya que incorpora la intuición, las expectativas y las generalizaciones», explica uno de los informes preliminares del estudio.

Los adolescentes que se sienten felices tienden a ser más generosos y pueden tomar decisiones con mayor rapidez y eficiencia, según surge del trabajo. «Sentirse bien aumenta la confianza en los demás y en uno mismo.

Sentirse enamorado termina con el aburrimiento y provoca que los sujetos se sientan vivos y con ganas de hacer cosas, aumenta la tolerancia y la perseverancia frente a los errores y las equivocaciones».
¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?

Para la mayoría de las chicas que tienen entre 13 y 15 años significa «compartir cosas», mientras que los chicos lo definen como «tener un sentimiento profundo por otra persona». Gran parte de los adolescentes de entre 16 y 19 -tanto ellos como ellas- coincide en que estar enamorado es «querer estar todo el día con el otro». Entre los 20 y los 25, las chicas y los chicos lo definieron como «compañerismo».
«En esta edad, la atracción mutua no aparece entre los valores más seleccionados, el enamoramiento no aparece vinculado con tener proyectos en común y, a mayores edades, tienen menor valoración el respeto, el cuidado y la confianza».
La mayor parte de las expresiones de los adolescentes hacen referencia al componente afectivo emocional y la intimidad, mientras que el compromiso sólo puede inferirse a partir de la expresión «compartir cosas.»
Cuando se les consulta sobre si se casarían con una persona que reuniera todas las características deseadas, pero sin estar enamorados, la respuesta fue categórica: las mujeres dijeron responden con un NO tajante en el 92 por ciento de los casos, lo mismo que el 80 por ciento de los adolescentes varones.